KATATONIA en vivo en Argentina: “Eternos nostálgicos”


Eternos Nostálgicos

“Síndrome psicomotor que se da en ciertas formas de esquizofrenia, caracterizado especialmente por el negativismo, la oposición, la catalepsia y estereotipos gestuales”. El significado literal de catatonia (con c) empapa el alma de la música que cae desde el escenario donde KATATONIA acaba de terminar de meternos en el alma este síndrome.

Empiezo por el final, pero cómo olvidar el principio, cuando te conocí, querido KATATONIA. Habituado a mis gustos de aquella época me extraño verte, teñido en ese colorado sentimiento sanguíneo de ANATHEMA, mirando el mundo con los gruesos anteojos de OPETH y escondiendo en un hombro un tatuado guiño al gótico.

Al instante los quise conocer y casi sin quererlo, empecé un viaje que quizás haya terminado el 2 de septiembre pasado. Ante la ausencia de teloneros, el ya atestado Uniclub me dio un tiempo que fue perfectamente matado entre fernet y recuerdos.

De repente, el pianito comenzó a sonar, y la banda de Jonas Renkse fue tomando su lugar en el escenario para arremeter con “Last song before the Fade”, de su último disco “The Fall of Hearts”. Maravillosa ironía comenzar la velada con un tema llamado “La última canción antes de desvanecerse”, o como quieran traducir. Los suecos habían llegado para copar la parada.

Por un momento temí que el presente se haría dueño de la noche, con composiciones más contemporáneas. Temí no ver gemas del pasado. Y así sucedió. Poco sonó de “The Great Cold Distance” para atrás. En una eterna metáfora de la vida, quería revivir esos momentos pasados hace años ya, donde llegué incluso a pensar que sería LA banda de mi vida. No fue así, si bien hubo pinceladas de la época que tanto me marcó, fue principalmente la última década la que más estuvo presente. Pero para mi sorpresa, y nuevamente cegado por la metáfora de la vida, el presente se me hizo tanto más lindo que el pasado.

Debo reconocer que luego de “Viva Emptiness” mi interés decayó en la banda. Ese disco, junto al maravilloso “Last Fear Deal Gone Down”, me habían cautivado terriblemente. Los siguientes discos continuaron la calidad, pero salvo ciertos destellos, quizás porque yo ya estaría “saliendo” con otras bandas, mi relación con los suecos fue esporádica y distante.

Pero todo cambió al verlos en vivo. La palabra que puede usarse fue “directo”, o en criollo, menos vueltas. Como cuando estás acodado en la barra, y sabés que la única razón para soltar el vaso de fernet es tomar a esa cintura que tanto te gusta; lo hacés y encima te sale bien.

Así sucedió en Uniclub, con las guitarras de Anders Nyström y Roger Ojerson destacando por su firmeza, sostenidos por una muy buena base rítmica, dejando todo en manos (o en voz) de ése maravilloso gordito que es Jonas. Disculpen que no haga una descripción más técnica de la performance, pero poca importancia le dí al “cómo” esta vez.

Grave error de cronista”, dirán. “Váyanse a cagar”, diría el cronista, porque salvo que hayan vivido a KATATONIA en vivo, no me entenderán. Y mirá que encima entre tanta maravilla de la última etapa del grupo, ya sea “The Racing Heart”, “Leaders” o la pesadez de “Forsaker”; tuvieron el tino de regalarme “Criminals” y por sobre todo, “Teargas” y “Evidence”. Sonaron estos temas y solo quise putear por lo efímero del tiempo. ¿Por qué algo tan maravilloso tiene que durar tan poco? Puedo jurarles que si muero hoy, ése momento, abrazado y besado en la boca por semejante tema, fue el instante más Glorioso de mi existir.

No me tocaron “The One You Are Looking For Is Not Here”, y aunque suene loco, lo agradezco. Hubiese significado una gran mentira. Lo que estaba buscando, efectivamente, estuvo en Uniclub. Lo corroboré con la increíble tríada que fueron los bises. “Lethean” es ese hermoso sufrimiento que me provoca esta banda, elevado a la enésima potencia. Y encima, esa gema salió en un sánguche donde “My Twin” y “July” fueron los panes. Dos temas que encima de todo, demuestran que esta gótica depresión llamada KATATONIA encima de todo, puede ser ganchera.

Las luces, escasas por suerte, se prendieron y hubo que desagotar tan rápido el lugar que el último trago fue en la vereda, preguntándome si todo había sido tan real como mi piel lo sentía. Y debo terminar con un triste mensaje para Jonas y sus muchachos: Sé que todo indicio de nuestros encuentros sigue indicando que deberíamos volver a vernos, volver a tener noches tan inolvidables como este 2 de septiembre. Pero algo adentro mío insiste en que no pasará, que no volveré a vivir lo mismo que esa noche. Y sí, estoy negativo. Estoy “katatónico”.

Texto: Rodrigo San Miguel

Fotografía de encabezado: Martín Darksoul. Cortesía ICARUS MUSIC.

Agradecemos a Marcela Scorca de Icarus Music por la acreditación al evento. | © METAL-DAZE.com | Todos los Derechos Reservados | Facebook | Twitter |


Translate »
error: ¡CONTENIDO PROTEGIDO!