Por primera vez en la historia, el MAXIMUS FESTIVAL dijo presente en la Argentina después de haber debutado en Brasil unos días antes con las mismas alineaciones internacionales del caso en cuestión. El lugar elegido para el desarrollo del evento sería el predio ubicado en las inmediaciones de Villa Soldati, más conocido por nosotros como “Ciudad del Rock”; rótulo colocado en relación a su pariente más cercano en materia de festivales ubicado justamente en la ciudad de Río de Janeiro. Como muchos de ustedes saben también, es un espacio relativamente nuevo en materia de espectáculos al aire libre en la ciudad de Buenos Aires; de hecho, hace no mucho tiempo es donde también se desarrolló el Festival Monsters Of Rock, aquel que fuese protestado públicamente por muchos en su momento desde la faceta sonora y funcional, entre otros factores. Pero cuando hablamos de festival, hablamos música y si bien los aspectos que acompañan al show en todo sentido son relevantes, es importante señalar que si bien estuvimos ante un festival metalero, éste representó un eje de la escena un tanto más moderna y popular en relación a otros, y a pesar de que siempre la distorsión sobrevoló nuestras cabezas, nunca sentimos que vamos a poder hablarles de un festival de metal tradicional vieja cepa.
En este sentido y continuando con nuestro análisis global de lo vivido, si comparamos estructuralmente este festival con otros realizados en el lugar, debemos decir como primer medida que mejoró muchísimo, no sólo desde la disposición de la fisionomía de los espacios establecidos en el predio, desde los tiempos de cada banda (digno de relojería Suiza) sino también desde su sonido. Es más, si mi memoria no falla, creo que presencié mi top tres de sonido en recitales al aire libre. Por otro lado, fue un festival bastante abierto en cuanto a géneros como bien les comentaba, y esto hizo ni más ni menos que nos encontremos con grupos que siempre respiran metal, pero con una cuota musical más popular y siempre heterogénea. Quizás el síntoma más claro de que estábamos tratando de un festival distinto, era que dentro del público presente nos encontremos con grupos familiares completos (mamá, papá e hijos) disfrutando, sean éstos metaleros de la vieja escuela, así como jóvenes en los cuales podés percibir que recién se están iniciando en la materia. De todo eso no podías sacar más que conclusiones positivas. Tres escenarios, una buena cantidad de bandas y variedad de cosas para hacer que iban desde sacarse fotos en un trono al estilo “Game Of Thrones” pero de guitarras, arriba de un auto o junto a motos customizadas como salidas de “Mad Max” o junto a estatuas y monumentos como a recorrer un buen ambientado cementerio donde yacían gráficamente los restos próceres de la escena, como ver un coche fúnebre con la inscripción “Lemmy Kilmister Not Dead”. Mucha escenografía rodando en el entorno, juegos y lugares buena onda donde poder estar mientras las bandas tocaban. También si querías podías no ver a todas las bandas y si así deseabas tenías la chance de deambular tranquilamente por los distintos espacios que el predio te ofrecía, mientras estas sonaban de fondo, pudiéndote cruzar con gente no sólo con toda la producción, sino que con muy buena onda también. Indumentarias, peinados, tatuajes y estilos de los más variados serían las muestras claras de la diversidad visualizada.
Después de haber tenido la experiencia de participar con nuestro medio en el Rock In Río el año pasado, podemos decir que es lo más cercano a lo vivido. Así todo estamos un poco bastante lejos de la envergadura de tal festival. Bajo este contexto los puntos flojos del show fueron la poca diversidad de lugares para alimentarse y beber, adquirir merchandising (a las dos de la tarde ya no había más remeras oficiales de todos los talles), un ingreso y una salida bastante compleja/caótica (puertas muy angostas) y por sobre todo para nosotros los que no tenemos auto, la carencia de medios de transporte para retirarse del lugar. Este punto, creo que va a tener que ser uno sobre cuáles los organizadores tendrán que prestar más atención y trabajar más, ya que si bien hablamos de un festival donde sólo importa la música, y conviniendo que es muy lindo llegar al predio a disfrutarla, también es lindo poder volver al domicilio en tiempos razonables y con medios de transporte de precios y calidades razonables. No digo pensar en realizar un calco de otros festivales a nivel mundial, pero tranquilamente reclutando algún ejemplo claro, algún tipo de gestión con empresas de transporte público o privado se podría llegar a hacer y ese enojo con el que muchos nos quedamos tres horas pos show afuera del predio esperando para irnos y jurando no volver nunca más a Ciudad del Rock, podría evitarse.
