Nacidos y criados en Birmingham (Inglaterra), NAPALM DEATH fue, es y será palabra autorizada a la hora de hablar de metal extremo. Es que desde 1981 que vienen cruzando límites, tanto con su música como con su lírica/compromiso y postura ante la vida, abriendo las cabezas de la gente. Originalmente formados bajo el nombre CIVIL DEFENSE, fueron dando pasos cortos pero seguros hasta convertirse en la banda más representativa del Grindcore en la actualidad.
Sobre finales de los 80’s junto a criaturas como CRIPTYC SLAUGHTER, REPULSION, DEATH o D.R.I., por solo nombrar algunas, cimentaron la base de lo que hoy conocemos como música extrema; mas allá de sus diferentes vertientes.
Luego de varios demos, la mayoría de dudosa calidad sonora, la banda edita el indispensable Scum, y a partir de allí, el underground posaría sus ojos sobre ellos, dando lugar a una criatura que, pese a los infinitos cambios de formación, jamás dejó dudas respecto de su misión en el mundo de la música.
En esta selección, absolutamente personal, se incluyen tres álbumes que, no solo son los de mi preferencia, sino que además evidencian facetas diferentes en la extensa carrera del grupo pero enlazados por un denominador común: el compromiso ineludible con la obra.
1. Scum (1987)
A mediados de los 80, mientras el metal se ramificaba en subgéneros como el thrash, liderado por los “Big Four” (Metallica, Megadeth, Slayer, Anthrax), y el death metal estaba en sus primeras etapas abullitivas, en Inglaterra, en la escena más extrema, se gestaba algo aún más radical. Ese estallido tomó forma con el debut de NAPALM DEATH, Scum, considerado el primer álbum de grindcore de la historia.
Lo que encontramos en Scum es una descarga visceral de cómo sentían la música en ese momento: rabia, confusión, inexperiencia y letras ásperas. Las influencias principales provenían del hardcore y del punk más mugriento, pero con un aura “heavy” que elevaba el material varios peldaños más arriba.
Así nacieron piezas como Instinct of Survival, que después de la intro Multinational Corporations, nos golpea con puro machaque y marcha “hardcoriana” y con salvajes cambios de ritmo, nos levanta de la silla de una patada directa al mentón; You Suffer, la canción más corta jamás grabada —un segundo que se convirtió en clásico y en broma recurrente en los conciertos—; y Siege of Power, riffera y ganchera, uno de los grandes himnos de la banda que aún hoy se celebra en vivo como un gol.
Scum no es simplemente un debut: es la piedra angular de todo un movimiento. Su importancia no reside en la prolijidad técnica, sino en la brutal honestidad de un disco que marcó el nacimiento del grindcore y se volvió fundamental para entender el desarrollo del metal extremo a partir de entonces.
Disco 2: Utopia Banished (1992)
En 1992 el metal extremo vivía un momento de ebullición y fractura. El death metal viraba lentamente hacia terrenos más técnicos y brutales, mientras que el black metal noruego se consolidaba con su propuesta cruda y atmosférica, al mismo tiempo que sacudía al mundo con el escándalo mediático de la quema de iglesias. Ese año dejó un legado musical crucial para comprender la evolución posterior no solo de varios subgéneros, sino también de nuevas microescenas que surgían en países donde, en la década anterior, casi no había movimiento. En ese contexto, Napalm Death lanzó Utopia Banished, un álbum que marcaría un antes y un después en su carrera y en el metal extremo de los 90.
Con la incorporación de Mitch Harris en guitarra y del nuevo baterista Danny Herrera, la banda alcanzó la que se convertiría en su formación más duradera: Barney Greenway en voz, Jesse Pintado en guitarra, Shane Embury en bajo y coros, más Harris y Herrera como refuerzo fundamental; algo para destacar antes de meternos en la sonoridad del disco. Utopia Banished fue un álbum innovador para la banda: mantuvo la complejidad compositiva de los discos anteriores, pero introdujo un mayor uso de ritmos medios y elementos de groove, dando lugar a un material más desarrollado y pesado. Editado en un momento donde la banda seguía experimentando estilísticamente, era una transición natural hacia lo que luego florecería con toda claridad en trabajos como Inside the Torn Apart o Diatribes.
