Año: 2013 | País: Argentina | Sello: Straightwar Records
Lista de temas:
- Empress the night (instrumental)
- Premonitions (Nightmares)
- Temples of fear
- The sands of time (For me are running low) (instrumental)
- Lost in the desert
- Supremal beings
- Damned
- Afterlife (instrumental)
- Am I the only one?
Bonus track:
- Kodama (instrumental)
- Hunger/Anger (instrumental)
Catorce años son los que pasaron para que Vril diera a luz su primer disco editado oficialmente. Si bien la banda desde el año 2000 viene editando una serie de Demos (I (2000), II (2003) y III (2007)), “The Keeper Of The Sacred Flame” se alza como el producto más importante en la carrera de la agrupación definitivamente. Muchos de sus seguidores seguramente pedían la llegada de este tan ansiado producto, no solo para la banda en sí, sino también para parte de toda la escena patagónica, esa misma que los vio batallando durante años sobre varios escenarios. Recordemos que la banda ha tenido la chance de haber sido soporte cuando corría el año 2009 de bandas de renombre como Angra, por nombrar alguna. Nativos de la Capital Nacional Del Petróleo, Comodoro Rivadavia (Chubut), fieles a la función de su ciudad se visten de negro para desplegar lo que mejor saben hacer a través de un género fusionado. Estamos ante una banda de heavy metal, pero no clásica, realza esas raíces con ciertos estilos traídos del power metal y una sólida base de guitarra de sonidos modernos.
La intro “Empress The Night” da la bienvenida al disco a través de unos teclados que marcan sinfónicamente la propuesta para que el disco definitivamente explote con “Premonitions (Nightmares)”. Y desde él vamos la banda muestra la faceta que anteriormente describí, aunque hay algunas cuestiones que comentar. Vril no es la clásica banda de heavy metal o power que comúnmente podemos conocer. Sus composiciones atraviesan una serie de vaivenes que se fundan sobre las influencias que cada uno de sus integrantes tienen y las terminan mimetizando en esta especie de fusión metalera moderna. Quizás el hecho de que posean temas, donde en su mayoría, superan los cinco minutos de duración, les da la chance de poder jugar con eso, e ir variando dentro del mismo género y hasta quizás jugarse con algún solo de guitarra de raíces más thrasheras. El sonido logrado en el disco es bueno, no vamos a decir que roza la excelencia, pero si hablamos de que fue concebido en la ciudad natal de la banda, donde no se cuenta seguramente con disponibilidad de estudios con tecnología de punta como en la ciudad autónoma, el producto logrado es súper eficiente. Se editaron 500 copias y en la actualidad se ha distribuido en distintos puntos del país.
La voz de Juan Pérez (Lord Komma) fácilmente con sus tonos agudos te hacen recordar a grandes cantantes del ayer, algunos hoy en día vigentes, pero por sobre todo gloriosos de la escena power alemana de los ’90. Seguramente, tanto Juan como Cristian Siervo (guitarrista líder y miembro fundador) se llevan los laureles de la propuesta, sin desmerecer al resto claro. Tanto el sonido creado por las guitarras, y acá lo incluyo a Nicolás Elgueta, como el orden cronológico que marca la voz han llevado a Vril a ser la banda que es y otorgarle ese sello característico. Así todo, la banda es uniforme en todo el disco y cada uno de los instrumentos se escuchan definitivamente bien. Me llamó poderosamente la atención el sonido logrado desde el bajo que lidera Ariel Morales, ya que para el género que practican no es un instrumento que siempre vaya al frente y se lo escuche tan nítido. Quizás la misma capacidad del músico influye como también el ajuste que le han dado desde las perillas.
Fieles a los orígenes del heavy metal la banda compone todos sus temas en inglés, cuestión que le da una cuota más internacional al proyecto; “Temples Of Fear” navega por una atmósfera similar a las características descritas, menos potente quizás y un tanto más trabada que sus antecesoras, pero contundente. La llegada de las acústicas traen historias aparejadas de la mano de la instrumental “The Sands Of Time…” a la que acto seguido se le une la poderosa y quizás más sucia canción que tiene la placa, “Lost In The Desert”. Es poderosa y aguerrida y pierde cierta armonía con la cual la banda se venía mostrando. Si debo destacar el interesante trabajo realizado por Martín Guerrero tras los parches, quien alterna entre diferentes velocidades y gestos técnicos que se acoplan bien claros al momento de los solos de guitarra, los cuales siempre van al frente, rápidos y con ciertos aires maidenianos. Un doble pedal desde el fondo y una más que grata introducción con unos solos de guitarra dan inicio a “Supremal Beings”, que de ciertos toques progresivos, como en los cuales la banda se manifiesta en distintas partes del disco. Todo esto también confluye para que Juan muestre sus dotes y lleve sus voces más para el lado de Halford en la época de Fight y porque no a la etapa de Tito García con Lethal en los años dorados de “Bienvenidos…” o “Warriors”. Es por eso digo e insisto, es una banda que transgrede fronteras y no podemos encasillarla bajo un mismo rubro musical.
Los cantos melódicos acompañados de acústicas llegan a través de “Damned”, que más allá de ser la canción lenta del disco, sirve también para mostrar que la banda puede recorrer otros ámbitos y quitarle al disco esa cierta monotonía donde no necesariamente tienen que estar todos los instrumentos presentes. La aparición de un nuevo instrumental en el disco llega a través de “Afterlife”, que no solo es el tema más largo, sino que compone este bloque que han definido para el disco en sí de varios temas donde la voz se ausenta adrede. Un solo de bajo oscuro y bien logrado, invita para que a posterior la banda se acople con “Am I The Only One?”. El disco lo cierran una serie de instrumentales más, “Kodama” da la estocada inicial, para que luego el broche de oro lo ponga “Hunger/Anger” la cual es parte cantada y parte instrumental.
No quiero despedirme sin decirles que debo darle un punto extra tanto al diseño, pero por sobre todo al arte de tapa logrado por Alberto Navarro (quien también realizó las tapas de los anteriores demos), gran logro en la presentación del formato digital. Si bien la banda esperó durante muchos años para contar con un disco editado oficialmente, la realidad indica que una vez editado el disco, por diferencias musicales y/o personales, tanto Juan, Ariel y Martín se alejaron de las filas de Vril para armar proyectos particulares o dedicarse a sus vidas fuera de la música. Con lo cual la mala quizás es que el disco nunca pudo ser presentado oficialmente, más allá de que en algún último show la banda mostró parte del presente.
Al día de la fecha tanto Cristian (miembro fundador) como Nicolás se encuentran en proceso de re-armado de la banda, tarea poco fácil por cierto. Pero si pensamos que a las bandas patagónicas siempre les toca resistir por una u otra cosa, seguramente esa hostilidad, que poco tiene que ver con la estepa arbustiva y el fuerte viento, les marque el camino por el cual deben continuar.
Agradecemos a la banda por el material.
Autor: Hernán Mazón