Un artista debe ser inquieto. Casi como un niño grande debe bucear en su interior y encontrar los aspectos que permitan hacerlo crecer como persona, como ser humano y fundamentalmente como creador. No hay en su interior algo dado o establecido. Todo debe ser cambio, empuje, revolución en el sentido estricto de la palabra. Cuando uno ve a Steven Wilson en el escenario se da cuenta que su búsqueda es intensa e incesante en pos de este objetivo invisible. Cada momento de su show está pensado milimétricamente para disparar sensaciones, sentimientos, acciones, con la música como protagonista y a la vez como excusa.
Desde antes del inicio del show el flaco Steven optó por situarnos en tiempo y espacio. Un doble telón centro de proyecciones, dio la pauta de la dimensión que tomaría el espectáculo minutos después. Cinco minutos después de las 21:00, hora estrictamente pactada, “No Twilight Within the Courts of the Sun” sirvió para que la banda en silencio apareciera para romperlo. Así aparecieron en orden Marco Minnemann(batería), luego Nick Beggs (bajo, chapman stick y voces), Adam Holzman (teclados y sintetizadores), Niko Tsonve (guitarra), Theo Travis (vientos) y, por último y Steven Wilson de actitud simple y despojada. Desde el inicio donde uno se debatía en observar las imágenes que separaban la banda del público mediante el teló, la banda por si sola o intentar amalgamar los dos aspectos. La música empezó a fluir desde los particulares aspectos que propinían cada uno. Tanto desde la mágica unión de las guitarras de Wilson y Tsonve, la contundente y apabullante base formada por Minnemann (un verdadero acróbata de los parches) y Beggs (una especie de pulpo maníaco tras las cuatro cuerdas), sumados al aporte sutil de Travis y los climas muchas veces cercanos al sonido jazzero de Holzman, uno podía construir espacios sonoros y mágicos. Cada quien hacía, deshacía y volvía hacer. Mientras tanto, las imágenes construían un espacio nuevo y singular para lo que la música solamente insinuaba en cuanto a lo estríctamente sonoro.
Precisamente “Index” una particular mixtura entre lo electrónico y lo tradicional dio la pauta de que la propuesta iba más allá de los límites de la percepción humana. Entendiendo esto Wilson apostó a que las imágenes guiaran esa percepción para disparar recuerdos, sensaciones y sentimientos. “Deform to Form a Star” con una belleza inucitada desde el inicio, fue pequeña y emotiva hasta las lágrimas. “Sectarian” volvió a la densidad e intensidad sonora que caracteriza a ciertos pasajes de “Grace of Drowing” segundo disco solista de la voz de Porcupine Tree. Además sirvió como punto de quiebre del show, tanto por la dinámica que propuso la banda como también porque promediando el tema, el telón que hacía de separación entre banda y público cayó en su totalidad depojando la separación mediática y transformando ahora el show en un espectáculo de tracción a a sangre con la imágenes reflectadas en una inmensa pantalla por detrás de la banda.
TEXTO: Carlos Noro
“Postcard” otro de tema pequeño y suti fue otro de los grandes momentos del show sostenido en la belleza de la voz de Steven, concentrado al máximo en cada instante del concierto. “Remainer The Black Dog” fue oscuro y pesado acompañado con las referencias a su video de difusión que incluye un demonio teatral sucrcando el ambiente. “Harmony Korine” apostó más a la estética surrealista y un homenaje al viejo cine europeo de los años treinta. La densa “Abandoner” cerró está especie de trilogía que video-musical en la que la banda supo, como a lo largo de toda la noche, ceder cuando fue necesario algo de su protagonismos a las imágenes.”Like Dust I Have Cleared From My Eye” fue una canción pequeña en cuanto a pretensiones pero enorme en emotividad. “Luminol” fue presentado por Wilson como un tema nuevo a incluirse en el próximo disco donde la banda actuaría como tal en cuanto a lo compositivo. “No Part Of Me” fue uno de esos temas enredados en lo progresivo que sirvió para que todos los integrantes mostraran sus uñas. Antes de los bises, “Raider II” mostró un aire a Tool sin serlo, cambiando cierta locura por algún que otro toque de Free Jazz.
Precisamente la presentación solista de Wilson dio la pauta de cómo ha sabido leer el desarrollo temporal entre la movida progresiva de los setentas y bandas como Tool que han retomado esa atmósfera y han llevado la experimentación visual y sonora hacia límites insospechados. “Get All You Deserve con la banda a pleno enmascarada homenajeando la tapa de “Insurgentes” fue el cierre oficial para el show solista de Wilson en un nivel apoteósico. Los nuevos bises trajeron al esmirriado vocalista con su guitarra para realizar dos canciones de Porcupine Tree “Even Less” y “Trains” que podrían, a esa altura, haber estado o no. Con un show superlativo en cuanto a propuesta, despliegue y sonido, estuvieron Steven Wilson y su banda por primera vez en Argentina. Un verdadero placer haber estado ahí.