Fecha: Sábado 23 de agosto | Lugar: Goldcenter Eventos | Ciudad: CABA | Hora: 15 hs | Bandas: HORCAS, ASSPERA, ARDE LA SANGRE, CABEZONES, PLAN CUATRO, LORIHEN, NVLO, DARLOTODO, CHOWY FERNANDEZ, GROOVER, MARIO y NAT IAN, y HOMBRE PESTE.
El pasado sábado 23 de agosto fuimos convocados a un festival sin precedentes para la actualidad del metal nacional. Pues el Goldcenter Eventos fue la sede de lo que, posiblemente, será uno de los festivales más importantes del año, el ARGENTINA METAL FEST 2025. Comencemos por la disposición del lugar que supo hospedar a los Martín Fierro y a Portales Web 2025 más temprano en el año, y que preparó sus salones Ombú, Ceibo y Araucaria para la ocasión, siendo el primero el seleccionado para el escenario y desarrollo del evento. El ambiente prometía desde el principio bandas atractivas, una mezcla de artistas consagrados y emergentes, un espacio cómodo para la comunidad metalera y, sobre todo, una gran expectación. Al cruzar la alfombra roja, nos encontramos con una ambientación pensada para tomar fotografías: abrigos estratégicamente colgados en forma de parcas, un cartel con el nombre del festival y arañas de utilería que le daban un toque inquietante y divertido. Desde este punto se accedía a la zona de merchandising y, de allí, al gran salón, donde a la izquierda se ubicaba el escenario y a la derecha los puestos de comida y bebida.
Detallar la labor de cada banda sería un poco tedioso más, sin embargo, no han hecho más que cumplir con creces en sus respectivas estadías en el majestuoso escenario. Las primeras cuatro bandas, no obstante, derrocharon ese poder e ímpetu juvenil para encender los escenarios con una puntualidad asombrosa y admirable: los novatos y potentes GROOVER, el ecléctico set de CHOWY FERNÁNDEZ, la animosidad característica de DARLOTODO, que incluyó un bestial cover de KORN y, cerrando este cuarteto inicial, el monstruoso poder de NVLO. Con una creciente cantidad de público, fueron generando un gran agite desde el principio, sobre todo en momentos puntuales como el mencionado homenaje a una de las bandas fundadoras del nu metal o la participación de Knario de PLAN CUATRO con el quinteto de deathcore para ejecutar una soberbia y ácida versión de Children of the Grave de BLACK SABBATH, en homenaje al caído OZZY OSBOURNE, demostrando que su legado oscuro efectivamente tiñó también a generaciones más jóvenes.
Mientras se ultimaban los preparativos para la siguiente banda, una aparición inesperada tomó el escenario. Si nos basamos en el cartel del evento, no estaba anunciada, pero los rumores en redes sociales ya la anticipaban: MARIO y NAT IAN ofrecieron un set acústico como parte de su gira por varias provincias. Contaron con Pablo Naydón en el cajón peruano, Nat en teclado y voz, y Mario en voz y guitarra acústica. Fue un breve set de aproximadamente quince minutos y tres canciones, que contrastaba notablemente con la energía explosiva del show anterior. Sorprendió a todos como un descanso para bajar un poco los decibeles, aunque no estuvo en falta de inconvenientes técnicos que mermaron en parte el potencial del meloso momento musical.
Luego fue el turno de las bandas más experimentadas, y el cronograma del festival se volvió un poco más flexible, ya que bien pasadas las 19 hs LÖRIHEN, una banda con gran trayectoria, subió para ofrecer una de las actuaciones más memorables de la noche. Su potente propuesta de hard rock y heavy metal clásico, junto con un sonido muy cristalino en comparación con las bandas anteriores, los hizo destacar notablemente, sobre todo al cierre, con un guiño a los más veteranos con el cover de V8 Cautivos del Sistema, en medio de una lluvia de papelitos y pelotas rojas que desató una ovación general del público. Ese segmento derivó en otro interín acústico con HOMBRE PESTE, un noble tributo a ALMAFUERTE, que apareció en dos momentos distintos de la noche con sets cortos de tres canciones cada uno, tal como lo hicieron MARIO y NAT IAN. Con cada tema rindieron un sentido homenaje a Ricardo Iorio, llenando el ambiente de fuerza y nostalgia, y dejando un aura de respeto y pasión por su legado. Cuando la noche caía, PLAN CUATRO tomó el escenario, llenando el recinto de energía con su inigualable groove metal teñido de hardcore y thrash. Quizás no fue su mejor performance sonora y bajó un poco el nivel de LÖRIHEN, pero aun así iniciaron su potente actuación con temas de su álbum más reciente, conectando de inmediato con el público. La banda demostró por qué es una de las más importantes de la escena local, desatando una explosión de fuerza en cada canción. Knario Compiano, aunque con una voz que el tiempo ha desgastado, dejó claro su pasión en cada grito, y que se reflejó en el fervor de la incansable gente. Su setlist fue un recorrido por su trayectoria, cerrando con un impresionante pogo desatado por Paranoid, nuevamente de BLACK SABBATH, consolidó la reputación de la banda como una de las más explosivas de la actualidad. A continuación, CABEZONES subió al escenario, consolidándose como uno de los pilares del rock alternativo argentino. Con más de tres décadas de trayectoria, la banda santafesina liderada por César Andino demostró la vigencia de su legado. Aunque su presentación inició bastante más tarde de lo programado, ofrecieron un set que abarcó tanto clásicos de su discografía como temas de su último álbum, El naufragio del alma (2017). A pesar de las secuelas de su accidente en 2006, César exhibió una presencia escénica arrolladora. Un momento destacado fue la invitación a CHOWY FERNÁNDEZ para interpretar un tema juntos, un guiño inesperado y muy celebrado por sus seguidores.
Con el fin de CABEZONES concluyó mi estadía en el recinto, ya promediando doce horas en el lugar, debido a las inclemencias del viaje. Lamenté no poder ver a ARDE LA SANGRE, ASSPERA u HORCAS, bandas que hace tiempo no tengo la oportunidad de disfrutar, pero el retraso en los horarios se flexibilizó demasiado. Para tomar de referencia: una amiga que se quedó hasta el final me comentó que la banda de cierre recién subió a las 2:40 de la madrugada, en contrapunto al horario de la 1:00, como debía, culminando pasadas las 4 AM. Lógicamente, siendo la primera edición, siento que hay varias cosas a mejorar, principalmente el interminable sistema de adquisición de bebidas y comidas, o el pequeño patio de fumadores. La elección del lugar, no obstante, fue acertada, ya que era de fácil acceso, con estacionamiento y baños limpios, además de personal de limpieza constante. Se agradeció la disponibilidad de sillas y mesas para el descanso, aunque lógicamente resultaron insuficientes para todos. El sonido fue, en general, bastante bueno, y las pantallas LED mejoraron significativamente la experiencia visual, a pesar de algunos problemas técnicos menores. La visibilidad desde las áreas más alejadas del escenario fue limitada debido al diseño del predio.
De resto, la sensación final que me quedó de este evento es muy buena. Argentina Metal Fest emerge como la nueva propuesta que busca ser una de las centrales del metal, congregando a destacadas bandas en un escenario de primer nivel. Este espacio es crucial para la escena pesada nacional, tanto para las bandas ya consagradas como para las emergentes, tras la desaparición de ciclos importantes como lo fue Metal Para Todos. ¿Será este el nuevo referente ineludible del metal? Solo el tiempo lo dirá, pero el aparente éxito de esta edición hace inevitable pensar que una segunda se esté cocinando en las sombras.