HELLOWEEN en vivo en Argentina: “Kürbissuppe”


Kürbissuppe

Días atrás en el Luna Park, probablemente asistimos al mejor show no sólo de este año, sino de los últimos. La reunión de HELLOWEEN hasta hace un/unos año/s atrás era algo descartado, ni siquiera planteado, impensado e inimaginable. Todo eso nos lleva a situarnos con mucho énfasis en el momento que nos tocó vivir, dado que de no ser por tamaña situación, lo vivido no hubiera sido así. Ustedes saben que desde que se fueron tanto Kiske como Hansen, nunca nada fue igual, independientemente de que lo hecho por el resto de los músicos a lo largo de una veintena de años ha sido muy bueno. Pero dentro de todo eso muy bueno uno siempre, a modo nostálgico, recordaba aquellos mágicos pasos dados a principios/mediados de los ‘80, más allá de que muchos jóvenes fans se unieron a la banda y otros los abandonaron su escucha entendiendo que Deris y otros tantos que pasaron, no reivindicarían esa mística.

La única manera posible era juntarse y si bien para mí faltó a esta reunión un miembro claves como Roland Grapow, hubo acuerdo entre los pares y llegamos a este 2017 con los integrantes de antaño y los contemporáneos en esto que se denominó PUMPKINS UNITED. HELLOWEEN a mí entender es la banda clave en todo esto que hoy en día rotulamos genéricamente como Power Metal. Todo lo han gestado ellos y después de muchos años, no hicieron más que revitalizarlo el pasado 2 de noviembre ante un Luna Park completamente lleno, como era de imaginarse. Sí, mucha gente llegó, quizás tanta o más de la que metió THE CULT unas semanas atrás. Bueno, la cuestión es que increíblemente para muchos de los presentes el día llegó y no podías dejar de ver caras de satisfacción. Para el lugar que mirabas, la felicidad brotaba por los poros.

De antemano y como muchos de ustedes saben a través de la “a veces” perversa tecnología, nos llegaba información no del todo piola, entendiendo de que la banda no era para nada buena, por sobre todo bastante cuestionada debido a los playbacks ejecutados producto del mal estado de salud de Michael en los shows previos. Para desmitificar todo eso, el cantante en nuestro país dio cátedra y si bien terminó el show exhausto, la rompió. Mientras la gente iba llenando cada uno de los rincones, sería LÖRIHEN quién daría inicio a la velada a puro huevo y casi a cappela montando un show acústico entre su guitarrista líder Emiliano Obregón y su cantante Lucas Gerardo, quienes representaron en un set acústico, canciones de la banda, mientras el imponente telón de fondo presagiaba la llegada de las calabazas, finalmente “United”.

Al horario pactado y durante 2.50 hs. la banda nunca bajaría un pie del acelerador, salvo en el cierre con dos bises de por medio y unos minutos de merecido descanso, más aún entendiendo que no estamos ante unos pibes. Y fue un show hermoso, inteligente por sobre todo. De una gran producción, siendo ésta clave para todo lo visualizado y escuchado, así como el el gran sonido que tuvieron, la muy buena cantidad y calidad de luces, el no escatimar en vestuario, las gráficas de fondo, el lenguaje cómico de las mascotas, la grata puesta del escenario, la reivindicación de ex integrantes y el setlist elegido. Nada falló, todo fue perfecto, a pesar de que si hilamos fino algo siempre encontramos para decir, pero no para negar de que presenciamos el mejor show visto en el año, damos fe.

Y la historia tendría un eje musical sustentado en el material más viejo, en el nuevo y la calidad innovadora de hacer cosas en conjunto como lo fue en distintos pasajes del show que se los pudo ver a Andi Deris a Michael Kiske interpretando canciones a dúo de muy buena manera, más allá de que al segundo se lo sintió con mucho mejor caudal en cada una de las notas que tiraba de sus cuerdas vocales. La historia arrancaría con la extensa “Halloween”, la cual no haría más que emocionar a todos los presentes. Un telón gigante que caería del techo daría por iniciada la cosa. De acá en adelante después de algún que otro reacomodamiento por sobre todo en el volumen de la historia todo sería normal y gozaríamos de un show genial de luces y sonido, pocas veces viste, sinceramente. Y no estaríamos solos ante la banda, ya que darían a conocer a quienes representarían caricaturescamente la parte cómica del show: las mascotas Seth y Doc, quienes entre tema y tema presentarían animada y cómicamentemente la historia con unas muy lindas gráficas.

Como ustedes saben, con todo el arsenal desplegado sobre el escenario y una gran calabaza que contorneaba el trabajo de Dani Löble, se sumarían las presencias de tres violas de Michael Weikath, Kai Hansen y Sascha Gerstner más el clásico y contundente aporte de Markus Grosskopf en el bajo. “Dr. Stein” también a dúo entre Deris y Kiske llegaría con una potentísima versión y como les mencioné, con el sonido totalmente mejorado. Y así es que a posterior tendríamos a Michael Kiske haciendo de las suyas en soledad con “I’m Alive”, un clásico de la primer época. La rompió es poco, la verdad, ya que si había dudas acerca de su probable performance, todas las hipótesis se cayeron y bien en claro queda que todos los seres humanos nos podemos enfermar entendiendo que el cuerpo eso no lo pregunta. Un lujazo verlo cantando y llegando a los agudos de la época de manera al menos para mi impensada. Ya para esta altura la gente estaba como loca mal.

