Si tuviésemos que sincerarnos del modo más honesto que pudiera existir, probablemente nunca hubiésemos pensado que CANDLEMASS, los padres del doom metal más épico existente, hayan llegado por primera vez a la Argentina después de 32 años de carrera y 11 discos de estudio editados. Pero bueno, como suele suceder aparecen esos productores que apuestan a bandas poco convencionales o mejor dicho a cumplir sus propios sueños y de los más acérrimos fans, haciéndolos llegar. Y a decir verdad, tan mal no les fue, ya que la noche del laborable Martes 19 de abril el reconocido Roxy se plagó de almas. Con un recinto casi lleno y con la tentadora oferta de que SAURON y DRAGONAUTA oficien congruentemente de soporte, ya había de antemano media noche en el bolsillo. Así fue.
Y justamente de ellos me voy a detener a hablar un poco, como ya varias veces hemos hecho en nuestro portal, con lo cual si tengo que ir al grano, debo decirte que ahora que pasó todo, y leyendo el diario de ayer, no había músicos más indicados para calentar los motores de tamaña velada. De esta manera, sería SAURON la banda que arrancaría con la movida con un setlist cortito y al pie. Con un Pato Larralde esta vez de pocas palabras, producto probablemente de que lo que no sobraba era tiempo. La banda se dedicó a hacer algunas gemas, con la particularidad de nuevamente invitar a Lautaro Gatti en teclados como cierre del show, tal cual lo habían hecho en el show de Uniclub semanas atrás. Del resto… ¿Qué puedo decir que no sepan? Aparte de ser grandes músicos, son grandes personas. Sigo pensando en que bueno que los tenemos ahí vivitos y coleando y que a veces las propuestas musicales están más allá de los mismísimos clásicos que puedan hacer sonar arriba del escenario.
Por otro lado llegaría el turno de los cálidamente llamados por su gente como DRAGO, quienes se siguen asentando como banda tras los últimos cambios cual motor que sale recién a la pista. Y en este contexto es que sigo sintiendo como dije hace poco también por acá, que están más heavys y pesados que nunca. Probablemente el hecho de que las piezas se hayan movido entrando gente nueva a la banda con otro estilo como Lucien y Hellgros han hecho de que la cosa migre hacia otro lado. De hecho hasta se dieron el lujo de hacer canciones viejas en las que cantaba Fede originalmente, para que su nuevo cantante y bajista rompa algún paradigma, tal cual le dije en persona pos show. ¿Y saben qué? Hay que atreverse y ellos son atrevidos, así que no se asombren si en el corto plazo nos encontramos con una banda quizás más extrema, plantada holísticamente dentro del doom metal, pero con aires distintos, fusionándose con estímulos más blackers, pero siempre de estirpe doom/heavy.
Afuera estaba fresco, pero adentro se estaba caldeando la cosa. Mucha gente se acercó a ver a los suecos a decir verdad. En realidad yo pensé que irían menos, pero no… se llenó el Roxy. Y en este sentido hay dos cuestiones para remarcar que se confirmaron días previos al show: la primera hace referencia a la no llegada del mítico bajista Leif Edling por problemas de salud (tal cual destacaron los músicos arriba del escenario) y por otro lado, la llegada Mats Levén (ex YNGWIEE MALMSTEEN, AT VANCE, entre otras) en la voz. Y destaco estas dos cuestiones inicialmente ya que se habló bastante de antemano. Bajo estos tópicos, las muestras dadas en concreto hicieron que ambas terminen siendo irrelevantes. Por un lado al gordo en el bajo no se lo extrañó ya que estuvo muy bien su reemplazo Lord K. Philipson y por otro terminé entendiendo que Mats es mucho vocalmente para esta banda, de hecho nunca se esforzó ni un poquito. Fue un show donde precalentó. Comprendí que cada paso que arriba del escenario fue enorme para la banda ya que les cae súper bien su estilo, pero no se cuanto le suma a su carrera personal y profesional el hecho de estar en una banda así. Pero más allá de eso, fue la estrella estelar de la noche y quiero dejarlo en claro desde mi lugar como supuse de antemano. Es algo así como cuando armás la formación titular para un partido de papi, bueno: eran el 10 (cantante) y cuatro más.
Y si de pergaminos hablamos los suecos los tienen y en muchos sentidos, ya que CANDLEMASS ha sido una banda precursora en lo suyo e influencia en muchas bandas, como las soportes argentinas por ejemplo. En este contexto dieron un show impecable y digno de reconocer en el cual recorrieron parte de su trayectoria. Seguramente en un show de este tipo y al ser el debut oficial en nuestro país, muchos se quedaron con ganas de escuchar algún que otro tema, pero el setlist elegido estuvo piola. La marcha fúnebre daría pie para que arranquen con el mítico “Mirror mirror”, sigan con “Bewitched”, “Prophet”, “A cry from the cript” y “Emperor of the void”, por nombrar algunos de los iniciales y cierren después de una hora y media con “The Prophecy”, “Dark Reflections”, “Crystal Ball” y “Solitude”.
A diferencia de otras localidades en las cuales venían tocando, acá particularmente alteraron la lista de temas y dejaron afuera a “Samarithan”, la que varios de los muchos querían escuchar. Pero más allá de eso, estuvimos presenciando un show muy copado. Que fue de más a más en todo sentido. No hay lucimientos desde lo personal, salvo el destacado anteriormente en el cantante. Pero de lo que si estoy plenamente convencido es que son muy pocas las bandas que pueden darse la chance de sonar tan densas y pesadas, que sin necesidad de ir rápido o hacer mucho quilombo arriba del escenario, ocupan todos los espacios del mismo. En este sentido si bien había gente saltando por ahí, es una banda para observarla, para degustar, como un buen vino tinto. Mantienen siempre un eje y no se salen de ahí, tampoco sorprenden con algo fuera de lugar o extraño, con lo cual fue uno de los shows más estables y equilibrados que presencié. Canciones como “Under the Oak”, “At the Gallows End” o bien como “A Sorcerer’s Pledge” le dieron también un plus extra a la presentación, siempre con Levén comiendo el escenario de punta a punta.
Mucho más por decir no hay. Fue un gran show de una banda precursora y que a pesar de alguna ausencia que parecía relevante de ante mano, poco importó o al menos eso fue lo que la realidad indicó. No tengo dudas de que volverán, dio la impresión que frialdad característica mediante se sintieron como en casa. A los hechos me remito.
Texto: Hernán Mazón
Fotografía: Sebas Michia
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