El pasado 28 de Mayo, THE WINERY DOGS (TWD) hizo su segunda presentación en Buenos Aires y METAL-DAZE estuvo allí para cubrir el evento.
Voy a ser sincero de entrada, no va a ser una reseña ni muy larga ni muy benevolente puesto que se dieron una serie de situaciones que realmente opacaron una velada que estaba llena de expectativa e ilusión.
Más allá de ser un redactor de este medio, soy también un seguidor del género y, como la vez anterior no había podido ir al show, realmente tenía muchas ganas de verlos esta vez. Admiro a cada uno de los músicos que integran este “supergrupo” y su historia. Seguí a Portnoy desde sus comienzos con DREAM THEATER, a Kotzen en POISON, Mr. BIG y su carrera solista y a Sheehan en Mr. BIG. Cada uno de ellos un monstruo en su instrumento con un talento indiscutido. Sin embargo, lo que vi esa noche, distó mucho de lo que esperaba de la unión de estos grosos sobre un escenario.
Por supuesto, no voy a negar la calidad musical, sonora o técnica de la noche. En ese sentido no tengo críticas. Un sonido impecable, una técnica superlativa y una prolijidad musical sin igual. Todo esto acompañando un setlist muy bien elegido que dejó a todos los seguidores y presentes más que conformes. El público se vió bastante animado, coreando, saltando y agitando cada tema. Pero faltaron cosas y sobraron otras que, en mi opinión, no corresponden a una banda con el profesionalismo que, se supone, tienen estos músicos.
En primer lugar, minutos antes del show, mientras me dirigía al recinto, recibo un mensaje diciendo que la banda no iba a admitir fotógrafos en el pit de prensa delante del vallado. Sin razón aparente decidieron que no iba a haber fotógrafos allí. Desde mi humilde punto de vista una falta de respeto y consideración dado que todos nosotros (los fotógrafos – yo fui en condición de fotógrafo y cronista) ya estábamos en camino, incluso algunos ya allí, invirtiendo tiempo y equipos en algo que no había sido pactado así desde el comienzo. No nos negaron la entrada al recinto pero nos dijeron que saquemos desde donde y como podamos; cosa que en un Vorterix colmadísimo de gente era una tarea, prácticamente imposible. Esta es la razón por la cual la cobertura no cuenta con fotos. Realmente era imposible meterse entre el público con la cámara para lograr fotos medianamente decentes; no cabía un alfiler entre los asistentes.
En segundo lugar, también poco tiempo antes del show, la banda decidió suspender la presentación de los soportes (AEREA y TRIAL X); quienes habían invertido muchísimo tiempo y dinero preparándose para el show de esa noche; y ni hablar de la cuestión emocional! De la ansiedad y las ganas de presentarse como teloneros de una banda del renombre de TWD. Una actitud con una falta de ética profesional absoluta.
Por último, y ahora sí abordando la cuestión netamente artística y musical, creo que el show brindado por TWD no estuvo a la altura de sus trayectorias. Sin conocer aun el trasfondo de lo que había ocurrido en ese momento (luego me enteré que habían sufrido demoras en aduana y eso, lógicamente, alteró el humor de los músicos y retrasó la agenda para la noche), noté una banda desconectada. Sí, la sensación era que cada uno estaba tocando su instrumento pero algo fallaba en la química entre los tres. No se los notaba disfrutando de lo que hacían ni interactuando pasionalmente entre ellos. Cada uno siendo una eminencia en lo suyo, como ya dije, mostrando una técnica y una prolijidad envidiables, no lograron transmitir pasión. Por el contrario, a juzgar por la interacción con el público y la manera en que se fue sucediendo el setlist, la impresión que me causaron era que querían terminar de tocar para irse a dormir. De los tres, Portnoy era quizás el más molesto. A tal punto que en un momento se lo vió revolear con furia un redoblante por el aire (supongo que se le habría roto o algo así), sin dejar de tocar, ni interrumpir la canción mientras dirigía una mirada aniquiladora a su plomo. Me llamó mucho la atención que esta acción del baterista haya sido vitoreada y elogiada por los presentes, casi como festejando la imagen del “macho rockero y jodido”, algo que podría haber entendido si Portnoy tuviese 20 años…pero tiene casi 50!! Me parece que la imagen del rockero rebelde ya lo hace quedar más en ridículo que en ídolo, pero bueno, es mi visión. Esta acción volvería a repetirse hacia el final del show por el solo hecho de volver a hacerlo.
En síntesis, una noche muy difícil de describir. Desde lo objetivo puedo decirles esto que les cuento. Ahora, desde la pasión del fan quizás es difícil ver las cosas así puesto que uno va a ver a su ídolo y poco le importa todo lo demás que pueda pasar y, en cierta forma está bien siempre y cuando esas cosas no perjudiquen a otros. Entiendo que uno no se fije en el sonido si estuvo bien o mal, o si las luces fueron adecuadas o no; o si podrían haber traído más o menos pirotecnia. Pero colgar a los soportes, privar a la prensa de hacer su laburo (que hubiera estado bien si esto estaba claro desde el ppio) o revolear instrumentos acusando al plomo con la mirada, no me parece que sean cuestiones justificables bajo ningún concepto; menos aun si se trata, como dije, de adultos profesionales de la trayectoria de estos tres.
Eso sí, me saqué las ganas de poder ver a Kotzen en vivo, de volver a ver a sheehan y de escuchar por un rato un Hard Rock de altísima calidad; lástima que no haya podido disfrutarlo plenamente por todo lo descripto. Esperemos que haya una nueva oportunidad para que puedan reivindicarse y darnos el show que todos queríamos ver.
Texto: Estanislao Aimar
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