LORD OF THE LOST en vivo en Argentina: “Más que un show, una experiencia”


Fecha: Jueves 1 de Mayo, 2025 | Hora: 19 hs. | Ciudad: C.A.B.A. | Lugar: Teatro Flores | Bandas invitadas: THEMERIA – DEVIL69

Uno puede salir enajenado de un recital porque fue a ver a esa banda que tanto anhelaba o bien porque es un fan extremo y, sin importar lo que hagan, siempre demostrará ese apoyo incondicional. Pero existe la posibilidad también de salir eufórico, no siendo un seguidor absoluto, porque la experiencia vivida trascendió lo musical y, sin importar el nivel de fanatismo, el disfrute fue para todos maravilloso. Los alemanes de LORD OF THE LOST arribaron a la Argentina como parte de su gira paralela, ya que el fin concreto por el que vinieron a Sudamérica era su presentación en el festival brasilero Bangers Open air. Su anterior presentación en 2023 se dio bajo el mismo marco, previo a tocar en el mismo festival, pero con distinto nombre (Summer Breeze por aquel entonces) y el lugar elegido en aquella oportunidad fue El Teatrito.

Antes de comenzar, para quienes nos conocen a la banda, deben licuar en su cerebro a RAMMSTEIN y MINISTRY con DEPECH MODE y PET SHOP BOYS y el resultado es un metal gótico industrial y hasta añadiría bailable. Es por que la experiencia fue una suerte de fiesta gótica donde, por supuesto, el outfit general de los presentes colaboró en gran medida a darle mayor contexto y atractivo al espectáculo.

La apertura del telón llego de la mano de THEMERIA. Los oriundos de zona sur, que, si bien no contaban aún con gran cantidad de asistentes, lograron cautivar a todos los presentes. A quienes ya los conocían, obviamente no fue novedad, pero para aquellos que no habían tenido el placer de escucharlos en vivo, fue una grata sorpresa. Es muy gratificante ver bandas locales que nada tienen que envidiarle a muchas otras internacionales que han pasado por ese mismo escenario como estelares, y me atrevo a decir que hasta en muchos casos, superiores a estas. En apenas 35 minutos, el trío plasmó mucha técnica y un poder absoluto donde, por suerte, la calidad del sonido los ayudó y todo se escuchó muy nítido. Cabe destacar que, durante toda la jornada, el sonido estuvo preciso y claro. Diez puntos para el equipo técnico. Finalizados los sureños, llegó el turno de DEVIL69 que propuso algo menos complejo, pero más al hueso, siendo casi un rock industrial. Con una performance estable, sin grandes lujos, pero con mucha actitud, sobre todo en sus atuendos y sus caras pintadas, fieles a la propuesta dark-gotic de la noche, lograron simpatizar a una vasta concurrencia sobre todo con algunos covers adaptados al estilo como Dangerous de ROXETT o Hot N Cold de KATY PERRY.

Mientras corría la espera entre la última banda soporte y el plato fuerte de la noche, la ansiedad del publico fue calmada con un pequeño set de IRON MAIDEN por los parlantes, donde la última canción elegida por el sonidista, muy astuto, fue Run to the hills y que creo un ambiente festivo, donde hasta los barman cantaban y dejó en bandeja todo servido para que los germanos comiencen con el pie derecho.

Cinco minutos antes de las nueve y media, The Curtain Falls fue la encargada de abrir el espectáculo. Una avalancha tomó posesión de las vallas y logró conmover visiblemente a los músicos que parecían no esperar semejante recibimiento. Si bien el recinto estuvo lejos de completar su capacidad, los que asistieron se hicieron notar por duplicado. The Future of a Past Life aumentó la presión en la gente y dejó el camino abierto para que, una vez terminada, Chris Harms, su vocalista, hiciera un agradecimiento por la asistencia, que se notó muy genuino, . Tanto él como sus compañeros emanaban sonrisas y asombro por la devolución de la gente.

Dry the Rain, de su primer disco Fears (2010), se ha convertido en un clásico y así se notó con todo el lugar casi bailando al son de su melodía, para luego decantar en otro de sus hits, Loreley, de unos de sus álbumes más vendidos, Thornstar (2018). En esta ocasión, Chris aprovechó para cederle el protagonismo a sus compañeros, sobre todo al baterista, Niklas Kahl, a quien las luces iluminaron casi en solitario al comienzo del tema, para luego darle lugar a Klaas Helmecke en el bajo y, más tarde, a Benjamin “Benji” Mundigler, quien alternó como poli-instrumentista entre guitarra y sintetizadores. Sin dudas, uno de los puntos más alto de la noche. Si bien los registros del cantante suelen ser graves, durante esta canción aprovechó (cuando pide que griten con fuerza para él), para jugar con tonos más agudos, pasando del gutural a casi un tenor de manera impoluta, lo que dejó entrever que posee mucha más técnica que la que suele plasmar en estudio. Pasó Destruction Manual donde las miradas se las robó Pi Stoffers, guitarrista principal, generando así una ola masiva en el piso, con todo el aforo saltando en sincronía, mientras nuevamente los músicos bailaban y disfrutaban de la química en el ambiente.

