Fecha: Martes 6 de Junio | Horario: 19:50 hs. | Lugar: Luna Park | Banda Invitada: CTM Claudio “Tano” Marciello (en versión instrumental) |
Seguramente aquellos que no han seguido la carrera de Claudio “Tano” Marciello luego de su partida de ALMAFUERTE, se preguntarán cómo llegó un referente indiscutible del metal pesado local a ser el elegido por el mismo VAI como apertura de su concierto, al punto que el mismo guitarrista (en uno de sus frecuentes gestos de humildad y buena onda) estuvo al costado del escenario observando y escuchando el set del Tano. Lo cierto es que este set especial preparado para la ocasión, con la principal característica de ser íntegramente instrumental, dio cuenta de todas las virtudes que tiene Marciello a la hora de ejecutar su instrumento. Visiblemente emocionado y agradecido por ser parte del show y por la respuesta de la gente (para quien su presencia fue un plus para ir temprano al show), a lo largo de diez canciones pudo mostrar su capacidad para darle vida a las canciones generando una impecable síntesis entre lo pesado, lo melódico, lo telúrico y en particular dando cuenta de que más allá de su indiscutible capacidad técnica, su mayor habilidad es hacer buenas canciones con melodías recordables e identificables. Con una banda capaz de acoplarse perfectamente a su propuesta (gran trabajo de Melina Marciello en batería, Leandro Radaelli en bajo y Giuliano Noé en guitarra), la sensación es que cada uno de ellos sabe encontrar su lugar en la música de CTM para brillar y al mismo tiempo enaltecer la propuesta general del grupo. Canciones como “Caballo Negro”, “Sopla el Pampero” y “Ceibo” de ALMAFUERTE junto a otras propias como “De Pie”, “Querido Padre” o “Por el Sudaca” de su carrera solista, todas arregladas especialmente para el show, fueron algunos de los momentos que terminaron por redondear un set contundente, rockero y entretenido. El aplauso final de un Luna Park a punto de llenarse fue el mejor premio para una gran noche para CTM con una conclusión que quedó flotando en el aire: así se toca la guitarra en argentina.
STEVE VAI: A viajar por el Universo
A diferencia de otros “Guitars Heroes” engendrados en los ochentas, STEVE VAI tiene una característica que lo separa de todos los otros shredders. Mientras la gran mayoría solo se preocupa por hacer un culto a la velocidad y a la técnica desenfrenada, STEVE sabe darle a su música, sutileza y melodía; algo que permite ver que más allá de su inobjetable virtuosismo detrás del instrumento hay también una búsqueda notoria por utilizar elementos propios del formato canción en sus composiciones.
Como era esperable el inicio del show fue con “Avalancha” una canción de su último disco “Inviolate” que además le dio nombre al tour que el norteamericano viene haciendo por Sudamérica. Con una vibra cercana al hard rock, VAI y el guitarrista rítmico Dante Frisiello (quien también aportó teclados en varios momentos del show) mostraron el primer “truco” de la noche: en vez de ejecutar en conjunto las clásicas guitarras gemelas de los ochentas, los dos guitarristas realizaron un uso gemelo de las palancas haciendo vibrar el instrumento de una manera muy contundente y complementaria. Algo similar sucedió unos minutos después en “Little Pretty”. La canción con una atmósfera espacial (una de las obsesiones del estadounidense), llevó la música a otros estados que también son parte del infinito universo de VAI.
En este sentido la impronta blusera de “Tender Surrender” generó la primera ovación de la noche, principalmente porque fue una de las tantas que mostró la sutileza del guitarrista a la hora de ejecutar su instrumento. Si bien fueron muchos los momentos donde STEVE puso de manifiesto su capacidad de tocar a toda velocidad y no pifiar ninguna nota; en los momentos donde las dos pantallas gigantes ubicadas al costado del escenario filmaron sus manos, se pudo apreciar con claridad y profundidad la relación que el estadounidense tiene con la guitarra. No es exagerado decir que el instrumento es una extensión de su cuerpo. El nivel de sensibilidad, sutileza y sensualidad que logró en canciones como “I’m Becoming”, “Whispering a Prayer” o “Building the Church”, solo por citar algunas; dieron la pauta de que es un fuera de serie en cuanto a estilo y modo de encarar la ejecución de las seis cuerdas.
