ELECTRONOMICON en vivo en Argentina: “Una banda Rigoberta”


Una banda Rigoberta

Una vez tuve una cita a ciegas. Estaba tan desesperado que recién caí en la cuenta que se llamaba Rigoberta faltando tres cuadras para llegar al lugar. Si se llamaba así, mamita, debía ser un esperpento salido del último círculo del infierno de Dante. “Hola, ¿sos Rodrigo? Soy Rigoberta”, me dijo la niña, que resultó una infartante morocha, que tranquilamente podría haber pasado como un clon Megan Fox.

La historia (verídica, lo juro) aunque parezca increíble, sirve para contar mi experiencia con ELECTRO NOMICÓN. ¿ELECTRO NOMICÓN? Sí, parece nombre de monstruito de juego de rol. Ni lo dudes. DIEGO VALDÉZ, -con permiso del lector lo declaro el mejor cantante de metal argentino- tuvo muchísimos proyectos a lo largo de su historia, todos con nombre más copado seguro pero creo que ninguno con tanto sentido de pertenencia.

Pero repasemos mi encuentro con lo que pasaré a denominar “banda Rigoberta”. Hacía calor ese sábado 17 de diciembre. Demasiado como para abandonar la cerveza y la pelopincho. Valiente como pocas veces, enfrenté el calor y me dirigí hacia el Roxy rogando que el Aire Acondicionado estuviese prendido.

Ese primer deseo se cumplió con creces y cuando estaba por pedir el segundo, apareció ARPEGHY sobre las tablas. Otro deseo cumplido. “Ah, ése soporte sí se puede ver”, diría Abe Simpson. Estamos casi en Navidad y el espíritu bondadoso me impide hablar de la originalidad de los muchachos. No hace falta ver la Fender blanca de DIEGO SOLÍS para saber que GIARDINO, o sea MALMSTEEM, o sea BLACKMORE, lo han inspirado. Incluso el laburo de teclados hace acordar al juego que patentaron las bandas de éstos guitar-heroes. Pero el sonido de la viola, más “americana” y no tanto “neo-clásica” por decirlo de algún modo, refresca las canciones que, así como hizo Walter en los últimos tiempos, tienen un aroma a power-metal muy copado. Me dejaron tarareando “No hay Final”, sin dudas un hitazo en potencia.

Llegó el momento de Rigoberta, digo ELECTRO NOMICÓN. Imposible no encarar análisis alguno de la banda sin empezar por el enorme vocalista. Y no lo digo por su contextura física, sino porque aunque la prensa y el marketing nunca estuvo del lado de los incontables proyectos que encaró, el tipo es el puto amo de los micrófonos. Para terminar con la “crítica seria” de la banda, puedo decir que el resto cumple. Al otro Diego (Rodríguez, bajo) ya lo conocemos de otros proyectos y sabemos que brinda más escenario que virtuosismo, pero es el sostén de VALDÉZ sobre el escenario. Como NIKI SIXX en MÖTLEY si les cabe comparar. Tras los parches el yanquee OWEN BRYAN muestra oficio, el que quizás le falte MAURO TRANZACIONES en la guitarra, aunque mi crítica esté más relacionada con un estilo de tocar que por extraño no deja de ser efectivo.

Párrafo aparte el tinte “festivo” que le dieron al show. Al ser una banda prácticamente radicada en los EEUU, a pesar que ¾ de la banda son argentinos, la ocasión se vistió de visita especial, con invitados y sorpresas varias. Mérito aparte para los covers de BONNIE TYLER (sí, un golazo al ángulo) y THE BEATLES.

Ahora lo que todos se preguntan, ¿por qué lo de Rigoberta? Porque así como en mi cita, llegué al Roxy solo por la historia de DIEGO VALDÉZ. Me maravillé con su voz cantando power metal, allá cuando nacía el siglo XXI y él asombraba con AZEROTH. Lo vimos pastar en los fértiles campos del folk junto a SKILTRON/TRIDDANA, y lo disfrutamos con HELKER. Pero nunca había visto ELECTRO, al igual que con Rigoberta.

Y de la misma manera vaya sorpresa me llevé. Tienen gemitas como “Take Me” y “Do You Remember” que demuestran que solidez y creatividad les sobra. Y esto último, si bien puede justamente ser un obstáculo para meterme de lleno en su material, es lo importante, porque no se parece a nada de lo nombrado anteriormente.

Capaz como sucedió con Rigoberta, con quien aclaró la cosa no pasó de una noche de sexo perverso y descontrolado, con ELECTRO-NOMICÓN la cosa no pase de una noche. Aunque así como aún recuerdo el tatuaje de Edgar Allan Poe de la morocha invitándome a llamarla nuevamente; que ELECTRONOMICÓN haya cerrado con un “Heaven and Hell” digno del mismísimo DIO, es toda una invitación a no perderle rastro a la banda.

 

Texto: Rodrigo San Miguel

FotosMaru Debiassi

Agradecemos a Sergio Maesano la acreditación para el evento

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