Una vez más la agrupación brasileña se presentó en nuestro país dejándonos por demás satisfechos y demostrando que son realmente una banda de cualidades intachables.
Eran las 21:30 cuando se apagaron las luces de El Teatro y la intro del último álbum, Aqua, se hizo audible dando paso a la veloz y frenética `Arising Thunder´ que logró activar inmediatamente al público. Acto seguido, y sin darle tiempo a nuestros cuerpos para metabolizar la adrenalina recién generada, arremetieron con una tríada que nos dejaría completamente sin aliento. El pasado se hacía presente de la mano de la increíble “Angels Cry” (creo que una de las mejores composiciones que nos brindó ANGRA desde sus comienzos) seguida por “Nothing to Say” ejecutada impecablemente y finalmente “Heroes of Sand”. Demasiado para tan poco tiempo de show y la cosa aun tenía mucho por delante.
No había visto nunca a Angra con Edu Falaschi en las voces y la verdad, debo reconocer que el tipo tiene todo lo necesario: carisma, simpatía, formación y talento; en ningún momento añoré la presencia de Matos. Por otro lado, quienes lo acompañan, son una verdadera máquina. Ricardo Confessori y Felipe Andreoli, quienes quizás son los que menos se hacen notar, no flaquearon ni un instante brindando toda la fuerza y contundencia que azotaba nuestros pechos con cada tema que sonaba. Kiko Loureiro y Rafael Bittencourt…que decir?…señores, estamos en presencia de uno de los dúos de guitarras más talentosos de la escena. Estos dos violeros son sencillamente brillantes! Talento, virtuosismo, buen gusto, presencia, y todo aquello que puedan agregar, estos dos lo tienen. En cuanto a Bittencourrt no solo se destacó en su instrumento, sino que además lo hizo en las voces en un par de temas (sobre todo al final del show!). Y así, “The voice commanding you” fue la elegida para continuar el show seguida por “Waiting in Silence” de Temple of Shadows (en mi opinión el mejor álbum de ANGRA de la era post Matos), “Lease of Life” de Aqua, “Spread your Fire” de Temple of Shadows precedida por la oscura y tenebrosa intro “Deus le Volt” y “Awake from Darkness” también de Aqua. De esta manera, los brasileños repasaron un poco la discografía de su última época, donde Falaschi se siente más cómodo y saca absolutamente todo lo que tiene para dar, interpretando cada una de las composiciones con una pulcritud y prolijidad envidiables. Luego fue el turno de “Lisbon”, de la maravillosa “Carolina IV” extraída del excelentísimo Holy Land, ante la cual me inclino y aplaudo y, finalmente, para dar término a la primer parte del show, “Rebirth”.
Para el primero de los bises entonces sonaba la tercer intro de la noche y que ya nos anunciaba lo que vendría. “Unfinished Allegro”, tal como lo hiciera en la obra maestra de la banda, desplegó la alfombra roja para la majestuosa “Carry On” que generó un pogo descontrolado y eufórico que se mantuvo todo a lo largo del tema y su enganche con “Nova Era” en un medley que oficiaba de cierre de un show que quedará en nuestra memoria por mucho tiempo. La banda se despedía de las tablas y nosotros ya no podíamos pedir nada más. Sin embargo, todos sabíamos que ANGRA acostumbra cerrar sus shows con un cover, lo cual nos daba la pauta que aún faltaba algo más. Y así fue. El quinteto volvió a las tablas, pero esta vez con otra formación. Como si hubieran rotado sus posiciones en sentido antihorario, Andreoli se subió a la batería, Confessori tomó una de las guitarras, Falaschi la otra, Kiko agarró el Bajo y Bittencourt empuñó el micrófono para sacarle todo el jugo y demostrar que es tan bueno en las voces como con su guitarra. Apenas sonaron 2 o 3 notas todos habíamos adivinado de qué tema se trataba, pero creo que jamás lo hubiéramos imaginado. A apenas unos días del aniversario de la muerte de un grande (sino el más grande) como lo fue Ronnie James Dio, la atmósfera de El Teatro se teñía de rojo y el aire vibraba tumultuosamente con el grito de los cientos de presentes coreando al unísono una melodía grabada con fuego en todas las mentes. “Heaven and Hell” se alzó en el aire de una forma en que no lo había hecho nunca antes, en ninguna de sus miles de interpretaciones; pues esta vez, a un año de su muerte, Dio estaba por ahí, se sintió, nos puso la piel de gallina a más de uno y se infiltro dentro de Bittencourt para salir a través de su garganta cerrando un show que, ahora sí, quedará en la memoria de todos por siempre.
Lamentablemente, y al decirlo lo siento, el sonido no acompañó a la banda en esta velada. No sé cuál habrá sido el problema del sonidista, pero el volumen estaba extremadamente alto, lo cual hizo que, en ocasiones, nuestros tímpanos se tensaran al punto de estallar convirtiendo todo en una gran masa de sonido. No obstante, ANGRA pasó, tocó, cumplió, satisfizo y emocionó. Ovacionado y aplaudido, llevándose consigo toda la gloria de la noche y demostrando todo lo que son capaces de hacer, ANGRA se retiró para, seguramente, volver a visitarnos alguna otra vez más.
TEXTO y FOTOS: Estanislao Aimar
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