Año: 2025 | País: Suiza | Género: Thrash metal | Sello: Century Media Records | Lemmymómetro: Al pie de cada texto
Visión de Luis:
La teoría de la disonancia cognitiva, propuesta por el psicólogo social estadounidense Leon Festinger, describe el conflicto que surge cuando existe una contradicción entre actitudes y comportamientos, generando el malestar psicológico de sostener creencias o valores opuestos, o de actuar en contra de ellos. En la realidad casi distópica que se vive actualmente, plagada de estímulos contradictorios, el concepto de disonancia que sugiere CORONER resulta sorprendentemente vigente y efectivo.
El regreso del power trío suizo en 2025 no puede pasar desapercibido para la escena del metal extremo. Treinta y dos años después de su último trabajo, Grin (1993), la banda entrega Dissonance Theory. Contrario a lo que muchos podrían esperar, no se trata de un acto de nostalgia ni de una vuelta romántica a los 90; es una evolución palpable, una colección de tres décadas de experiencias condensadas en un disco genuino y renovado. La actual formación, con Ron Broder en bajo y voz, Tommy Vetterli en guitarras y el recientemente incorporado Diego Rapacchietti en batería, demuestra haber dedicado un esfuerzo minucioso a la creación de este lanzamiento, fruto de un proceso creativo paciente y meditado.
La sorpresa brutal llega tras Oxymoron, una intro tenue que da paso a Consequence, la primera canción completa, que resulta impactante. Con riffs atonales e intrincados a modo de intro, muy dignos de algún pasaje de Sound of Perseverance de DEATH, con un tinte espacial, genera la sensación de haber comenzado otro disco. Sin embargo, pasados 30 segundos explota el thrash asesino y machacante que caracteriza al grupo, evocando lo más pesado de la era de Mental Vortex de 1991, pero con cambios de ritmo repentinos que remiten también a algunos momentos de Grin de 1993.
La escucha inicial sorprende por su intensidad, pero continúa de manera muy satisfactoria con Sacrificial Lamb, que recuerda al From Mars to Sirius de GOJIRA, explorando un machaqueo más sincopado pero manteniendo un sendero groovero. El tema incluye un solo de guitarra de Tommy Vetterli lleno de virtuosismo, que da paso a la violencia descarnada de Crisium Bound, que retorna de forma vertiginosa y con una veta metálico-latosa intensa. Aunque las complejas entradas que adornan este álbum pueden resultar algo mareantes por la variedad, el disco se sostiene como una bomba de thrash técnico, finamente refinado por los años de experiencia de sus integrantes. Las canciones mantienen un balance entre complejidad y pegada, en esta sucesión laberíntica de composiciones intrincadas. Nuevamente, Vetterli destaca con sus solos y las múltiples capas de guitarra, consolidando un post-thrash comparable con las recientes grabaciones de estudio de MACHINE HEAD.
Symmetry, el segundo single que marcó el regreso, es sin dudas la pieza más ganchera del disco. Su relativa simpleza compositiva no le resta mérito; por el contrario, la calidad de la producción y los matices sonoros la convierten en uno de los momentos más logrados. The Law arranca en una veta más clásica para luego retomar caminos etéreos y potentes, manteniendo la coherencia del álbum sin caer en la repetición. Transparent Eye plantea una síncopa machacante que evoca a MESHUGGAH, aunque sin la extremada afinación que caracteriza a esa banda; el pulso rítmico golpea y vibra a lo largo de todo el corte, mientras que Trinity ofrece un costado más melódico y progresivo en ciertos pasajes, con guiños que recuerdan a OPETH, pero sin perder el filo agresivo. El grand finale llega con otra vieja conocida, que al menos en su título sentó las bases de este retorno renovado. Dentro del contexto del disco como un todo, eleva nuevamente la vara de lo escuchado hasta ese punto y encamina a una auténtica maestría de post-thrash antes de caer en un epílogo oscuro y reflexivo con Prolonging, donde el órgano aparece para cerrar de forma casi fantasmal y dejar la puerta abierta, como si este viaje no hubiera terminado. Es decir, un final abierto, pero contundente.
Si bien a lo largo del análisis se establecen múltiples comparaciones para enmarcar las canciones, ello solo refuerza la singularidad de lo que representa este regreso: por un lado, la rica y breve historia de CORONER en los 90, cuyos ecos aún resuenan en numerosas bandas actuales que exploran estos caminos sin saberlo; y por otro, un álbum sumamente variado, que podría desconcertar a quienes se acerquen a él sin contexto previo, pero que encierra un notable nivel de detalle y madurez artística.
