Hasta siempre Ricardo Iorio


Todo el staff de Metal-Daze Webzine coincide en el dolor que nos provoca la pérdida del referente indiscutido del metal argentino. Acá algunas palabras de cada uno de nosotros que sirve para despedir a alguien que nos enseñó el camino y la pasión por la música pesada. ¡Buen viaje Ricardo! Que finalmente alcances la paz.

 

Allá por el año 1988 tuve mi primer acercamiento con el metal de la mano de IRON MAIDEN, esa fue la primera banda que escuché, casi por accidente, y quedé maravillado. De ahí en más, lentamente, mi universo musical y de bandas se iría ampliando, pero siempre dentro de las propuestas europeas o norteamericanas hasta 1993, donde HERMÉTICA encontró su lugar en mi discoteca con su disco “En vivo en Argentina“. Allí conocí a Ricardo y compañía que, durante un par de años, aquellos años más revueltos de la adolescencia y durante los cuales uno empieza a entender (y repudiar) la realidad que lo rodea, me acompañaron, me enseñaron y me mostraron muchas cosas. Fueron los años en los que tuve mi primera banda y “Tu eres su Seguridad” fue, inevitablemente, una de las primeras canciones que aprendí a tocar, enseñándome aquellos primeros riffs básicos pero que llegaban al corazón de cualquiera. “Memoria de Siglos” me dejó una frase marcada a fuego en la memoria que ilustraría la hipocresía (y la ignorancia) de la manera más clara posible “…muchos calzan gorro frigio, solamente por ser calvos“; toda esa letra es un compendio de enseñanzas que cala profundo en esa época de la vida. En el año 1994, “Del Colimba” me mostraba lo que me esperaría dos años después en mi vida, sin saber aun que me convertiría en la primera generación sin realizar el servicio militar obligatorio y “Olvídalo y volverá por más” ya me describía el pasado, presente y futuro de la historia política Argentina (sino universal) dejándome la “Moraleja” más clara que me podrían haber dejado nunca. Por cuestiones de la vida, nunca llegué a ver a Ricardo en vivo. Cuando se separó HERMÉTICA, la propuesta de ALMAFUERTE nunca me llegó (aunque rescato varias canciones con letras entrañables como “Se Vos“, “Almafuerte“, “A Vos Amigo”, “El Pibe Tigre” entre otras) y poco a poco, por diversas razones, me fui alejando de Ricardo hasta hoy que él se alejó definitivamente de mí y de todos. Mas, sin embargo, quedará un legado en la memoria por siglos de quién sentó las bases del Heavy Nacional junto a V8 para que hoy sea lo que es. “Si aquel se va, no llores, ni mires atrás, aunque muchos te lo hagan triste (¡Vamos, che!)“. GRACIAS RICARDO.

Estanislao Aimar

Como para muchos que fueron adolescentes en los noventa, mi primer acercamiento a la obra de Ricardo Iorio fue con HERMETICA. En mi caso puntual, fue un cassette TDK grabado con algunas canciones del primer disco “Hermética e Interpretes” junto a algunas canciones de “Ácido Argentino” que algún amigo rockero más grande me había dado para escuchar, entre tantas otras cosas que fui descubriendo en esos años. Si bien lo primero que me asombró fue la ferocidad y violencia de la música, rápidamente me sentí interpelado por las letras, que me abrieron un nuevo mundo. Para un adolescente de clase media amante de la literatura, escuchar esas canciones fue entender que el mundo estaba lleno de desigualdad, que había opresores y oprimidos y, fundamentalmente, que siempre me iba a ubicar en el lugar de aquellos que luchan para que las cosas cambien. Fui creciendo, apareció ALMAFUERTE que reforzó estas cuestiones mientras, paralelamente, yo también fui cambiando: elegí estudiar comunicación, más tarde letras y cumplí un verdadero sueño que aún mantengo: escribir sobre música en un montón de revistas y medios que me dieron la chance de contar lo que me apasiona. En los últimos años Ricardo cambió su manera de pensar y no puedo negar que me generó un dolor muy intenso. No dejé jamás de preguntarme qué había pasado con aquel que me había abierto aquel mundo. Su manera de entender la vida ahora, no era la mía y eso siempre me generó un dolor bastante difícil de definir. Mi respuesta fue seguir escuchando sus canciones porque creo que un artista, por sobre todo, se define por su obra. Paradójicamente, en comparación con las interminables horas en que escuché su música o vi muchas veces a Iorio en vivo, no escribí demasiado sobre él aunque cuando lo pude hacer me generó una sensación especial y entrañable. Nunca busqué entrevistarlo. Ahora pienso que tal vez fue una manera de atesorar al Iorio que me gustaba y que me acompañaba en mi walkman o en esas largas tardes donde escuchábamos las canciones con amigos y las analizábamos una y otra vez. Creo que su obra define lo que es el metal argentino, es nuestro Aleph, nuestro sentido de la existencia y lo que le dio forma a lo que entendemos por heavy metal acá, en nuestra calles, rutas y paisajes. Su partida hace que nada vuelva a ser igual, tal vez mucho más de lo que pensamos.

