Fecha: Domingo 22 de Diciembre de 2024 | Hora: 17 hs. | Lugar: Groove (Palermo) | Localidad: C.A.B.A. | Bandas invitadas: WICCA, SANGRE DE BARRO, MISERERE, IAH, UNDERMINE & AVERNAL.
La cita en cuestión tenía como motivo una nueva edición del Festival Noiseground. Podemos tomar lo de Festival como etiqueta o como concepto. En la primera acepción bastaría con sumar bandas y/o solistas y listo, ya tendríamos una buena cantidad de música en vivo y chau; puede llegar a ser un embole, claro, pero lo bueno es que serán varias horas (¿¿¡¡¿???). Por otro lado, si vamos a la segunda acepción, festival estará más asociado a lo fabulosamente divertido, entretenido y emocionalmente catártico, ya sea que haya muchos artistas o un solo tipo con un ukelele.
¿Cuál fue el caso de este Noiseground?: El de un verdadero festival que incluyó los nombres de propuestas nuevas en ascenso, bandas establecidas y verdaderas leyendas para lograr un poderoso cóctel molotov que explotó, ardió e hizo arder a todos los presentes.
Primeramente, nuestras disculpas a la gente de WICCA. Problemas con el transporte público hicieron que llegáramos apenas finalizada su presentación. Podríamos conseguir la lista de los temas y hacer un comentario tipo neutro… pero ese no es nuestro estilo, preferimos ser honestos. No faltará oportunidad de verlos en vivo.
A los que sí ya pudimos ver fue al trío SANGRE DE BARRO quienes, a fuerza de un rock pesado con influencias retro, espesaron la tarde y enrarecieron el ambiente. Frustración/Aceptación, Creadores y La Gran Ausencia fueron su carta de presentación que ya nos iban poniendo en clima para lo que vendría (y verán que eso no era poca cosa). Luego fue el momento de un tema nuevo, tan nuevo, que ni ha sido bautizado todavía. Lástima que no pudieron (por cuestiones técnicas) hacer sonar otro tema recién creado porque eso ya nos mostraría más claramente qué es lo que se viene, pero no desentonó con lo que estaba sonando ni con Las Aguas, Enmascarar/fuga y Mundo Actual que fue con lo que cerraron su aguerrida participación. Buen acto para afrontar lo que siguió.
Y lo que siguió fueron los criminalmente agresivos MISERERE. Una mezcla de hardcore con estilos extremos del metal se hizo presente, un septeto comandado por la vocalista Renata Modarelli quien se hizo dueña del escenario, acompañada portentosamente por dos guitarras que sumadas a la base de bajo (que también hizo coros) y bata, conformaban una muralla no exenta de arreglos interesantes y cambios de ritmos, pero muralla al fin. Hicieron casi completo su trabajo Quiebra Todo. También hay que destacar los aportes de una percu adicional y el disparo de pistas que le daban un pequeño touch industrial o algún pasaje símil base tecnosa. Así pasaron las recalcitrantes Rata, Cambiaste De Bando y Plaza Miserere. Intro, outro y seis canciones entre ambas de un setlist como para irse después a dormir con la luz prendida.
Bajar un poco el ritmo no estaba mal, es lo que hizo el trio IAH. Pero bajar las RPM como lo hicieron ellos no fue como para relajarse. Pues lo hicieron con un doom/Stoner con toques psicodélicos y totalmente instrumental. José Landin en batería, Mauricio Condón en guitarra y Juan Pablo Lucco Borlera en bajo, proponen una música que, más allá de tal o cual composición, nos lleva en un viaje raro, agreste, donde los paisajes van cambiando sin que sepamos bien dónde estamos o hacia dónde vamos. De a ratos más rápido o más lento, como por una ruta o también barranca abajo, respetando mapas o cortando caminos. En algún momento el viaje termina, obvio. Ahí, es cuestión de mirar alrededor y tratar de entender a dónde nos han dejado. Un destino que, más allá del disfrute, nos hace preguntar “-¿cómo llegué acá?”.