En el contexto de un show que tuvo algunos momentos clásicos de los ochentas como los respectivos solos de los músicos acompañantes (el del baterista Jeremy Colson de impronta sorprendentemente metalera para lo que uno espera de una banda como la de VAI, el breve y pirotécnico solo del bajista Philip Bynoe, el efectivo solo de Dante Frisello y la curiosidad de que que para “Incantation” invitaron a todos los técnicos de guitarra y bajo a tocar la canción y coreografiarla) la sensación general del set fue que STEVE VAI decidió mostrar su faceta más actual (a la ya menciona “Avalancha”, se sumaron “Candlepower”, “Greenish Blues”, “Little Pretty”, “Teeth of the Hydra” y “Zeus in Chains” de “Inviolate” mezclados con los clásicos); generando así un interesante contraste. No fue casual que canciones como “Greenish…” y “Teeth…” tuvieran su especial atractivo. La primera, obligado por su esposa a presentarla en vivo y a hablar, según afirmó graciosamente, fue definida por él mismo como una “especie de blues” para generar una atmósfera llena de sutileza y pulso blusero. La segunda, trajo el momento esperado: la aparición de The Hydra, una curiosa ¿guitarra? que consta de un cuerpo, dos clavijeros y tres mástiles que abarca, entre otras cosas: guitarras de 7 y 12 cuerdas; un bajo de 4 cuerdas, 13 cuerdas de arpa, mástiles sin trastes, pastillas de bobina simple, humbucker, piezoeléctricas, MIDI, puentes de trémolo flotantes y rígidos, divisores de fase entre otros chirimbolos para que VAI haga su show. Ejecutado cada una de las partes de este “instrumento” Steve fue creando una canción en donde diferentes bases y melodías se iban respondiendo entre sí generando una interesante muestra de pericia, inventiva y buen gusto por la melodía.
La última parte del show, trajo otro de los momentos esperados. “Liberty” (una derivación del himno a la alegría) desembocó en “For The Love Of God”, seguramente el más grande clásico del norteamericano (junto a “Bad Horsie” que sonó promediando al show mostrando su recordada participación en la película “Crossroads”). Más allá de lo que se sabía que iba a suceder (VAI tocando con el videoclip de fondo y respetando segundo a segundo del mismo), la particularidad aquí en Argentina fue que un miembro del equipo y técnico de sonido Dano G. fue el encargado de cantar oficialmente el feliz cumpleaños al guitarrista quien recibió una torta de parte de su mujer y sus hijos junto al canto de todo el estadio. Luego Dano realizó una versión operística e improvisada de la canción que francamente no sumó demasiado; es más, opacó la posibilidad de escuchar con claridad a VAI en su canción más esperada, más allá de que otra vez la interpretación fue perfecta.
El cierre final, luego de un emocionado agradecimiento del guitarrista a la efusividad de la gente (“no puedo imaginar un lugar mejor para celebrar mis 63 años”, dijo) fue para “Fire Garden Suite IV – Taurus Bulba” otras de las locuras de VAI, que dan cuenta de su inimaginable creatividad. La sensación final, luego de un extenso show de más de dos horas es la de que más allá que la propuesta de VAI seguramente se aprovecha más si alguien sabe tocar la guitarra o entiende de música; en varios momentos del set quien sólo ama la música puede disfrutarlo. Sin lugar a dudas, un verdadero extraterrestre que vale la pena ver un par de veces en la vida. La próxima no se lo pierdan.
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