Retomando el concepto psicológico de la disonancia cognitiva, este se refleja en letras introspectivas y sombrías que abordan la autodestrucción, la tecnología, la realidad social y el desconcierto existencial, acompañadas por la frialdad característica de la banda, que en este contexto resuena con una vigencia inusitada. Dissonance Theory representa un regreso que supera las expectativas, aunque no se trata de un disco fácil de asimilar. Sin embargo, esa complejidad no le resta solidez; por el contrario, la diversidad de matices que presenta constituye el núcleo de su riqueza. El mérito de este retorno radica en no conformarse con lo predecible —eso ya pertenece al pasado—, sino en atreverse a la exploración, aun cuando quienes no estén familiarizados con este enfoque puedan perderse en ella. Lo esencial es que CORONER demuestra estar plenamente a la altura de las expectativas, entregando un trabajo audaz, sombrío y honesto consigo mismo. Este lanzamiento deja una sensación dual: la plenitud de presenciar un álbum tan consistente después de tres décadas y la inquietud de intuir que, si así suena hoy, aún queda espacio para que CORONER continúe sorprendiendo en el futuro.
Lemmymómetro: ♠♠♠♠♠♠♠ (7/10)
Visión de Lorenzo:
Este 17 de octubre de 2025, CORONER lanzó Dissonance theory, el esperado álbum con el cual los suizos volvieron a presentar material de estudio luego de 32 años. El sucesor de Grin (1993) sube varios peldaños en la evolución de quienes, en los 80’s, innovaron con su thrash técnico y que siempre buscaron ir más allá de sus límites, incursionando en lo progresivo y experimental.
Este flamante disco, que consta de diez temas (incluida una intro), goza de una impecable producción acorde a los nuevos tiempos y ofrece variadas composiciones, que no apelan a la repetición de lo hecho en sus cinco trabajos anteriores.
Al contrario, suenan frescos y orgánicos a la vez, con ese toque de vieja escuela, pero atravesados por arreglos y detalles que terminan por cerrar una obra totalmente moderna y agresiva, un viaje de 47 minutos que resulta altamente atractivo y disfrutable, por los contrastes de su paisaje.
Fiel a su estilo, y haciendo referencia al título del LP, la disonancia es omnipresente, pero no forzada. Cada detalle está planeado para que contribuya en el momento exacto de un todo.
Ron Broder en voz y bajo, Tommy Vetterli en guitarra y coros y Diego Rapacchietti en batería brindan cátedra de thrash técnico, progresivo y experimental. Si bien Broder no destaca en lo vocal en cuanto a matices, se ajusta al libreto de una obra que tiene peso por sí misma, adornada con ambientaciones y sintetizadores que por momentos la llevan hacia el terreno industrial.
El hecho de que el mismo Vetterli sea el productor de Dissonance theory, es un plus que tiene este trabajo, mezclado y masterizado por Jens Bogren, quien ha colaborado con bandas de la talla de TESTAMENT (en su reciente álbum), OPETH, KREATOR, PARADISE LOST, AMON AMARTH, MOONSPELL, ARCH ENEMY y SEPULTURA, entre muchas otras. El resultado es colosal.
El disco arranca con Oxymoron, la antesala ominosa que da paso a Consequence, con riffs pesados e intrincados, una batería que te lleva a pasear a través de sus cambios y un hermoso puente cuasi acústico para bajar las revoluciones.
Sacrificial lamb tiene densidad y un quiebre inesperado, con un solo satrianesco exquisito, y Crisium bound va directo a la médula, con una batería que marca un compás cambiante pero siempre llevadero, y una sección media entre hipnótica y opresiva.
Symmetry es una trompada, de lo más agresivo y directo de este álbum y (otra vez), con un solo descomunal de Vetterli, quien además se despacha con unos riffs y acordes disonantes totalmente asesinos.
The law es uno de los más experimentales, que al principio roza lo alternativo y luego explota en una descarga violenta para retomar ese tono “amigable”. Transparent eye va por esa línea, aunque es más intrincado y regala uno de los mejores solos de este disco. Son dos cortes que escapan casi por completo al thrash, salvo sus pasajes que más se acercan al género.
Llegando al epílogo, aparece la impactante Trinity, una pieza cargada de aires progresivos y modernos, que culmina con unas lúgubres notas de piano, para darle paso a la furiosa Renewal, que marca el pulso old school incluyendo los clásicos “tupa tupa”.
El cierre es con Prolonging, donde el Hammond se roba la atención entre tanta oscuridad. Casi no tiene letra. Prácticamente, es un instrumental cuya base es un loop que invita al órgano a hacer de las suyas, como si se tratase de una zapada lisérgica. El final atmosférico, con voces fantasmales, es la despedida de un trabajo que, sin dudas, estará entre lo mejor de 2025.
CORONER se tomó todo el tiempo necesario para volver con un álbum honesto, hecho a conciencia, no para cumplir, sino para extender su legado en tiempos donde muy pocos pueden darse ese lujo.
Lemmymómetro: ♠♠♠♠♠♠♠♠♠ (9/10)
Texto: Luis Gallucci & Lorenzo Martins
Agradecemos al sello por la facilitación del material.

