MR. BIG & SEBASTIAN BACH en vivo en Argentina: “Noche de leyendas y despedidas”


 

Fecha: Miércoles 1 de mayo de 2024 Lugar: Estadio Obras Ciudad: C.A.B.A. Hora: 20:00 hs. | Banda invitada: KARKAMAN  

 

El estadio de Obras Sanitarias, “el Templo del Rock”, fue testigo de la despedida de los escenarios de MR. BIG, una verdadera leyenda con músicos de otro planeta. Y, como si fuera poco, acompañándolos estuvo nada más y nada menos, que el mismísimo SEBASTIAN BACH, haciendo de esta una noche ideal culturalmente hablando.

La antesala a estos dos pesos pesados la dio KARKAMAN a quienes, lamentablemente, no llegamos a ver, pero los comentarios de radio pasillo hablaron muy bien, haciendo hincapié en que estuvieron a la altura de lo que exigía la noche, dejando gran imagen en los presentes.

A las 20 hs. puntual se apagaron las luces para que entre él; la voz de SKID ROW, una banda que hizo delirar a miles de personas en los ochenta, pero que hoy venía en modo solista con una agrupación aún en formación. Como era de esperar, sacó de la galera todos los clásicos de SKID ROW que, claramente era lo que la gente pedía, y sumó al repertorio algunas cosas suyas.

El puntapié inicial lo dio “What Do I Got to Lose?”, de su último disco “Child within the man”, dando una inyección letal para que comience el clima hard rockero y el delirio del público. A este lo siguieron “Here I Am”, “Big Guns”, durante el cual tuvieron que palear algunas dificultades técnicas con la guitarra que llevó un tiempo solucionar. Para sostener la ansiedad de la gente, SEBASTIAN, muy astutamente, improvisó una versión a Capella de la maravillosa balada “Wasted Time” que, a decir verdad, con 56 años en su espalda y una vida de excesos, logró hacerlo de manera muy acertada. En la previa, este fue un tema entre los presentes, de cómo llegaría su voz para afrontar este tipo de eventos y con pequeñas falencias propias de la edad y la agitada vida que llevó, fue más que digno y por momentos, hasta emotivo escucharlo cantar.

Pasó “Sweet Little Sister” para desembocar en uno de los momentos más intensos de la noche, “18 and Life” no sin antes sacar un papelito (acto que repitió varias veces durante el show) para leer, en un español muy rústico, que con esta canción comenzó toda la locura y la magia de SKID ROW, por lo que su interpretación fue, sin dudas, una explosión en el recinto. Como un tren pasaron “Piece of Me”, “Everybody Bleeds” también de su propia gestión y “Slave to the Grind”. Durante todo el espectáculo, el vocalista no paró de saltar, correr, interactuar al extremo con el público y reírse en todo momento. Se vio, no solo un showman, sino a alguien que vino a disfrutar y a regalarnos una noche única. En cuanto a los músicos, sobresalió la tarea del guitarrista (Brent Woods) quien, además de su excelente desempeño, regaló púas, botellitas de aguas y fotos, una vez finalizada su actuación. Por su parte, el bajista (Rob De Luca) mostró su destreza con algunas pinceladas, mientras que en batería (Bobby Jarzombek) tuvo una performance respetable, pero con algún desajuste cuando intentó meter arreglos con el doble pedal.

La lista continuó con “Rattlesnake Shake”, “The Threat”, “American Metalhead” que tras unas breves palabras en Ingleñol convirtió en “Argentinian Metalhead” y “Monkey Business” donde pareció arrojar TNT al público con todas las almas saltando al unísono. Tras el cover de RUSH “Tom Sawyer” y la obligada “I Remember You”, dedicada a varios músicos que ya nos han dejado como Vinnie Paul, Dimebag Darrell, Ronnie James Dio y Taylor Hawkins entre otros, llegó el final de la mano de la enorme “Youth Gone Wild”. Como era de esperar, todo fue ovación, aplausos, fotos y alegría por doquier. Los años le pasan a SEBASTIAN BACH y su voz ya no es la misma, pero el amor por la música y el frontman que supo ser, siguen siendo distintivos que mantiene vigente.

Faltando diez minutos para las diez de la noche, los aplausos ensordecedores invadieron Obras para el ingreso de la banda estelar de la noche. Era la última entrada en escena de MR. BIG y eso generó, sin dudas en más de uno alguna que otra lágrima. Estaban ahí, parados delante nuestro por última vez, con un Eric Martin canchero en su vestimenta como siempre, un Paul Gilbert contrastando con traje y corbata, un Billy Sheehan impoluto y un “recientemente” incorporado Nick D’Virgilio en batería que, sin decir mucho (aunque con un vasto curriculum), fue sencillamente mágico.