Y alternadamente bajo las presentaciones de la mascotas con cabeza de calaba llegaría el turno de Deris para que en soledad nos deleite con la grandiosa “If I Could Fly” del también gran disco “The Dark Ride”, último de la era Grapow.  En este sentido, entre canción y canción ambos cantantes hablaron mucho, hicieron chistes y le metieron toda la onda a un show que probablemente no la necesitaba, ya que por si solo el mismo se había levantado. Tanto Deris como Kiske se dedicaron a realizar bromas sobre el escenario, y por sobre todo llamaba la atención un muy buen español de Andy a quién se ve que el hecho de estar casado con una española le ha traído sus frutos y si bien se dirigió al público en diversas oportunidades en inglés, la mayoría lo hizo en inglés. N. del Ed.: “Nos encantó tu español con errores gramaticales, no calienta, que más da, son muy pocos los frontman’s que se preocupan en conocer un poco más de nuestra lengua”.

Y así la historia seguiría tejiendo la tela araña y si bien siempre fue un show pum para arriba, a mi entender también tuvo sus baches como el encontrado durante la ejecución de “Are You Metal?” (canción bastante simple y cuadrada) cantada solo por Deris y la de “Kids Of The Century” cantada solo por Kiske. Pero no se quedaron ahí ya que con “Waiting For The Thunder” reavivarían el fuego, ese mismo que lo habían regado un toque. La cantó todo el mundo. Hermoso momento el vivido, más aún cuando al público le van dando participación. “Perfect Gentleman” daría continuidad a la historia y Hansen redoblaría esfuerzo ya que a capa y espada lo dejaron solo en el escenario para que reviva con su voz gemas de la primer época ejecutando un medley con canciones como “Starlight”, “Ride The Sky”, “Judas” y Heavy Metal”. Épico momento, probablemente uno de los que más disfruté del show.

También llegarían quizás los momentos más emotivos con una larga interpretación a dúo entre Deris y Kiske de “Forever And One” con la batería de Dani y la viola de Sascha mancando la parada desde el fondo con acordes de cierta recurrencia. Y como si fuera poco, metieron de toque la gran canción “A Tale That Wasn’t Right” también cantada a dúo, pero acá sin errores por parte del señor Kiske quién en alguna que otra parte en la predecesora se equivocó al entrar o no entró, como en algún que otro pasaje del show (prácticamente imperceptibles). Más allá de eso y a descansos programados Andy lideraría nuevamente a la banda hacia caminos más modernos e interpretarían el clásico hit “I Can”. Entremezclado con harían espacio en el show también para recordar a Ingo, fallecido baterista de la banda de la primer época. Y a decir verdad lo que parecía en un principio medio pelo con el solo que arrancó ejecutando Dani, sustancialmente la cosa dio que hablar cuando a modo programado y proyectado a través de las gigantes pantallas el baterista haría un solo a dúo con el recordado baterista. Lindo momento el vivido, la verdad.

Y si de baches hablamos a mi entender la banda medio que se sumergió en  otro pozo nuevamente con la interpretación de canciones como “Livin’ Ain’t No Crime”, más allá de que la unión con “A Little Time” estuvo genial. No hay con que darle a las canciones viejas, la verdad. Misma situación para “Why?”, “Soul Survivor” y “Power” aunque ésta última fue la que más pegó de las tres. No se si ustedes habrán sentido lo mismo, pero medio que les perdí la línea. ¿Será que esperaba más clásicos de la vieja guardia? Bue, ponele… independientemente de esto estuvo bueno. Previo a los bises ya empezarían las que todos esperábamos y “How Many Tears” interpretada ésta vez por los tres cantantes, romperían todo tipo de esquemas y se irían al primer y merecido descanso con las dos horas superadas. Para el cierre llegarían con dos bises y escucharíamos las canciones por las que fuimos todos: “Eagle Fly Free” (interpretada solo por Michael) y con su predecesora intro “Invitation” (como si todo empezara de nuevo), “Keeper Of The Seven Keys” a dúo, “Future World” solo por Kiske y finalmente “I Want Out” a dúo y punto final. Pocos saludos de por medio y a tu casa.

Cansados, agotados, exhaustos terminaron pero felices de haber podido congregar algo para los fans e independientemente de quién redacta no los perdone por no invitar a la reunión a alguien clave como Roland Grapow; fue un grandioso show y seguramente quedará almacenado en nuestras mentes, ojos y oídos como los mejor de las últimas decenas de años. Nunca digas nunca decían… y si, tenían razón. Fue lindo verlos pro primera vez juntos, fue lindo hayan compartido literalmente haciendo entre todos canciones de ayer y hoy, fue lindo sentirlos que están vigentes treinta y pico de años después. Hay una canción nueva ya dando vueltas, quizás sea el principio del algo que no tenga final. Mientras tanto, permítanme seguir degustando los sabores que me dejo el show, esos que tienen la capacidad de dejarte manija y que fuerza de un CD en el equipo de casa quizás pueda reivindicar parte de lo vivido.

Texto: Hernán Mazón

Fotografía: Estanislao Aimar

Agradecemos a Gaby Sisti por la acreditación al evento.

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