No creo en las Brujerías, pero que las hay…las hay
No sé si será por la barba seudo eclesiástica que luce, pero sentí ganas de decirle a mi editor eso del “Perdóneme, padre… he pecado”. He pecado, sí, porque nunca escuché BRUJERÍA y ante la presentación de la banda en Groove, no decidí interiorizarme ni un poquito antes de asistir. Me saqué la pilcha de cronista y fui a experimentar qué onda.
Tres soportes fueron los responsables de entretener a la gente. Lamentablemente, los chicos de 100% HATE no tuvieron mucha gente a la cual entretener porque cuando pisaron el escenario, apenas si había alguien. Una pena sobre todo por ellos, ya que desde su misma apariencia se notaba que son fans de BRUJERÍA. CASTIGO subió con un machaque que por desprolijo no dejó de ser brutal. Un trío que por alineación escénica (bajo y voz, más viola y batería), te dejan un cierto aroma a DESTRUCTION o SODOM. El último soporte era BRETAYER. Poco qué decir de ellos, oficio y machaque en grandes dosis. Siempre efectiva como front-woman, SILVINA HARRIS nos gritó a la cara sostenida por dos guitarras siempre filosas, y nos recordó que mientras no vuelva ARCH ENEMY por estas tierras, en BETRAYER tenés un respaldo sólido.
Con alguna tardanza, aunque leve, Brujería llegó al escenario. Lo que parecía poco creíble para este cronista sucedió, y Groove pronto pasó a estar un ¾ lleno, cuando hace tan solo media hora hasta sentías frío en el recinto de Palermo.
Para un desconocedor como quien escribe, lo más llamativo fue la sensación casi caricaturesca de la banda. Al ignorante se le puede asomar como si fueran una versión “chicana” de SLIPKNOT; al verlos con sus pañuelos tapando sus rostros al estilo bandoleros. Pero luego caés en la cuenta que la banda existía desde mucho antes que COREY TAYLOR y los suyos pisaran un escenario, y ya mirás todo con otros ojos.
Lento pero seguro, caí en la cuenta que BRUJERÍA no es ni más ni menos que una banda de culto. Leyendas de otras bandas han estado en la alineación: DINO CAZARES de FEAR FACTORY, SHANE EMBURY de NAPALM DEATH y otros nombres pesados del metal mundial se han puesto el pañuelo en el rostro.
No me preguntes de los temas porque no conocía ni uno, y hasta casi me costó distinguir uno del otro. Pero, ¡qué me importa! Más allá de la leyenda propia que es la banda, tenía a mi amigo JEFF WALKER, de CARCASS, aquí llamado EL CYNICO. Reconozco que me pasé medio recital conteniendo las ganas de pedirle que toque “Heartwork”, pero luego me acostumbré a la idea de verlo tras su pañuelo sosteniendo una banda que en realidad se sostiene sola. El violero me pasó bastante desapercibido, aunque cumplió con el machaque sucio que el estilo requiere. Párrafo aparte la cantante PITITIS. Imagínense una versión clase V (porque con B te quedás corto) de la Khalessi, gritando de aquí para allá en algunos temas, agregando coros y una tercera voz. Mucha potencia en sus escasos centímetros, aunque si según escuché lo que los fans destacaron más fue la “empanada” que trajo, debo suponer que su destreza culinaria era más valorada que su voz. Eso sí, si hubo empanadas a mí no me llegaron, ni de carne ni de jamón y queso.
Los cantantes se fueron pasando la posta a la hora de sostener al público, en una especie de dueto desprolijo pero efectivo para show, gritando consignas a diestra y siniestra, demostrando que no por nada la gira se llama “Fuck Donald Trump”. Por un lado se me hizo loco pensar que un inglés como JEFF o NICK BARKER cantando contra “La Migra”, la temida policía de inmigraciones yanquee.
Ah, BARKER, me estaba olvidando de él. Batero amigo, te perdiste una clínica de cómo tocar batería en el metal extremo. Quizás el grind-core, death o como sea que rotules a BRUJERÍA no sea CRADLE OF FILTH o DIMMU BORGIR; pero al gordo poco le importó. Una máquina, el tiempo que iba a 10.000 km/h en el doble bombo parecía detenerse de repente para darle lugar a un justísimo golpe de platillo. Un infierno.
Lector querido, espero sepa disculpar que no te hago un detallado de los temas tocados y los tópicos que suelen caracterizar a la banda (igual no se queden mal, hubo machete en mano y sonó “Matando Güeros”). Espero ustedes, y mi barbudo editor desde luego, sepan disculpar esta patinada periodística, lo quise experimentar y me salió bien, porque aunque digan que las “brujerías” no existen, que las hay… las hay.
Texto: Rodrigo San Miguel
Fotografía: Caro Staley
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