Hacía poco tiempo había tenido la chance de ver a Russell Allen en vivo con su otra banda, ADRENALINE MOB, y si mi memoria no falla, mis expectativas no eran tan altas musicalmente hablando; aunque si quería ver el desempeño en vivo del virtuoso Mike Orlando. Si recuerdo que me taparon la boca. Bueno, lo mismo me pasó con SYMPHONY X, salvando las distancias de género. Y si de género hablamos, debo decir que lo progresivo (salvo en contados casos), no me cabe ni un poco, y lo digo de corazón, me aburre muchísimo. No me despierta nada. Siento que es un género donde abundan los virtuosismos individuales pero que en el balance general, falta sal y pimienta. Y si bien tiene que ver esto que resalto con un gusto meramente personal, también sabía de antemano que SYMPHONY X es una banda cargada de virtuosos, los cuales por momentos rompen ese tabú del género y siendo coincidente con mi pensamiento no me aburrieron. Mechan en su propuesta cuestiones traídas del power metal y tienen mucho de banda heavy. Ojo, tener entre sus filas un virtuoso como Michael Romeo, también les proporciona otros detalles un tanto neo-clásicos, pero nunca vamos a poder dejar de decir que es una banda en todo su contexto practicante de una especie de power metal progresivo. Me atreví, fui y esto entendí.
En este sentido señores, a la banda de los “Michaels” no le falta nada, está dotada de grandes músicos como Michael Pinnella, Michael LePond y Jason Rullo, quienes no rellenan, la rompen, cual músico virtuoso progresivo cité al inicio de mi relato. Y en este contexto, el show del pasado jueves fue muy bueno y grato. Tener el talento vocal y escénico de Russell, no lo tiene cualquiera (ya se que no estoy descubriendo la pólvora) pero no es moneda corriente. El tipo canta, jode a sus compañeros, arenga, no se cansa de hacer chistes con el público y es súper baboso, le encanta mandarle fruta a cada mujer que tiene cerca y claro que si, tiene con que. O sea que si algún día tenés que buscar un cantante que garpe, llamalo a éste. Lo que potencialmente sería casi inviable para un cantante, no lo es para Russell Allen; lo que podría ser imposible para un guitarrista como Michael Romeo, tampoco lo es y así sucesivamente con el resto de los integrantes. Estamos ante la banda de los “imposibles posibles”. Y son ellos más sus tres talentosos compañeros los que hacen justamente todo lo posible para que después de verlos en vivo los tratemos como un “Dream Team”.
Ya yendo al show puedo decir que estuvo compuesto en su mayoría por canciones pertenecientes a su más reciente álbum, “Underworld”, el cual los trajo de gira por Sudamérica. De movida la cosa arrancaría bastante picante con “Nevermore”, “Underworld” y “Kiss Of Fire”. El sonido no sentí que haya sido del todo bueno durante el show, tal cual se lo dijo medio en broma y medio en serio el cantante a su sonidista casi final del show, aunque tampoco podemos decir que sonaron mal. Si tardó la historia alrededor de tres temas para que se acomoden lo mejor posible, pero no fue malo. También fue un show que subió y bajó los decibeles y canciones como “Without You” colaboraron con esa moción, aunque canciones como “Charon” y “To Hell And Back” los hicieron volver a la potente normalidad. Está última también permitió que su cantante actúe al mejor estilo Hollywood utilizando una máscara de bueno y otra de malo, actuando y cantando en relación a lo que la letra iba contando.
Buena performance, buen trabajo, súper sólido. Y su voz, si…su voz, que pibe, lo que canta! Hace con las cuerdas vocales lo que se le da literalmente la gana. “In My Darkest Hour” y “Run With The Devil” serían algunos ejemplos más como durante todo el show. “Swan Song” lógicamente bajaría algún cambio nuevamente y llevaría la propuesta a un eje más melódico y romántico, no sólo por su letra, sino por la fisionomía con la cual gestualmente el quinteto se mostró arriba del escenario. Esta parte la disfruté mucho, de verdad. Fue un momento musical muy interesante. Ya previo al cierre del show llegaría la instrumental progresiva “The Death Of Balance/Lacrymosa”, donde sólo se pudo apreciar el talento individual de cada uno de los músicos. “Out Of The Ashes” también hizo de las suyas junto a la gran “Sea Of Lies” donde Mike Lepond la rompió con el solo de bajo inicial.
Descanso previo y despedida final con dos canciones de las más relevantes en la historia de la banda. Sonó la trabada “Set The World On Fire” y el clásico “Legend”, dedicado a los grandes héroes del metal mundial ya desaparecidos físicamente como DIO, LEMMY y tantos otros. Casi hora y cuarenta minutos de show, y cuando digo show es show. Hubo música, talento, humor, virtuosismo, buena onda y por sobre todo, en referencia a lo que temía, no aburrieron nunca a pesar de la longitud de sus canciones. Si me hubieses preguntado en algún momento de mi vida hace muchos años atrás acerca de este género practicado, nunca hubiera imaginado que podrían congeniar mentes para crear algo de este tipo. Pero todo sucede por algo en la vida, evidentemente algunos tendrán capacidades más desarrolladas que otros para poder lograrlo. Y así fue gente, nos despedimos todos cantando el “Ahhhhhhhh…. Ahhhhhhhh” de “Legend” como así también coreamos individualmente sus nombres en distintos estadios del recital. Diversión compartida entre ellos y nosotros, ponele, aunque sea metal progresivo.
Texto: Hernán Mazón
Fotografía: Maru Debiassi
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