Me quedó con dos discos: “Hermética” (1989) y “Del Entorno” (1996) de ALMAFUERTE. En los dos creo que la potencia lírica y literaria de Iorio (estoy convencido que Ricardo era un poeta capaz de ver la realidad con otros ojos y construir un universo propio) estuvo en su máxima expresión. Esos discos dan cuenta de sus inquietudes y de dos épocas de la argentina de una manera impecable. Imprescindibles.

Carlos Noro

Seguí la carrera de Ricardo Iorio hasta mediados de los ‘90s.

La búsqueda musical y cierto desacuerdo con su forma de ver las cosas, me fueron distanciando cada vez más. Sin embargo para mí fue muy importante escuchar el álbum debut de HERMETICA en un momento de formación como persona como es la adolescencia. Marcó esa parte de mi vida con letras que no  apelaban a historias fantásticas, sino que hablaban de lo que sucedía en la cuadra donde yo vivía, en ese barrio de esa ciudad, que pertenecía a una provincia que estaba en mi país. Seguro que ese álbum sonó así para todos: Fuerte, claro, directo y real. Que en paz descanses, Ricardo.

Sergio Avil

Descubrir a los 14 años un disco como “Hermética” donde sangraban canciones como “Cráneo Candente”, “Tu eres su seguridad” o “Deja de Robar”, por nombrar las más significativas. No solo marcó mi adolescencia sino la elección de la banda sonora de mi vida desde aquel momento.

La mente detrás de la criatura era Ricardo Iorio mostrando su mirada de la realidad plasmada en letras convertidas con el tiempo en “documentos históricos”, describiendo de manera única lo que le tocaba vivir a la clase trabajadora, las “hospitalarias realidades”, el repasar la historia nuestra como una reivindicación a cada paso de la memoria y el “cambalache” presente en cada miseria humana que nos rodea, pareciera, desde siempre. En el año 1990 pude ver por primera vez a HERMETICA en mi ciudad (Mar del Plata), en el ya extinto Teatro San Martín, acompañados por una banda de la zona que, frecuentemente, los iba a acompañar en varios de los recitales que brindarían en MDP más adelante. La banda era LAPIDARIA, oriundos de Ayacucho; un lugar muy caro a los afectos de Ricardo. Ese show descomunal, plagado en lo organizativo de improvisaciones (como casi todo en aquellos años), con una energía por las nubes y una catarata de verdades que los presentes estábamos ávidos de recibir con el más profundo de los regocijos, no se me borró nunca de la mente; así como tampoco la oportunidad de compartir unas palabras en aquel show y en otros tantos futuros, gracias a la amabilidad de siempre de Marcelo “Tommy” Moya, su “hermano amigo” de siempre. El resto es historia. Miré para atrás y me acerqué a V8 y su fundacional gigante grano de arena al Metal, lloré como loco el último show de HERMETICA (fue acá, en MDP) y me abracé al siguiente paso que fue ALMAFUERTE y su presencia inquebrantable gracias a composiciones fundamentales que calaron hondo en TODOS nosotros.

Este es un mensaje especial para Ricardo: Dicen que el legado musical es algo que nadie puede matar. Esa frase cierra bastante. Cuando suene alguna de tus canciones, solo quedará agradecer que siempre fuiste vos mismo, sin retroceder un milímetro en tus acciones y, equivocado o no, defendiendo tus valores a capa y espada. Como diría el gran JOSE LARRALDE, a esta altura…sobran las palabras. Q.E.P.D. Ricardo.