Así todo en materia musical presenciamos un muy buen festival, fuimos atendidos como unos señores como medio de prensa y en cada detalle que solicitamos para realizar nuestro trabajo tuvimos atención. Eso sí, lo que es seguro, es que si queremos formar parte de la elite mundial de festivales, tendremos que ir mejorando pequeñas cuestiones, que en definitiva harán que el mismo sea de lo mejor. Así todo me parece un gran paso y esfuerzo económico mancomunado de organizadores y público para que éste tipo de eventos se den y no tengamos que andar viajando por el resto del mundo para poder saciar alguna sed musical, independientemente que también está buenísimo hacerlo, muchos no pueden. Siento una vez finalizado el evento, que quizás alguna bandera se plantó. Veamos qué fue lo positivo y veamos también que se puede mejorar: material y recursos hay. El MAXIMUS FESTIVAL representó definitivamente un eje estructural moderno en materia de metal internacional e independientemente si llegaron o no bandas que hubieses deseado, con otra onda, se siguió respirando metal. Esto sentimos y vivimos la pasada tarde noche de sábado pre-primaveral, por eso te transportamos en palabras e imágenes a nuestra experiencia. Ojalá podamos transportarte si no pudiste llegar o en todo caso que revivas lo percibido, al fin y al cabo es una mirada más.
Escenario Thunderdome
El Thunderdome fue el escenario donde tocaron las bandas locales y las internacionales menos relevantes. La realidad indica que hubo un pequeño fallo ahí. ¿Por qué? Porque si querías escuchar un rato a las bandas nacionales que fueron parte de éste festival, tenías que dejar de lado a bandas que vaya uno a saber cuándo las volvés a ver por estos lados. Aún así, la carpa estuvo llena de gente en todo momento. Otra cosa en contra, era un sitio relativamente pequeño y si salías unos pasos para estar mas cómodo, escuchabas la banda que estaba tocando en los otros escenarios más que la que estaba sonando a unos pocos metros no más. Así que sólo vivimos un toque de BLOODPARADE… Mucho movimiento y actitud sobre el escenario es la premisa actual de la banda.
Escenario Rockatansky
SHINEDOWN
Llegamos al segundo escenario en materia de importancia cuando SHINEDOWN estaba realizando su presentación, por cierto, la primera en el país. Muy prolijos y arreglados desde su indumentaria darían embate con una propuesta alternativa y moderna. De antemano ya imaginábamos seguramente que sería una de las bandas menos polentas del show y en alrededor de media hora harían un lindo set. Recordemos que la banda norteamericana es muy popular en su lugar de origen, y por ende tienen muchos seguidores. Para mi que era la primera vez que los veía, puedo decirte que su propuesta está dirigida fundamentalmente a adolescentes de la primera ola. Difícilmente algún adulto haya llegado al festival por ellos, pero todo puede ser. No me pareció un show descomunal ni cosa parecida, menos en media hora, donde no mucho se puede mostrar, pero así todo estuvo muy bien. Le metieron garra y onda, pero creo que se quedaron con ganas de más. Me parece que fue recíproco, seguro volverán. Sonaron casi de corrido “Asking For It”, “Diamond Eyes (Boom-Lay Boom-Lay Boom)”, “Enemies”, “Cut the Cord”, “Second Chance” y “Sound of Madness”.
