Ha pasado ya más de una semana desde la edición de “The Book of Souls”, el último y esperadísimo álbum de IRON MAIDEN. Como es normal en una banda tan gigante como la doncella, la web a estas alturas está petada de críticas del trabajo, en una gran mayoría positivas… pero ahora a mí me toca poner la nota de la discordia (aunque no soy el único, solo hay que saber dónde mirar). ¿Por qué la nota de la discordia? Pues porque, a pesar de haber escuchado y re escuchado el disco una buena cantidad de veces, desgraciadamente me parece un álbum que no pasa el listón de lo bueno, ni siquiera de lo regular…
En primer lugar, antes de empezar a contar mis impresiones sobre este “The Book of Soul”, me gustaría aclarar que soy un gran seguidor de la carrera de IRON MAIDEN, sus discos ahora inmortales forman parte de la banda sonora de mi vida. He nacido, crecido y evolucionado como aficionado al Metal con los discos de IRON MAIDEN constantemente atronando mi alrededor. Nada me gustaría más que poder sentirme realmente satisfecho con un nuevo álbum de los británicos. No es necesario –ni posible supongo– que vuelvan a grabar un “Powerslave” o un “Piece of Mind”, por nombrar dos de sus obras maestras, ni tampoco quiero ni espero eso. Lo que si me gustaría es seguir disfrutando con ellos, y de un tiempo a esta parte, Steve Harris y compañía no hacen bien esa labor.
Al escuchar “The Book of Souls” no he sentido decepción, ni mucho menos, y la razón es que llevan ya bastantes años con esta tendencia del tedio absoluto y del “quiero ser progresivo, pero no llego”, y este disco no sorprende en ese aspecto. Simplemente, un disco más de la última época de Maiden, que tan gloriosamente empezó con “Brave New World”, pero que desde “Dance of Death” ni me gusta ni me aporta nada, y mira que lo he intentado mucho, es más, doy a estos discos segundas oportunidades por el nombre de la banda que se lee en la portada. Si fuese otro grupo no creo ni que lo hubiese intentado.
En fin, entremos de lleno en el análisis de “The Book of Souls”, el cual insisto que es personal. El disco ya nada más empezar me deja un poco descolocado, con esa intro que suena totalmente a una composición de Ennio Moriconne para la banda sonora de una película de Spaghetti Western –al más puro estilo de “Il buono, il brutto, il cattiv” (1966). Entra entonces “If Eternity Should Fail”, un tema que al principio no suena del todo mal, ritmos cabalgantes, buen estribillo, pero que a los cinco o seis minutos se vuelve cansino, y además lo considero una elección horrorosa para empezar un disco, aunque repito que no es un corte del todo malo. Lo sigue “Speed of Light”, el adelanto del disco, que cuando salió, sorprendió su toque hardrockero, pero es un tema que pierde fuelle cada minuto y cada escucha, además de no pegar ni con cola con el resto del disco; la peor canción de todo trabajo en mi opinión. A partir de entonces empiezan una sucesión de temas monótonos y aburridos que completan el primer CD de la obra, con un par de momentos destacables en alguna canción, como puede ser “The Red and the Black”, pero que pasa sin pena ni gloria.
La segunda parte del disco comienza con el único tema que me ha gustado en su totalidad, “Death or Glory”. Una canción con gancho, con buenas melodías, que se mete en la cabeza, lo mejor del plástico. Y después vuelve a ocurrir lo mismo que antes, otra cantidad de temas sin pegada y aburridos con algún momento destacable en “Tears of a Clown” y poco más. Y llegamos al colofón final: “Empire of the Clouds”, una canción que he leído catalogada de obra maestra en muchas críticas… pues lo siento, pero no la soporto y representa de la manera más clara lo que antes nombraba como “quiero ser progresivo, pero no llego”, ese alargamiento sin sentido.
Y es que ese el mayor problema que encuentro en los actuales IRON MAIDEN, el hacer canciones largas de manera forzada, a base de repetir recursos de forma infinita, con estrofas soporíferas y partes sueltas juntas al “tuntún”. Por supuesto, el problema no es con las canciones largas de esta banda, ya que sus mayores obras maestras son canciones de extensa duración (“Phantom of the Opera”, “Hallowed Be Thy Name”, “Rime of Ancient Mariner”, “Alexander The Great”, “Seventh Son of a Seventh Son”, etc.), el problema es cuando intentan hacer canciones largas porque si, para crear una grandiosidad falsa, que en ocasiones no cuela.
Tengo que admitir que con las siguientes escuchas, las canciones que menos me habían gustado, parece que entran un poco mejor, sin llegar a convencerme. Por otro lado, las canciones que me habían llamado más la atención en las primeras vueltas, perdieron el tirón en las sucesivas audiciones, quedando finalmente el balance más negativo que positivo.
En cuanto a la labor de los músicos –y aquí es donde supongo que me caerán más ostias– no es especialmente reseñable. A Dickinson no le veo especialmente acertado en este disco, además de sonarme un tanto gangoso en las partes más agudas de las pistas vocales. La base rítmica (Harris y McBrain) sí la encuentro sólida, aunque falta un poco de fuerza o contundencia, lo que podría ser debido a que la estructura de las canciones tampoco da pie a ello. Pero lo que menos acertado he encontrado son las guitarras. No tienen garra ninguna, suenan vacías, con riffs nada inspirados y solos mediocres y sin armonía, como introducidos porque sí, porque ha de haber un solo. Está claro que los guitarristas de IRON MAIDEN, nunca han sido virtuosos ni shreders, pero siempre han sabido plasmar la técnica de la que disponen de forma magistral en las canciones, y eso es algo que cada disco que pasa se nota menos.
Creo que también habría que mencionar algo de la portada del trabajo. También he leído repetidas veces que es una obra increíble, y esto lo considero especialmente una sandez. ¿De verdad, con las portadas que tiene este grupo, podemos considerar que está buena? Me parece mediocre y muy poco lograda, con un Eddie que parece sacado del videojuego de “Los Sims”… y nada más. Si algo habían mejorado desde “Dance of Death” era la portada, ¿y ahora nos plantan semejante truño? Sosa y poco trabajada…
Como fan de Maiden les defenderé siempre, por todo lo que han aportado a este mundillo, siendo, como decía al principio, una banda fundamental en el desarrollo del Heavy Metal y todos sus subestilos. Y sí que puedo decir algo muy bueno de ellos, incluso en la actualidad: nunca se dejaron llevar, marcaron siempre su propio camino sin fijarse en tendencias, y lo que hacen lo hacen, en mi opinión, de forma absolutamente honesta y porque ellos quieren que sea así, sin haber perdido nunca su dignidad como banda (muchas otras de la misma quinta y con el mismo éxito o incluso más, no pueden decir lo mismo…)
En fin un disco más que será –como de hecho ya lo es– un éxito absoluto, pero que a algunos se nos antoja aburrido y prescindible, y creo que el principal problema de “The Book of Souls” es que es un proyecto demasiado ambicioso para la época en la que IRON MAIDEN se encuentran, aparte de la tendencia pseudo-progresiva en la que se han embaucado.
En mi opinión hay dos tipos de fans de IRON MAIDEN: los que haga lo que haga esta banda, siempre opinan que es bueno, aunque a veces no lo sea tanto, y los que no pasamos por el aro y esperamos algo más de ellos. Yo pertenezco al segundo grupo y creo, que muchos (no todos) de los del primer grupo, no escucharían un disco como este más de una vez, si no fuera por el nombre que se lee en la portada…
Puntuación: 4/10
Texto: Ernes Vicente