Seguimos viaje y ¡Agarrate Catalina! Porque los UNDERMINE llegaron y arrasaron desde el minuto uno. Thrash y death metal poderoso, acelerado y muy bien elaborado. Musicalmente rico y técnicamente impecable, se despacharon con una andanada de canciones que no pidieron permiso ni dieron respiro. Ya nomás arrancar con Esperando A Los Gusanos era poner todas las cartas sobre la mesa. Si no estabas bien parado para Grind Halen y Negligente te llevaban puesto, y no hablo del furioso pogo y rondas que se armaban, sino de las canciones mismas. Decir brutal es poco. Los invitados aparecieron en el momento más hardcore punk del setlist: Cristian (de AVERNAL) sumó su voz a El Sueño Americano y Gonza (WRNN) hizo lo mismo en Valentín Alsina. Luego volvimos al thrash/death habitual y la banda la siguió rompiendo. Pappo, Bajo El Velo De La Masacre y La Casa De Las 100 Habitaciones cerraron la contundente participación de… ¿el punto más alto del festival?… si no lo fue estuvo a nada de serlo.
El nombre AVERNAL necesita poca presentación, ya todos sabemos de qué se trata. Aun así, que el primer tema luego de la presentación de UNDERMINE fuera La Tormenta Después De La Calma parecía una broma… pero era AVERNAL y esta gente va en serio. Con un incendiario Cristian Rodríguez en las voces, secundado por el tándem de guitarras a cargo de Federico Ramos y Gonzalo Varela, a fuerza de riffs frenéticos como los de Mediador y Alquimia más la sólida y vertiginosa base de Tulio Navia (bajo) y German Rodríguez (batería), echaron más leña al fuego. Lo mismo sucedió con Catalepsia, tanto que no sabemos de dónde sacaba el público la energía para rondas y agite a esta altura. Ocho furiosos temas en total, entre los que sonaron (¡Y cómo!) Habitante De Cadáveres e Hilera De Cráneos, desafiando a la multitud a redoblar la apuesta en cuanto a aguante. Y la gente respondió a pleno salto y rondas mientras cantaban todas las canciones. AVERNAL partió del lugar que habían dejado quienes los antecedieron y a partir de ahí construyeron una presentación demoledora. Una tormenta perfecta.
Y ahora sí, los cabeza de cartel decían presente sobre las tablas de Groove. Los RATOS DE PORAO desplegaron un extenso catálogo de canciones. No importa mencionar Beber Ate Morrer, Crocodila, Crise Geral, Crucificados pelo sistema o Farsa Nacionalista, la poco más de una hora de la banda en el escenario fue una completa descarga de furia hardcore punk casi sin interrupción entre canción y canción, haciendo un importante repaso por su larga trayectoria. Demás está mencionar, que João Gordo es la figura que se destaca por sobre el resto de la agrupación, pero déjennos decirles que musicalmente el impresionante trabajo del baterista Boka es lo que sostiene y empuja a la banda. Su energía, recursos técnicos y despliegue infatigable hacen que el resto pueda hacer y deshacer a destajo sin preocuparse demasiado. Y como el guitarrista Jão y el bajista Juninho no se relajan, tuvimos un concierto a la altura de lo que su leyenda promete. Muy comunicativo estuvo el vocalista para con el público argentino, excelente relación que ya viene de larga data. No hubo mucho pedido de agite, básicamente porque la gente estaba prendida fuego al son de Igreja Universal, Descanse em paz, Amazonia Nunca Mais o lo que fuere que estuviera sonando, como si estuvieran en el acto apertura y no hubiesen pasado ya seis agrupaciones atronando a pleno. Esto habla, a las claras, de la identificación en Argentina con la banda brasileña, con su postura, con su mensaje, con su constancia… no es de extrañar, porque nadie se convierte en leyenda porque sí.
Y llegó el final, que encontró a todos extasiados, agotados por otra jornada musical memorable. Una fecha que le puso al término festival la vara mucho más alta. Seguro vendrán otras fechas donde varias bandas y/o solistas estarán a la altura de esta o incluso más, seguro.
Sin embargo, en este momento no sabríamos decirles cómo podría ser eso.