Gustavo Piccini

Como buenos argentinos tenemos un “10” para cada cosa y ayer fue el turno de él, el “10” del heavy nacional, que partió dejando un legado musical innegable y que supo ganarse la admiración de propios y ajenos tanto por su creatividad como por su particular sentido del humor. Lo conocí tarde, en mi adolescencia, ya con sus aportes culturales y líricos consumados y abrió en mí una nueva perspectiva, dado que yo no era, precisamente del palo nacional. Hizo que ampliara mi abanico y que cosas que ya tenía descartadas por defecto, por el simple hecho de no ser extranjeras, lograran pasar esa barrera con éxito. Si bien no todo fueron flores y supo ganarse también enemigos, hoy escribo estas palabras al tipo detrás del micrófono, dejando de lado las controversias que enfrentó lejos de él. “Piedra Libre” es mi disco por excelencia y quizás sea porque lo conocí ahí. ¡Un abrazo maestro Ricardo!

Santiago Izaguirre 

Nos dejó un tipo especial, Ricardo Iorio, un distinto, lo puedo comparar con Riquelme, esa gambeta con las letras que lo hacían especial. Lo conocí con V8, disfruté de varios shows, en la Esquina del Sol, como en varios shows y festivales. Solo me llevaba 3 años de edad y ALMAFUERTE, para mí, fue el álbum que pegó en mi cabeza como martillo, el mismo tema del disco del cual la banda lleva su nombre es un himno para mí y “por si alguno no sabe que hice mio tu nombre Almafuerte…”

Sergio Biagini

Ricardo Iorio atravesó la mayor parte de mi vida. Empecé a conocer su obra en mi adolescencia, a inicios de los 90’s, con algunos temas sueltos de HERMETICA grabados en TDK. “Del camionero”, “Vientos de poder” y “Predicción”, me marcaron a fuego desde la primera escucha. Con los pibes del barrio, llevábamos el pasacassette a la playa, en Comodoro Rivadavia, y escuchábamos de todo, pero cuando ponía esos temas, algunos hasta se burlaban, mientras yo les gritaba indignado “¡escuchen las letras!”. En ese momento, ni sabía quién estaba detrás de esas líricas, tan terrenales como elevadas. Pasó el tiempo y pude conocerlo en persona. Primero fue junto a un grupo de amigos, luego de un recital de HERMETICA. Más tarde, ya con ALMAFUERTE, lo divisé tras el ventanal del bar-hotel donde se hospedaba la banda y entré a saludarlo. Estaba en una mesita, solo. Me invitó a sentarme y ya estaba pidiendo una ginebra para mí. Le agradecí, pero no acepté. Hablamos como una hora y cuando salimos del lugar, me invitó a la prueba de sonido, pero yo no podía. Tenía que volver a mi casa y a la noche sí, iba a ver a ALMAFUERTE. Esos gestos lo bajaban del póster.
Después, en 2001 y 2004, ya en mi rol de periodista, le hice dos entrevistas, que en realidad eran largas charlas tras los recitales, en camarines. Su predisposición y sentido del humor desterraban mis nervios y terminábamos siendo cómplices por un rato.
Ir a ver sus shows en familia y con amigos, era una fija. Solo me perdí uno, y fue cuando nació mi hija Aylén en el 2000. Por esas cosas de la vida, cerramos un círculo en la última visita de Iorio a Comodoro, donde junto a mi hija fotógrafa realizamos la cobertura del recital. Fue un Día de la Bandera, el 20 de junio del año pasado.
Por eso, no dudo en afirmar que Ricardo no solo marcó mi vida, sino que la atravesó desde lo humano, incluso con sus demonios y pensamientos que no comparto. Me quedo con ese corazón abierto, que nunca dejó de sangrar, con su bondad y su irreverencia. Me quedo con discos como “Acido argentino” o “Del entorno
”, por nombrar apenas dos obras donde su pluma fue excelsa y su música elevó mi espíritu, hasta hacerme sentir invencible. Gracias, viejo loco. Espero que reencarnes pronto. Hasta siempre. 

