EXODUS en vivo en Argentina: “Diversión violenta y amigable”


Diversión violenta y amigable

Ya de por sí EXODUS es una banda a la que no conviene perderle pisada en vivo: siempre suena ajustada, y de la mano del gran Gary Holt la descarga de violencia está asegurada. Pero si a esto le sumamos el reciente retorno del cantante Steve “Zetro” Souza, la expectativa por este show tocaba un techo sin precedentes.

Sin embargo este reporte no puede dejar de mencionar la noticia de la mañana siguiente, que lastimó a todos los que estuvimos esa noche en Groove. Lamentablemente un fan murió esa noche, por causas aún desconocidas, hacia el final del show. Luego supimos en el ambiente que se trataba de Gustavo, bajista de KRONOS, banda de thrash argento. No voy a ahondar en este suceso ya que fue un hecho que en el momento del show pasó desapercibido para la mayoría, y todo lo que escriba sería en base a lo leído en los medios. Sólo expresar condolencias desde nuestro lugar a su familia y banda.

La música comenzó temprano con EXAGORTH, que mostró un thrash moderno, grave y gutural, que coquetea con el death. EXAGORTH mostró personalidad, pero como suele pasar en estos casos, el sonido no los ayudó para que el público pudiera disfrutarlos en plenitud. Como toque distintivo me quedo con la labor de su bajista, que sale de las técnicas tradicionales thrasheras e incursiona en tappings y slap. Espero oír más de ellos en el futuro, para confirmar la buena impresión que dejaron.

Los segundos anfitriones fueron los experimentados CERTERA, a quienes ya tuve el placer de escuchar teloneando a KREATOR. ¿Qué decir de una banda a la que le sobra barrio, experiencia y por sobre todo, huevos? Sonaron más que aceptablemente, apoyados en la aplanadora tarea de Katto en los tambores y con todo el carisma de Pipa en la tarea de frontman. Con su voz aguda y rasposa llevó al público por temas como “Aflicción Universal”, gritando la frase “Sin dolor no hay amor”, o intimidándonos a todos con “Estamos muertos?”. Velocidad en dosis terapéutica, complejidad compositiva y gran nivel técnico es con lo que CERTERA nos entretuvo antes del plato fuerte.

Y el plato fuerte llegó. Era un plato de esos clásicos, de los que te hacía tu vieja, los que comiste mil veces y un día no probaste más. Hasta que te lo vuelven a servir, y recordás lo simple y delicioso que era. En el escenario estaba EXODUS. Pero la máscara de proa de ese barco de guerra ya no era el poderoso Rob Dukes, sino el viejo y carismático Steve Souza. Y eso hizo el romance aún más profundo. Si bien con Dukes EXODUS ganó en brutalidad, el ceceoso Souza demostró en pocos segundos que quien mejor lleva la bandera de odio de los de San Francisco es nadie más que él. Sin preámbulos y con un sobrio escenario tapizado con el banner del disco que están lanzando en este momento, “Blood In, Blood Out”, Gary Holt y su tribu salieron a la pista con “Bonded By Blood”. Todo lo que a uno se le pudo cruzar por la cabeza al ver caminar por el escenario a este Souza entrado en kilos y corto de pelo se disipó al escuchar su intacta voz. La sensación que quedaba en el aire es “esto sí es EXODUS”.

Siguió el tema que, al menos a mí, primero me vino a la cabeza cuando me enteré de que Zetro estaba de nuevo en la banda: “Scar Spangled Banner”, tema que abría aquel gran “Tempo of the Damned”.  El Circle pit fue inmenso e instantáneo, y siguió poblándose con “And Then There Were None”. Así se perfilaba lo que sería el tono de todo el setlist: Clásicos, clásicos y más clásicos. Sólo tres temas hicieron de la era post Souza, y ninguno del nuevo disco que editaban al día siguiente (quizás este sea el único pendiente que nos dejaron en la noche).

La energía de EXODUS en vivo es casi única en su género, y se acentuó con el regreso del frontman. Es una energía de violencia, pero a la vez como con una especie de buena onda. Al verlos en el escenario interactúan como un grupo de viejos amigos. Holt sonríe, Souza se mueve al compás de la música, Tom Hunting se para sobre la batería para agitar al público. Y para complacernos a todos, nos cuentan que por estar tocando en Sudamérica, incluyen en el setlist “Metal Command”, y ahí sí, la picadora de carne se prende en velocidad máxima.

En un show donde la mayoría de las canciones son del álbum debut de 1985, también hacen lugar para la era más reciente, y meten “Iconoclasm” y “Children Of a Worthless God”, del disco “The Atrocity Exhibition”. ¿Cómo suena Zetro en los zapatos de Dukes? Hace que estos temas sean aún más EXODUS, y sin perder una gota de brutalidad.

La gente, caliente y efusiva (como suele pasar en estos shows), no paró de cantar y poguear, y hasta logró captar la atención de los músicos con el masivo “Olé, olé, olé…” que EXODUS se encargo de transformar en un tema improvisado en el mismo momento. Siguiendo las notas de lo que el público cantaba, le metieron machaque y doble bombo, para terminar todos en un headbanging que coronaba la hermandad entre la banda y su audiencia.

Así continuaron, incluyendo “Pleasures of the Flesh”, la infaltable “Piranha” y cerrando la primera parte del show con 4 clásicos demoledores: primero, el combo de “Tempo…” de “Blacklist” y la furiosa “War Is My Shepherd”, para luego viajar a la época de “Fabulous Disaster” y hacer “The Toxic Waltz”. ¿Él último tema? Se me pone la piel de gallina de sólo recodar “Strike Of The Beast”, y el ya clásico wall of death, ahí donde Zetro divide al público en dos bandos y a la voz de “Go!” (que vendría a ser como el “Ahura!” del thrash) se revive una especie de batalla campal del Medioevo.

Pero eso no sería todo. Luego de unos minutos volvieron por más, y nos sacudieron con “The Last Act Of Defiance”, para terminar después con el mismo tema que vienen cerrando hace unos años: “Good Riddance”, del último álbum con Dukes en la voz, “Exhibit B: The Human Condition”.

Con un show que no bajó nunca en la intensidad, despilfarrando clásicos y con un sonido más que aceptable, EXODUS pasó una vez más por los escenarios porteños. Sólo nos resta esperar un retorno en breve, sobre todo para que esta vez sí nos muestren en vivo el nuevo material.

TEXTO: Francisco Mancini

FOTOS: Ignacio Cangelo

 


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