BLACK STONE CHERRY
Acompañados por Joe Hottinger, guitarrista de HALESTORM, fue la banda que probablemente más rockeo en la tarde en un predio que de a poco se iba plagando de gente. Como muchos de ustedes saben BST, es una banda de hard rock pesado, los cuales en ningún momento llegan a transmitirte algún brote de metal en su sentido más clásico. En este contexto fusionan y atraviesan transversalmente varios géneros, pero sobre todo sustentados en el blues y tienen la capacidad mostrar un hard rock moderno. Su baterista, John Fred Young, es una bestia. No sólo le mete toda la onda sino que se toca todo. Por otro lado, a través de la onda y forma de vocalizar de su cantante se muestran con una propuesta renovadora. Siendo que fue también la primera presentación en el país, dejaron ganas de más y gusto a poco en la media hora. Algo casi calcado a sus predecesores escénicos. Hicieron un popurrí y tocaron un poco de todo. Creo que fue el show que quebró la onda del escenario Rockatansky y con canciones como “Me And Mary Jane” o “Blind Man” hicieron parar la antena de más de uno que no los conocía desde el comienzo. Para cerrar, eligieron un clásico de MÖTORHEAD, “Aces Of Spades”, que contó con la presencia de otro miembro de HALESTORM, Arejay Hale, batero con el cual cerraron el show a dúo.
BULLET FOR MY VALENTINE
Extremadamente prolijos sería el mejor adjetivo calificativo que tengo para etiquetar a los norte americanos. BFMV es una banda definitivamente de las modernas y que han sabido llevar su propuesta hacia la popularidad. La tarea no es sencilla, ya que practican un metalcore melódico de base si querés, pero conjugan una faceta emparentada con un thrash/death metal moderno y mucho groove. Para que sea prolijo en escena, está todo estudiado y ensayado. No todas las bandas cortan y cierran sus canciones en vivo como lo hace ésta. Ojo, quizás tuvieron una buena tarde, pero hablaron poco y tocaron mucho. El cuarteto tiene mucha destreza y es el filo del trabajo realizado por sus guitarras los que los posiciona muy bien. El resto de la propuesta musical no es nada del otro mundo ni innovador por así decirlo, pero si es ganchero y no hace más que juntar adeptos que quizás con poca actitud se pararon a verlos ya que estaban ahí. Si a los hechos me remito, más de uno que no los conocía como banda quedó diciendo seguramente “que bien estos pibes che”; de hecho varios de los que tenía cerca con gestos y ademanes me lo hicieron saber. Si hablamos de conjugar géneros modernos de faceta extrema, quizás sea una de las bandas que sugiera a alguien que está queriendo empezar a incurrir en el metal. Sin ir más lejos, tienen la capacidad de reclutar más gente joven que vieja, pero así todo con canciones como “Scream Aim Fire” o “Tears Don’t Fall” se las ingeniaron para reclutar algún que otro metalero más de estirpe clásica como yo.
MARILYN MANSON
He tenido en mi vida la posibilidad de ver un par de veces a MM. Y a decir verdad creo que fue una de las veces que mejor lo vi, no sólo por lo dejado como banda, sino por lo dejado individualmente. El reverendo y sus secuaces fueron un gran cierre del escenario. Recorrieron parte de su carrera en una hora con temas de su más reciente placa. y después nos deleitaron con unos ya a esta altura clásicos de siempre. Fascinante la ejecución de “Disposable Teens”, “Coma White” y de temón “The Beautiful People”, para enmarcar. Se lo vio con mucha onda al líder y siempre fielmente renegado. De hecho, en más una oportunidad hizo sus elocuentes gestos, ademanes y otras yerbas y arrojó también alguna que otra patada contra los bienes materiales. Protestó, se quejó y quemó una biblia. No faltó el ya conocido cover de EURYTHMICS “Sweet Dreams”, interpretado desde las alturas ya que el “Reverendo” se había calzado los zancos metálicos. Saludó, conversó mínimamente con la gente y se bajó. Antes del cierre se puso la camiseta de Argentina con su nombre en la espalda y agradeció mucho a los que se acercaron a verlos. Me gustó mucho la banda en vivo, la que a pesar de los cambios formación, parece haber congregado un lindo equipo. Un niño que tuve de compañía durante todo el show me dijo cuando finalizó: “Me gustó más que RAMMSTEIN“. Bueno, dicen que los niños no mienten, a los hechos me remito muchachito. Buen sonido, buen show: MM garpó.
