Fecha: Jueves 29 de febrero de 2024 | Lugar: Teatro Flores | Ciudad: C.A.B.A. | Hora: 19 hs. | Bandas Invitadas: IN YOUR HANDS & RESONAR
La noche del jueves 29 de febrero fue poco convencional, de esas donde lo ocurrido dista bastante de lo esperado. Cuestión que a las 19 hs. puntuales ingresó un público ansioso por ver nuevamente a una banda que, anteriormente según comentaban en las filas, no había decepcionado, sino todo lo contrario, había cumplido y con creces.
Los ingleses habían comenzado la gira sudamericana dos días antes, aterrizando en tierras chilenas y su siguiente parada era nuestra querida (pero golpeada) Argentina. Lo de golpeada lo resalto porque con la coyuntura actual, pagar el valor de una entrada a estos eventos internacionales es toda una proeza y esto genera indirectamente una necesidad de ver en el escenario algo más que a un intérprete, sino un show con todas las letras, un verdadero espectáculo donde los músicos dejen todo como en una final. Bueno, esto que se anhelaba, a mi entender no sucedió, pero vamos por partes:
La apertura del telón para la primera banda invitada (IN YOUR HANDS) debía ser 19:45 hs, pero por esas cosas de la vida que solo los organizadores saben, comenzó media hora más tarde. Los problemas de sonido fueron los verdaderos protagonistas pese a toda actitud por demás positiva que pusieron los músicos. La batería sonaba muy por debajo del resto de los instrumentos salvo por el teclado, que casi no se escuchaba, mientras que la voz fue de menor a mayor con el correr de los minutos. Si bien esto es ajeno a quienes tocan, empañó la buena performance que dieron y el público supo comprenderlos, por eso se llevaron a casa muchos aplausos.
Faltando cinco minutos para las 21 hs., fue el turno de RESONAR quien tuvo la suerte de estar más afilada que su antecesora. Si bien un poco disonante con lo que proponía la noche, estuvieron con sonidos más limpios y nítidos, lo que les permitió plasmar con mayor claridad sus ideas.
Ya para las 21:48 hs. para ser exactos, marcó el reloj la apertura de ASKING ALEXANDRIA, sucedida por una ovación absoluta. Era el turno de quienes habían reclutado un recinto prácticamente colmado de almas y de quienes se esperaba una actuación similar o mejor a la anterior, no justamente una peor. El inicio lo dio “Closure” que por sus características era tema ideal, ya que invita, y así lo hizo, a saltar y poguear de principio a fin. No obstante, no todo es color de rosa. Comenzaron los problemas sonoros como durante todo el resto de la noche.
La voz de Danny Worsnop, totalmente saturada (y no justamente por lo gutural), mientras que la guitarra rítmica de Cameron Liddell prácticamente no sonaba, al igual que el bajo (Sam Bettley) que estaba apenas un escalón por encima. De esta manera sobresalían el trabajo de la batería (James Cassells) y su viola principal (Sam Graves). En la misma sintonía continuó “Alone Again”, acarreando mismas dificultades, pero a diferencia del anterior, en este los músicos interactuaron más, dándole participación a los que estábamos debajo del escenario, haciendo que todos coreen. Vale aclarar que durante toda la velada los integrantes que propiciaron un plus fueron Bettley y Graves (bajo y viola respectivamente) mientras que de quien más se esperaba, nada ofreció. Worsnop estuvo ausente todo el recital, pero eso es algo que ampliaremos luego.
Uno de los puntos más fuertes y agresivos se dio con el tercer tema, “Bad Blood” que pertenece a su último disco y que sin dudas exigió las habilidades tanto de Cassells como de Graves en donde ambos cumplieron a la perfección. Sin descanso, sin mediar palabras, continuaron “Down to Hell”, “Into the Fire” y “Where Did It Go?”, donde de no ser por la actitud de los ya mencionados, hubiese sido como escuchar un disco en estudio. Junto con “Dark Void” llego el primer gran pogo multitudinario seguido del clásico “Ole, Ole, Ole…”. El quiebre llegó de la mano de “Someone, Somewhere” donde Danny se calzó la guitarra acústica, quedando solo en el escenario cara a cara frente al público para dar una muy buena demostración de sus registros vocales como así su destreza frente a un instrumento que parece dominar muy bien. Sin dudas el momento más emotivo para el público, pero al vocalista no se le cayó ni una sonrisa.
Finalizado esto, comenzó de manera acústica “Moving On” para que a los pocos segundos el resto de la banda salte al escenario y acompañe, al igual que los presentes con una imagen retro donde los encendedores coparon la parada. Tal como se los cuento, sin espacios entre canciones pasaron “To the Stage”, “A Prophecy” y “The Final Episode (Let’s Change the Channel)”, donde en este último hicieron una falsa salida anunciando que era el último, para solamente poder oír el “Una más y no jodemos más” que solo los muy fanáticos querían porque hasta el momento había sido un espectáculo muy pobre en todo sentido. Pasados 25/30 segundos como mucho, regresaron para cerrar con “Alone in a Room”a fin de que exprima lo último que quedaba de sus seguidores.
En líneas generales es difícil catalogar el evento musicalmente hablando dada la cantidad de problemas que tuvieron y lo mal que se escuchó. Lograron hacer que el bajo mejore un poco con el paso del tiempo, pero siempre fue una bola de sonido, lejana a algo nítido. Al no tener presencia la viola rítmica, costaba encontrar el paso entre una estrofa y otra y si bien el bajo ayuda para esto, como no estuvo del todo alineado, no pudo palear el déficit entre las guitarras.
Antes de concluir la nota quería explayarme sobre la actitud del vocalista. No interactuó con el público más de lo que les comenté. Intercambio tres cortas frases: “You are amazing”, “You sound beatiful”, y “Thanks you guys for all” lo cual se reduce a nada prácticamente. Todos los temas fueron seguidos y frente al show anterior en Chile tocaron dos temas menos. Y como si fuese poco, durante “A Prophecy” tuvo la “delicadeza” de escupir varias veces el escenario como si se tratase del césped de una cancha de futbol y al finalizar el show dijo “Thank you” y desapareció, dejando al resto de los músicos que se quedaron a recibir los aplausos, ovaciones y a regalarle a la gente las púas, los palos de la bata, los setlist que estaban pegados, algunos choques de manos, lo que cualquier banda en verdad hace, generalmente.
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