Temas como I Abstain, Dementia Access y The World Keeps Turning muestran la potencia de un grupo que, lejos de repetirse, buscaba expandir sus límites. La producción es imponente, el groove arrastra sin piedad y la voz de Barney prendido fuego apuntala la muralla creada por sus laderos.
Utopia Banished no necesita más justificación para ser considerado esencial: es un álbum fundamental no solo dentro de la discografía de NAPALM DEATH, sino también en la historia del metal extremo de los noventa. Una obra que ayudó a moldear la forma en que el género se expandió y se reinventó en una década decisiva.
Disco 3: Diatribes (1996)
En 1996 el panorama del metal era muy diferente al de 1987. El género ya no era marginal: se había diversificado en una infinidad de subgéneros.. Era un tiempo de transición, donde las bandas buscaban nuevos caminos y experimentaban con sonidos que hasta poco antes parecían imposibles de mezclar. Korn estaba en la cima con su fusión de metal y hip-hop, Marilyn Manson sacudía con Antichrist Superstar y el enfoque industrial, mientras que la segunda ola del black metal noruego, encabezada por Mayhem, Emperor y Cradle of Filth, ganaba terreno y controversia. A la vez, el death melódico crecía con fuerza gracias a In Flames, Dark Tranquillity y AT THE GATES y Therion mostraban una veta sinfónica de enorme alcance. Era un mapa complejo, cambiante y en ebullición, y en ese contexto Napalm Death eligió no quedarse quieto y arriesgar.
Con Diatribes, la banda —formada entonces por Barney Greenway (voz), Jesse Pintado (guitarra), Mitch Harris (guitarra), Shane Embury (bajo, coros) y Danny Herrera (batería)— apostó a un sonido moderno y diferente, reforzado por la producción de Colin Richardson, (Sepultura, Fear Factory y Machine Head). Esa elección ya marcaba la dirección: un disco de aura casi industrial, pulido, adaptado a la atmósfera de la época pero sin perder la brutalidad que siempre caracterizó al grupo.
El resultado es un álbum denso, cargado de groove y con un filo experimental que lo distingue dentro de la discografía de Napalm Death. Greed Killing y Glimpse Into Genocide conforman el imaginario golpe “uno-dos” de cualquier boxeador en el momento clave de la pelea: riffs que golpean, ritmo que no da respiro y una intensidad que se traduce en un knock-out certero. Cursed to Crawl, en cambio, desanda esos caminos “industriales”, que la banda parece mixturar con su pasado, para dar como resultado, una suerte de variada intensidad musical en pos de una canción mucho más orgánica y desarrollada.
Diatribes es un material arriesgado, jugado, que incorporó influencias inéditas en la banda hasta entonces, pero con la impronta brutal y demoledora que los hizo pelear mano a mano a cualquiera que se les cruzara en el camino.
Napalm Death es una banda que si bien hoy en día, mantiene una línea musical concreta, en el pasado ha sabido coquetear con diferentes estilos; es por ello que al hablar de “coherencia”, la misma se engloba en la manera en que la banda ha desarrollado su carrera, la cual pese a los cambios momentáneos, se ha mantenido con una impronta inalterable.
Scum, Utopia Banished y Diatribes marcaron el principio de mucho de lo que suena hoy en día en partes disimiles pero marcadas por el revisionismo histórico que, humildemente, hoy nos permitidos hacer desde este humilde lugar. Ellos revitalizaron la década de los noventa y marcaron el camino; y por último, en el caso de Diatribes, algo que pareció ser un desliz en tono moderno, con el tiempo supieron encaminarlo tomando lo mejor de allí y tamizando lo que no llegaba a convencer del todo para reutilizarlo en el futuro.