Escenario Maximus
HELLYEAH
Uno de antemano cuando habla de esas bandas vigentes en las cuales dentro de sus filas se encuentran músicos históricos como Vinnie Paul (PANTERA, DAMAGEPLAN) lo primero que piensa (o pienso) es que si no estuviera él, ellos no serían nada. ¿Y saben qué? Verlos en vivo me despejó esa duda, ya que si bien son Vinnie y unos músicos más, esos músicos más, dan que hablar. Es una banda definitivamente clave para este tipo de shows, donde nunca se respiró metal tradicional tal cual dijimos. Fue el festival de los metales conjugados y la banda del gordo trae parte de su bagaje como músico y algo también de MUDVAYNE, la banda en la que estaba Chad Gray, su cantante. En vivo me sorprendió enormemente lo que hacen sonar o mejor dicho lo que suena el bajo de Kyle Sanders. No sé si fue adrede o qué, pero el rubio de rastas superó todas mis expectativas y más. Hasta es más, por momentos tapó la batería del querido Vinnie, pero por sobre todo los posicioné finalizado el set como una dupla pesada distinta. No me gustó debo decir la voz de su cantante en vivo, casi nada, pero si debo reconocer la onda que le mete arriba del escenario. De verdad. Muy copado, charla, tira onda, se corre todo y hasta se presta para que el bajista le escupa “sangre” en el rostro. Hablamos con Vinnie un rato después del show como van a poder leer en unos días, y nos decía “fuimos con PANTERA los que le metimos el groove al heavy metal amigo, este es nuestro camino”. Si Vinnie, seguí así, mal nunca te fue.
HALESTORM
La banda de la rockera “fea” lo tiene en cantidad y en buena forma. Primero, te ponen ante los ojos una mina bonita y sexy. Segundo, te ponen en los oídos una piba que canta lindo. Tercero, te ponen un pibe en el medio tras la batería, el hermano de la cantante que destila facha y toca bien (vieron, para las chicas también hay), y cuarto lo que hacen musicalmente es pegajoso, contamina en buen sentido y no se parece a mucho de lo escuchado: es el combo perfecto para el éxito asegurado. Así todo debo decir que no es mi palo, pero si debo reconocer que es un buen estilo, al cual lo enmarcan con muy buena onda. Es una banda tal cual para un festival de estas características donde se pretende cortar con un sabor distinto los platos principales de los múltiples escenarios, y ellos tienen con qué. Hay groove metal, hay hard rock moderno y hay mucha onda, quizás lo que le falta a muchas bandas vigentes. Lzzy, lidera todo. Es la que se muestra físicamente, la que canta, la que baila y la que arenga. Nos dieron una lección de rock conjugada con belleza. Estuvo bien, estuvo a molde.