El elegido para arrancar fue “Addicted to That Rush” del homónimo primer disco, “MR BIG” donde ya se asomó la virtud tanto de Gilbert como de Sheehan en la intro. Con el público a sus pies, continuaron “Price You Gotta Pay” y “Daddy, Brother, Lover, Little Boy (The Electric Drill Song)” durante la cual apreciamos a un vocalista bromeando con los músicos, haciendo de bajista mientras este tocaba la harmónica y durante todo el show, muy activo, corriendo, bailando, pero siempre con cierto hermetismo hacia la gente, como si hubiera un voto adicional de respeto. Quienes lo hemos visto participar con AVANTASIA nos resultó raro que sea el mismo personaje, como extrañamente tímido; pero el contraste fue de los músicos, quienes nunca dejaron de emanar buenas vibras para con la gente y con un profesionalismo difícil de ver en todos lados.

Con la llegada de “Alive and Kickin’” se dio un pequeño quiebre, donde entendí por qué se llamó gira despedida. Eric Martin tiene 63 años, mucho tiempo arriba de las tarimas y con una vida que no ha de haber sido fácil de llevar. La fama debe ser muy linda, pero convivir con ella a diario no debe ser tarea sencilla. Esto a la larga, degenera el cuerpo y la voz no queda ajena a este proceso. Con el correr de los minutos, la intensidad de su voz fue mermando y le costó mucho llegar al final del show, viéndose obligado, por momentos, a recurrir a frases cortas y sin excesos. Por suerte, tiene grandes compañeros que no solo son animales tocando, sino que lograron rellenar esos huecos con coros muy bien logrados.

Pasaron en fila “Green-Tinted Sixties Mind”, “CDFF-Lucky This Time”, subiendo intensidad con “Voodoo Kiss” y “Never Say Never” donde apareció el bajo doble mástil para agigantar, aún más, la figura de Billy y luego bajar un cambio, de manera rotunda, con “Just Take My Heart” y que los encendedores y celulares cobren protagonismo. Para elevar las pulsaciones nuevamente, interpretaron “My Kinda Woman” y “A Little Too Loose”, donde el primero fue poder puro, con un Paul Gilbert encendido con esos riff que exige la canción mientras que, en el segundo apareció ese mix de blues sureño y hard rock que me hizo recordar a JOE COCKER por la expresión de la canción.

Continuó el repertorio “Road to Ruin”, con un inicio a coros alucinante para luego comenzar una seguidilla de temas prácticamente acústicos. “To Be With You” fue el primero y, si bien musicalmente fue espléndido y hasta hicieron uso de la batería con un ritmo suave (cosa que no sucede en estudio), la voz no pudo cumplir con sus exigencias y quedaron muy en evidencia los problemas vocales que acarrea el cantante. No logró acompañar la canción y hasta tuvo desajustes tonales, que son extraños en personalidades de esa talla. Lo mismo paso en “Wild World”, este gran cover de YUSUF/CAT STEVENS, donde el plus estuvo en su aporte con la guitarra acústica, tocando a dúo con Gilbert, pero, nuevamente, no pudo estar al nivel requerido.

A esta altura, creo que su poca interacción con la gente fue quizás propia de su enojo/desazón por no poder ser ese Eric que tanto anhelaba y recordaba de sus buenas épocas. Pero, para olvidarnos por un rato de esto, fue el turno de los solos. Comenzó Paul con una actuación estelar, maravillosa, digna de un maestro, emanando sentimientos en cada nota, cada acorde. Fue todo un espectáculo aparte. Y, mientras terminaba, enganchó con “Colorado Bulldog” para caer en el solo de bajo. No soy muy entendido en lo que a las cuatro cuerdas respecta, pero, quienes parecen serlo, lo alabaron al nivel de un rey y, no por nada, está catalogado dentro de los mejores.

Finalizado esto, los precedieron una serie de covers, “Shy Boy” a pura velocidad con un doble pedal casi a nivel power metal y de perfecta ejecución por parte de Nicky, “30 Days in the Hole” antecedido por coros haciendo juego con el nombre del tema y así decantar en lo que fue uno de los mejores momentos de la noche, al menos el más dinámico, ya que en “Good Lovin’” todos cambiaron sus roles. Eric fue al bajo mientras la voz la tomo Billy y en cuanto a batería y guitarra intercambiaron Paul y Nicky. Si hacía falta algo para entender por qué son una banda mítica, era esto. Todos en diferentes lugares, sacándolos de su zona de confort y todos haciendo un papel extraordinario. No era un tema sencillo y, sin embargo, lo hicieron fantástico.

Y como todo show tiene un final, el mismo llego por parte de “Baba O’Riley”, tema original de THE WHO que, obviamente, interpretaron de manera magnífica, instrumentalmente hablando, no dejando dudas de por qué son legendarios. Me dejó un sabor semi-amargo la performance de Eric Martin, pero entiendo que ya no está a su alcance modificarlo y que, precisamente por eso, ha decidido dar un paso al costado, cosa que respeto mucho. Sin dudas les deseamos éxitos a todos y esperemos que el destino los vuelva a unir de alguna manera para seguir regalándole al mundo tanta magia.

Texto: Santiago Izaguirre
Fotos: Estanislao Aimar
Agradecemos a Nicolás Tavella por la acreditación al evento.
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