El thrash destruye Buenos Aires
El sábado 29 de septiembre DESTRUCTION pisaba una vez más suelo argentino. Años pasaron desde su última visita, 8 aproximadamente, tiempo necesario para generar gran expectativa en sus más fieles devotos.
El Teatro Vorterix sería el sitio elegido por la producción del evento, con algún falso rumor de cambio eventual, que desconcertó a varios de los acudientes.
Si bien se trató de una noche de esas primaverales lluviosas, inciertas y típicas de esta época, el público se hizo presente, poniendo bastante a tono el recinto. Para los más tempraneros en llegar, fue desconcertante ver muy poca gente dentro, pero al acercarse la hora del show principal, si uno observaba a su alrededor los espacios yacían un poco más ocupados.
Situación aparte sufrieron las primeras bandas invitadas, ya que no gozaron de la cantidad, a mi entender necesaria de público, para poder mostrarse. Esto es algo que suele darse en repetidas ocasiones, y es de público conocimiento, “VENGAN TEMPRANO A VER A LAS BANDAS” dicen, pero evidentemente la rebeldía aún es un síntoma muy recurrente dentro del público metalero.
El show comenzaba 21:30 hs, 30 minutos retrasado en base a su anuncio, pero les puedo asegurar que este comienzo fue descomunal. Con “Curse the Gods” literalmente salieron a romper todo, profesionales en su materia, un trío que te pasa por encima, agresivo, preciso y claro. Fue una sorpresa esa claridad, aun sabiendo que las bandas hoy en día tienen la capacidad de lograr esto en vivo, en este caso lo sentí un punto por encima de cualquier banda que he sabido escuchar.
Algunos problemas en este comienzo hicieron que los músicos desaparecieran literalmente, dejando a su “New Muchacho” como lo presentaba Schmier unos cuantos minutos después, abandonado en el escenario. Randy Black “New Muchacho” para quienes estábamos presentes, sin perder un segundo, comenzó a mostrar sus habilidades en un solo corto, pero que se llevó la atención de todos. Particularmente disfruto mucho de este tipo de solos espontáneos, porque tienen ese no sé qué de la espontaneidad que, sin quererlo, te da un pequeño curriculum de quien lo ejecuta.
El show debe continuar, y haciendo honor a la gran frase, la banda se volvió a completar arriba del escenario, y continuo como si nada hubiese ocurrido, “Armageddonizer”, “Tormentor” y “Nailed to the Cross” con su estribillo cantado hasta por los que menos conocimiento teníamos, fueros las 3 al hilo que volvieron a encender una llama que nunca dejo de flamear.
Y si de llamas, y flamas hablamos, estos 3 muchachos, que quizás de muchachos no tengan nada, continuaron dando cátedra de actitud y thrash old school.
Profesionales en su área decía en párrafos anteriores y cabe destacar, más que cabe, se debe destacar, la labor, impronta y actitud de Schmier, el tipo es literalmente una máquina, Headbanging sin freno, líneas vocales totalmente osadas. Es decir, este experimentado personaje del trash, logra frasear cerrando con unos falsetes tan pero tan agudos, que por momentos uno llega a dudar de que no se trate de un sampler.
El bajista y vocalista, tiene su show aparte, ya que cuenta con tres micrófonos, por los que se desplaza durante todo el show, y en todas las canciones, como si estuviese coreografiado. Al momento de tener la palabra, agradeció a todos los allí presentes y menciono estar al tanto de la difícil situación gubernamental en nuestro país, coronando la frase con un ovacionado “Fuck the Politics”.
Mike Sifringer el más longevo si de continuidad hablamos dentro de la banda, es uno de esos guitarristas dedicados. Durante todo el show, muy pocas veces se lo vió conectando con el público. Constantemente estuvo pendiente de su instrumento, destilando cuanto machaque y solo estuvo a su alcance. Otro relojito, perfecto y preciso, de esos que, aunque intentes encontrarle falla, te deja con bronca al no poder hacerlo.
“Mad Butcher”, “Dethroned”, “Life Without Sense” , los Alemanes continuaban haciendo estragos y así fue hasta la última interpretación.
Momento de invitados y sorpresas, y de esta forma ingresaba a escena Damián Salazar. El joven guitarrista callejero, habitúe de la calle florida desde hace muchos años, apareció en escena para demostrar su talento una vez más, metiendo cuanto arreglo y solo le fue posible durante una canción. Un lindo gesto de los protagonistas de esta noche, quienes lo despidieron luego, con gestos de respeto.
Todo concluye al fin y Schmier se pronunciaba una vez más “Son 35 años de carrera y es difícil saber para nosotros que quieren escuchar, entonces díganme, que es lo que quieren escuchar”, así que tras los gritos y pedidos “Fuck the USA” cover de THE EXPLOITED, fue la anteúltima en sonar, para un público que continuaba corriendo en círculos, y haciendo volar vasos casi vacíos con restos de alguna bebida desconocida.
“Bestial Invasion” sería la última, para dar cierre a una noche, que termino como empezó, con el thrash destruyendo Buenos Aires.
Texto: Diego Villares
Agradecemos a Coco Cabrera de GS Prensa por la acreditación al evento.
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