Lorenzo Martins

 

Mi encuentro con la obra de Ricardo llegó de la forma en la que, creo, nos pasó a la gran mayoría, de adolescente; en mi caso en el colegio cuando un compañero de banco me preguntó: “¿Te gusta Hermética?” En ese momento no me convertí en seguidor de la obra, de hecho, me encontraba recién incursionando en lo internacional, muy metido en el hard rock que me era fácil de comprender. Ya de grande, y no hace mucho quedé cautivado por el personaje, por sus decires, esté de acuerdo o no y, sobre todo, por esa mística que lleva consigo el narrador del acontecer inmediato, de lo que se encuentra bajo su vista. Dueño de una energía inigualable a la hora de esbozar su parecer sin ningún prurito, fue justamente el personaje el que me llevó a volver a la obra y recorrerla por completo hasta el día de hoy. Esa forma de ver el mundo, la familia, y la amistad, fue la cobija de muchos momentos personales muy difíciles, en donde era necesario escuchar algunas frases que me sabía de memoria, para sentirme incentivado a continuar mucho más claro en mi convicción, respecto a cómo enfrentar las situaciones que me tocaba transitar.

Por supuesto que valoro al artista, a aquel letrista tan particular, que siento, perdió su magia en el último lustro, mostrándose ya cansado de crear, y con un peso muy grande en su espalda, sobre lo que debía seguir demostrándole al mundo. Un artista que ya no sentía el placer de escribir y solo lo hacía por el compromiso de cumplir, como bien decía “Yo vine pa cumplir…”.

Si tuviese que elegir en este momento, así sin pensar, me quedo con dos de los discos de su carrera, Trillando la Finael ultimo con ALMAFUERTE, en este caso porque siento que es el trabajo discográfico más estable y evolucionado de su carrera. Un disco que, si bien se aleja del Metal, es muy contundente y descriptivo sobre el momento que él estaba viviendo como autor. Es una suerte de afirmación, respecto de que su forma de vida actual era la que tanto había buscado tener. Creo que también, es el más sólido a nivel compositivo como obra de Rock a nivel Latinoamericano. En segundo lugar, “Atesorando en los Cielos”, un trabajo que de alguna manera fue parodiado por muchos, y dejado de lado por otros pero que es, por lejos, el más personal y el que muestra su locura tan versátil, logrando reversiones únicas y perlitas como “Justo que te vas”, que pudieron sacarle más de una lágrima al propio autor, en más de una presentación en vivo en las que tuve la suerte de estar presente. “Unas estrofa más” es el nombre de lo que hoy fue y será su última gira aunque, personalmente, me hubiese gustado que fueran infinitas. El final llegó más rápido de lo que todos podíamos haber esperado. Se fue de este plano, mucho más que el Padre del Metal Nacional, se fue un libre pensador, que volvió al origen. Hasta siempre perro cristiano…

Diego Villares

A partir de hoy vivo con la certeza de que tuve la fortuna de conocerlo personalmente. Allá en una noche que parece distante, un 9 de Julio de 2018 cuando un amigo en común me invitó al show en Groove de IORIO, para celebrar la Independencia Argentina. Al terminar el show, me acerqué al camarín a saludar a un tipo amable y extremadamente sencillo, que portaba una sonrisa de oreja a oreja y hacía bromas a los presentes (a mí incluida), mientras sus músicos compartían el catering. Me acerqué a decirle “Hola Ricardo” y me dio un abrazo de esos que no suelen darse a un desconocido y accedió a tomarse una foto conmigo que atesoro hoy como un bello recuerdo. Nunca fui una fan de su obra, por el pecado del desconocimiento, pero con los años me fui nutriendo de sus mensajes y su pasión a través de cada metalero argentino que conocí, lo cual me lleva a la reflexión de que se nos fue el más grande, nos dejó llenos de tristeza, pero también nos dejó un legado gigante e imborrable que vive en cada uno de nosotros. Si tengo que elegir un disco de su autoría que me represente, definitivamente “Hermética”, de 1989, que  marcó un antes y un después en mi despertar hacia el metal nacional.