DISTURBED
Mucha ilusión tenía de antemano con lo que la banda del pelado podía dejar sobre el escenario. Mucha ilusión tenía ya que por una cosa u otra no los había podido ver nunca en vivo. Me habían contado una serie amigos con respecto a su performance en vivo y nunca me olvidé que había entre sus dichos cosas buenas y no “tan” buenas. Bueno, eso fue lo que pasó. Presenciamos un show bueno y no tan bueno. En materia de sonido no fue el mejor (más aún cuando RAMMSTEIN llegó detrás) y el pelado en más de una vez desafinó con su voz. Duele decir esto, ya que es una banda que encanta, de hecho su disco “Indestructible” es el que más he escuchado en los últimos años. Así todo dieron un buen show. Terminé entendiendo que si bien es una banda polenta, en vivo poseen baches que no los llenan con facilidad como otras bandas. Probablemente sea porque es una banda que busca la crudeza, tal cual ensayo, pero hay algo que sinceramente faltó. Hubo mucho apoyo por parte de la gente y se lo vio a Draiman muy comunicativo, hasta quizás en algún momento citando alguna referencia de su cuenta de Twitter dada de baja después de haberse peleado con Dios y María Santísima por sus declaraciones entre Palestina e Israel. En cuanto a los temas, hubo clásicos: “Ten Thousand Fists” y “Stupify” entre otros, temas del último disco “Immortalized” y covers; entre éstos hubo de THE WHO, RAGE AGAINST THE MACHINE y dos más para destacar: uno, “The Sound Of Silence” (que al día de hoy lleva casi 112 millones de visitas en YouTube); y el otro, se destacó porque tuvo a Lzzy de HALESTORM como cantante invitada para “I Still Haven’t Found What I’m Looking For” de U2 (cosa rara no?). El resto de la banda cumplió como un reloj. No se arriesgan mucho a salirse del libreto, pero cuando meten temas ríspidos, la cosa cambia drásticamente. Si bien el sonido nunca llegó a ser malo, creo que es una banda para disfrutar más en un lugar cerrado que abierto. Quizás me confunda, pero cuando los vea les cuento. Pero si, que vuelvan, se necesita la cuota de metal moderno vigente. Saben cómo hacerlo.
RAMMSTEIN
Después de todo lo vivido, creo que no hubo mejor banda para cerrar la noche que los alemanes. No voy a descubrir la pólvora claro está, pero son tremendos y te voy a decir los porqués. Creo que tanto a vos como a muchos les costó mucho esfuerzo la entrada que pagaron, ¿o no? Bueno, ahora te pregunto: ¿Después de terminado el show, no sentiste que hiciste una de tus mejores inversiones en mucho tiempo? Dejá, respondo por vos: Creo que si. Y a lo que voy a modo de cierre general, es que las bandas en una u otra manera te piden un esfuerzo y cuando uno ve a bandas como RAMMSTEIN, entiende que ese esfuerzo valió la pena. Si bien medio ambientalmente no es una banda amigable o sustentable, lo es desde la inversión. Cada centavo que pagaste de tu entrada lo vez reflejado en cada explosión, cada fuego artificial, cada bomba de humo y cada brote de fuego que sale arriba del escenario… o desde abajo o del costado!! Cada peso que pagaste de tu entrada también lo vez reflejado en la indumentaria utilizada, en las actuaciones teatrales realizadas y en la infraestructura sobre el escenario montada. Cada dólar que ves reflejado en un conjunto de la propuesta terminas sintiendo tanto en tus ojos como tus oídos que debe ser una de las bandas que mejor en tu vida gatillaste. Bueno, estas son algunas de las cosas que despierta está banda industrial alemana. No hay virtuosismos, no hay solos de guitarras descomunales y no hay tecnicismo en su propuesta. Hay una banda que a fuerza de una beta musical única te terminan representando sobre el escenario una película de ciencia ficción futurista con los mayores poderes sentidos en vivo. Te pasean por cada disco y hacen de la noche un show único y características interminables, llevándote a querer quedarte hasta el último minuto sin importar si te podés llegar a quedar clavado a vivir en Ciudad del Rock pos festival. Te meten ascensores, un sombrero lanzado al aire y que explota, un Till levitando como si fuera un ángel lanzando fuego de sus alas, explosiones al por mayor y miles de cambios de vestuarios, entre tantas cosas más. Te sacan fuego de una viola o de su indumentaria como si tratáramos de algo totalmente normal para ellos, juegan con fuego, están al límite y te dejan boquiabierto. Y aquí es donde juega esa perfección alemana que todos conocemos. Lo de ellos es para alquilar balcones, lo de ellos es para no irse más. “Te quiero puta” como dijo la canción, claro, te quiero.
Así lo sentimos, así lo vivimos, te dejamos nuestra historia del MAXIMUS. Por lo pronto habrá que esperar a la próxima edición, que dicho sea de paso que ya fue confirmada para Mayo de 2017 en Brasil. Argentina, Argentina…andá a saber, quizás!
Texto: Hernán Mazón
Fotografía: Maru Debiassi
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