Bajando un cambio en velocidad, pero subiendo varios en intensidad, llegó For They Know Not What They Do, del aclamado disco conceptual Judas (2021), donde el movimiento de cabezas marcó el pulso indicando que estábamos frente a un tema bien poderoso y oscuro. Raining Stars trajo consigo una sorpresa y fue que Chris bajó al espacio entre el escenario y las vallas para cantar con el público y hasta se animó a dejarse caer, no completamente, sobre la gente en la primera fila. Era notorio que había un amor y respeto mutuo y que solo cosas buenas podían salir esa noche. Pasó Sex on Legs, donde nuevamente se vio a los protagonistas boquiabiertos por el ruido y el despliegue de la gente que no paró de saltar y moverse desde el primer minuto. Continuaron con el repertorio, Born With a Broken Heart y el duo inseparable, Live Today y Die Tomorrow. Durante el primero hubo mucho movimiento arriba del escenario, con músicos que cambiaban de posición y se hacían bromas unos a otros, mientras que, en los otros dos, se pudo apreciar mucho más activo al tecladista, Gerrit Heinemann, quien oficia también de poli-instrumentista ya que tiene detrás de él, un set de toms con un crash que en otras ocasiones ha sido batería electrónica. 

Como era de esperar, apareció el tan anhelado “Ole, ole, ole…”, que toda banda quiere escuchar, para exprimir las emociones de los alemanes donde, todo lo que provenía de ellos, parecía ser cien por ciento sincero. El espectáculo continuó con Black Halo, Forevermore y Drag Me to Hell, momento en que Harms volvió a agradecer, porque la fuerza del público le hacía recordar a un estadio lleno. Es cierto que muchos suelen decir este tipo de cosas para interactuar y hacer que la gente esté mas dócil, pero lo cierto es que las palabras que salían de la boca del cantante, se escuchaban genuinas; como si ciertamente estuviera conmovido por la aceptación de los presentes.

Algo que olvide mencionar y no es un dato menor, fue la puesta en escena y el constante apoyo de las luces que dieron un show aparte. No hubo canción en la que pasaran desapercibidas y le dieron muchos matices a las canciones para bien llevarlas a la oscuridad desde lo emotivo o bien realzarlas cuando era momento de baile y euforia.

Blood for Blood reafirmó que aún había mucha energía en Flores, no solo por parte de los espectadores que saltaron sin cesar, sino arriba, con un vocalista jugueteando con el micrófono, imitando que lamía al mismo y riéndose con cierta complicidad. Aquí Harms pidió algo particular; saltar en su propio eje, mientras giran, lo que tuvo aceptación completa y todo El Teatro giro al son del tema, mientras su compañero Gerrit tuvo la genialidad de meter la melodía del “Ole, ole, ole…” en medio de la canción, generando así una ovación extra descomunal. Pasó Unstoppable, cover de SIA, y We’re All Created Evil donde se presenció el pogo más grande de la noche. La imagen que quedó en mi cabeza fue la de un padre, fuera de todo estereotipo metalero, casi con una presencia de oficinista, con su hija de unos once años y ambos agitando los brazos y cantando todas las letras. No solo es linda la imagen de ver ambas generaciones disfrutando de lo mismo, sino que fue una muestra de que LORD OF THE LOST fue más que simplemente un show de metal, sino una reunión que juntó a los más diversos grupos y los unió en comunión para una misma celebración.

A falta de dos canciones para que termine, Chris hizo alusión a que no son de esas bandas que se van para que pidan que vuelvan. Ellos empiezan y terminan y les doy la derecha. No siento que sea algo necesario, sino parte del uso y costumbre y, verdaderamente, carece de sentido, más cuando el tiempo transcurrido entre salida y regreso son apenas dos minutos. Ni tiempo suficiente para ir al baño. Dicho esto, es que el cantante pidió silencio absoluto y todo el recinto acató, hasta los guardias de seguridad, para así darle comienzo a Blood & Glitter y que realmente explote todo. Si por algún motivo quedaban dudas de la fidelidad de esa noche, toda duda se extinguió acá. Baile, salto, luces, coros, gritos, pogo. Todo lo que puedan imaginar, sucedió durante este tema, que le da nombre a su anteúltimo disco que probablemente fue el más taquillero y por el cual lograron mayor trascendencia a nivel internacional. Este tema lo tocaron en el Eurovision del 2023, logrando cruzar muchas fronteras por la magnitud de festival-concurso, siendo televisado por las principales emisoras.

El final llegó de la mano de One Last Song, que tiene todos los condimentos para ser el ciere perfecto de una jornada increíble, única, que nos tuvo a todos, sin importar el nivel de fanatismo, en una misma nube de éxtasis. Y la frutilla del postre fue la despedida, que vino acompañada del tema YMCA de VILLAGE PEOPLE, pero adaptado a la banda y en vez de ser YMCA, se escuchaba “Eeeeel Ou Ti El”. Nuevamente risas entre el público y más y más aplausos. 

El resumen es que no se habían ido del escenario y ya queríamos que volvieran y eso es síntoma de que fue una noche para el recuerdo. Que haya habido, considerando el lugar, poca asistencia, en parte se debe a la cantidad de recitales que hay y muchos en simultaneo. El festival de Brasil dio muchos shows paralelos, muchas bandas que vinieron antes o después del festival y congestionó mucho las carteleras. Y no solo es un tema de tiempos, sino económico y hay que elegir en que canasta poner los huevos. Lo que sí es seguro, es que la próxima vez que vengan, ahí vamos a estar, firmes y promoviendo enérgicamente que asista más público ya que, a mi entender, hay que vivir al menos una vez la experiencia LORD OF THE LOST.

Texto: Santiago Izaguirre
Fotos: Agustín Avil
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