Paula Andersen

Querido Ricardo: 

Es un placer enorme escribir esto, teniendo en cuenta que me has forjado desde el comienzo, con “Acido argentino” un disco que llegó a mí vida con apenas diez u once años,  a la par de “Sin after sin” de JUDAS PRIEST, “Dynasty” de KISS o “Killers” de IRON MAIDEN entre otros.
Hay algo que hoy me queda bien claro, los medios y algunos periodistas se inclinan al odio, al amarillismo y al alarmismo y uno, de adulto, debe saber identificar eso. Gracias a estos, tuve la desgracia de alejarme algunos años de tu obra, haciendo que pierda vida junto a vos y los tuyos como bien te gustaba decir. Realmente me arrepiento de no haber estado siempre, de no haber ido a más shows, aunque sí fui a varios. Llegué a conocerte personalmente y sentir tu energía real, gracias a nuestro amigo en común Walter Ortiz. Todavía recuerdo cómo me contaban lo mal que andabas el día que Walter se descompensó, y de eso quería hablarte. Gracias Ricardo por haberme despertado, por haberme hecho ver qué es el amor, fuera de toda su construcción social y monogamia entre parejas hetero. Gracias por haberme demostrado que también se podían amar hombres y mujeres sin necesariamente tener sexo con ellos o ellas. Gran parte de tu obra narra eso, lo dijiste en una de tus canciones “todo es en vano sino hay amor”.
Este 24 de octubre del 2023 no solo supimos de qué tamaño es la huella y que fue realmente magnánima. Entre periodistas, colegas, ex compañeros, ex amigos, amigos, fanes, publicaciones de sitios oficiales de famosos, quienes grabaron con vos, quienes te grabaron, quienes se mezclaron, quienes participaron en al menos un ápice en tu vida, y hasta tus propios detractores y partícipes de la censura, este 24 de octubre quedó expuesto lo que siempre quisiste, en lo que hiciste hincapié en gran parte de tu obra: El amor le gana al odio.
Así como Maradona, este día 24 de octubre, muchos cuando despertamos sin saberlo sentimos esa energía de un día diferente. Energía intensa y fuerte que alguien muy querido ya estaba ausente en este plano – ¡Si señores! ¡Eso existe y es posible! – energía que podemos llamar amor, y sentir que ese amor desaparece. Fuiste esa clase de artista, como Diego o Ali, trascendiste la música y tu arte y cuando hizo falta estuviste del lado del pueblo.
Sin lugar a dudas Ricardo, fue un día muy triste, pero también muy alegre. Esa alegría, proviene de ver tanto amor expuesto, y perdóname que en este texto abuse de la palabra amor. Redes sociales, posteos, estados, medios de prensa y como dije hasta tus propios detractores incluidos.Aparecieron personas que estaban alejadas del metal hacia diez, veinte, o treinta años y aun así te recordaron y manifestaron su aprecio y pésame, teniendo en cuenta el aporte que hiciste a nuestras vidas. En muchos casos reconociendo que cambiaron en un giro de cien por cien. Ayer no se había transitado todo, hoy veinticuatro horas después todos los sentimientos están transitados.
Cuando las publicaciones en las páginas oficiales del underground o bandas más consagradas no superan las trescientas o mil reacciones respectivamente, ayer gracias a tu nombre y tu partida esos sitios llegaron a marcar más de cuatro mil reacciones. Esta vez la balanza se inclino para el lado del amor. Para quienes conocimos tu obra dentro y fuera de la música, sabemos que tu deseo más ferviente era ese, que todos podamos sentir amor. Quienes no conocieron tu obra, o no le dieron tanta importancia, o quienes dejaron de escucharse gracias a los programas de repetición de archivo, les invito ahora mismo a retoma tu música, a darle valor. Lo afirmo: les han contado muchas mentiras, algunas tan arraigadas que hasta las rocas y las raíces creen aún en ellas. Hoy su partida se da en el medio de un salvaje genocidio por parte del estado sionista de Israel, y eso nos los cantaste hace más de veinte años.
¿Lo sintieron? ¿Lloraron? Eso se llama amor, y como siempre digo es energía que se siente. Te despido con una frase que un amigo (Christian Betoncelli) me dijo ayer “Quien no lloro con tu partida, es porque es de cartón”.

Javier Cufré


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