Pasaron más de veinte años para que los Noruegos de BORKNAGAR lleguen a la Argentina a recorrer su basta discografía y lógicamente a presentar su más reciente placa, “Winter Thrice”. Nos convocaría nuevamente Museo Rock, lugar del que luego daré una apreciación, pero que si a ejemplos me remito es cada vez más popular en materia de eventos metaleros locales y extranjeros. La cuestión es que la cosa empezó desde bien temprano con la presentación de tres bandas locales, de los cuales llegamos a ver solo una, NUCLEAR SATHAN. A diferencia de lo vivido días atrás con KRISIUN, la cantidad de espectadores se vio incrementada claramente, quienes con una ansiedad manifiesta no pudieron ni quisieron dejar pasar ésta primerísima convocatoria de la banda de los fríos boreales.
Para desgracia de nosotros los presentes, los músicos se olvidaron de traer un poco de ese frío nativo y la verdad que adentro nos cag**** de calor, bastante. Para colmo de males era ese calor, del denso, del que los ventiladores no mueven ni dan a basto. Así y todo, bajo este panorama serían los muchachos de NUCLEAR SATHAN los encargados de pisar el escenario un toque antes que la banda principal. Y que quieren que les diga, cuesta mucho redactar algo de una banda del estilo de estos muchachos, ya que practican un black metal con énfasis satanista con escaso detalle melódico. Van al frente con notas muertas y con esbozos de solos de guitarra que urgen de las entrañas más furiosas del cuarteto. Tuvieron una serie de inconvenientes casi en el cierre con el sonido (algún que otro equipo que palmó) y recorrieron en media hora temas propios. Cruces invertidas, chivos en mano serían algunas de las ofrendas que traería su cantante al escenario como muestra de hacia donde apuntan con su esquema lírico-musical. Hay algo que quedó en claro, si sos creyente de alguna religión, ésta definitivamente no es tu banda.
Diez menos veinte marcaría el reloj para que desde el fondo se empiece a escuchar una intro y se abra el telón para que los hermanos de BORKNAGAR se hagan presentes ante el ya efervescente público. Y la situación inicialmente sería la de una banda completamente entregada, pero que desde el sonido un tanto dejaba que desear. No justamente debido a sus comportamientos desde los instrumentos, sino por el contrario del sonidista (a quién le llevó un par de temas mejorar la cosa) y del lugar, cual debe ser difícil de darle en la tecla, independientemente de los equipos con los que cuente. Por suerte con el correr de las canciones (alrededor de la cuarta) la cosa cambió y se pudo escuchar mucho mejor todo. Convengamos que es una banda que en estudio tiene mucho detalle, que en vivo sentí se escapan, aunque eso no nos agrade. Hay teclados, dos violas de mucho artilugio, acordes, cortes abruptos, voces guturales y otras tantas cosas más que si no sonás bien, se pierden.
Y si seguimos inmersos en ese contexto, el recinto no beneficia en nada, ya que no posee una acústica adecuada, situación que complica más aún todo. De todas maneras cuando sos fan y una banda te gusta de verdad la terminás disfrutando como sea, independientemente que a nosotros, quienes escribimos acerca de de los hallazgos de los shows, nos toque dar lo más aproximado a lo que sería una versión objetiva. Eso sí, musicalmente estuvimos presentes ante un show de talentosos, no solo vocales (tres de seis cantan) sino que instrumentales. De hecho te invito en algún momento a ver un ratito a ICS Vortex, quién no solo te tira sobre la cara su talento vocal, sino que también el musical desde su Rickenbacker. Así y todo sentí que las mejores notas desde sus cuerdas vocales llegaron con el correr de las canciones.
Ya sé que no voy a descubrir la pólvora si te digo que ICS la rompe con el bajo y su voz, pero el trabajo de Pål Mathiesen y Lazare en las voces fue mortal. Los pibes rondan vocalmente por donde se les da la gana, Øysten los va guiando y te pasan de lo gutural traído de las raíces más extremas del black Noruego a cánticos que podrían ser del coro que ensaya cerca de tu casa. Canones y demás matices dejan entrever en cada canción y si bien como para matar paladares recorrieron un toque cada disco, lo hicieron trayendo versiones frescas y revitalizadas. Por otro lado, muy bien el batero desde el fondo, el jovencito Baard Koolstad la rompe. Está en el lujo y detalle que raramente un batero de Black Metal progresivo pueda meterse.
Y ahí andan eh… Es un show tipo sube y baja: te lo ponen con un black al palo y extremo y te bajan con esa cuota progresiva que solo bandas como BORKNAGAR pueden hacerlo. Es un sexteto único en lo suyo y como tal te tiran sus más de veinte años desde del escenario y navegan por sus canciones más extremas, pero nunca dejando de lado su progresividad. Escuchamos, entre otras a: “Epochalypse”, “Oceans Rise”, “Cold Runs The River”, “Ad Noctum”, “Universal” y “The Eye Of Oden”. Pasado mitad del show llegarían más temones como “Frostrite”, “Icon Dreams”, “Ruins Of The Future”, “Dauden” y“The Dawn Of The End”. Por otro lado también nos dejaron sabores de lo más nuevo para el cierre con la genial “Winter Thrice”, ejecuciones supremas si las hay.
Mis pensamientos generales cuentan que estuvimos presentes ante una más que grata visita. Lógicamente hay o habrá que acomodar en nuestro país ciertas cuestiones que apunten a mejorar la infraestructura con la que se recibe a las bandas de afuera, y por ende, todos disfrutaremos mucho más de los shows. De no ser así, también se va a disfrutar, tal cual mencioné anteriormente en esa pequeña delgada línea que existe entre el fan y el músico, en la que indistintamente como suene la banda, del alguna manera complacerá. BORKNAGAR ha tenido una pasada victoriosa y si bien quizás dista en algún punto de una batalla vikinga de antaño, han sabido mostrar sobre el escenario esa jerarquía que por más de veinte años nos habíamos privado de ver.
Texto: Hernán Mazón
Fotografía: Estanislao Aimar
Agradecemos a Marcela Scorca vía Icarus Music por acreditación al evento.
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