Año: 2025 | País: Suiza | Género: Thrash metal | Sello: Kill Again Records | Lemmymómetro: ♠♠♠♠♠♠♠ (7/10)
La teoría de la disonancia cognitiva, propuesta por el psicólogo social estadounidense Leon Festinger, describe el conflicto que surge cuando existe una contradicción entre actitudes y comportamientos, generando el malestar psicológico de sostener creencias o valores opuestos, o de actuar en contra de ellos. En la realidad casi distópica que se vive actualmente, plagada de estímulos contradictorios, el concepto de disonancia que propone CORONER resulta sorprendentemente vigente y efectivo.
El regreso del power trío suizo en 2025 no puede pasar desapercibido para la escena del metal extremo. Treinta y dos años después de su último trabajo, Grin (1993), la banda entrega Dissonance Theory. Contrario a lo que muchos podrían esperar, no se trata de un acto de nostalgia ni de una vuelta romántica a los 90; es una evolución palpable, una colección de tres décadas de experiencias condensadas en un disco genuino y renovado. La actual formación, con Ron Broder en bajo y voz, Tommy Vetterli en guitarras y el recientemente incorporado Diego Rapacchietti en batería, demuestra haber dedicado un esfuerzo minucioso a la creación de este lanzamiento, fruto de un proceso creativo paciente y meditado.
La sorpresa brutal llega tras Oxymoron, una intro tenue que da paso a Consequence, la primera canción completa, que resulta impactante. Con riffs atonales e intrincados a modo de intro, muy dignos de algún pasaje de Sound of Perseverance de DEATH, con un tinte espacial, genera la sensación de haber comenzado otro disco. Sin embargo, pasados 30 segundos explota el thrash asesino y machacante que caracteriza al grupo, evocando lo más pesado de la era de Mental Vortex de 1991, pero con cambios de ritmo repentinos que remiten también a algunos momentos de Grin de 1993.
La escucha inicial sorprende por su intensidad, pero continúa de manera muy satisfactoria con Sacrificial Lamb, que recuerda al From Mars to Sirius de GOJIRA, explorando un machaque más sincopado pero manteniendo un sendero groovero. El tema incluye un solo de guitarra de Tommy Vetterli lleno de virtuosismo, que da paso a la violencia descarnada de Crisium Bound, que retorna de forma vertiginosa y con una veta metálico-latosa intensa. Aunque las complejas entradas que adornan este álbum pueden resultar algo mareantes por la variedad, el disco se sostiene como una bomba de thrash técnico, finamente refinado por los años de experiencia de sus integrantes. Las canciones mantienen un balance entre complejidad y pegada, en esta sucesión laberíntica de composiciones intrincadas. Nuevamente, Vetterli destaca con sus solos y las múltiples capas de guitarra, consolidando un post-thrash comparable con las recientes grabaciones de estudio de MACHINE HEAD.
Symmetry, el segundo single que marcó el regreso, es sin dudas la pieza más ganchera del disco. Su relativa simpleza compositiva no le resta mérito; por el contrario, la calidad de la producción y los matices sonoros la convierten en uno de los momentos más logrados. The Law arranca en una veta más clásica para luego retomar caminos etéreos y potentes, manteniendo la coherencia del álbum sin caer en la repetición. Transparent Eye plantea una síncopa machacante que evoca a MESHUGGAH, aunque sin la extremada afinación que caracteriza a esa banda; el pulso rítmico golpea y vibra a lo largo de todo el corte, mientras que Trinity ofrece un costado más melódico y progresivo en ciertos pasajes, con guiños que recuerdan a OPETH, pero sin perder el filo agresivo. El grand finale llega con otra vieja conocida, que al menos en su título sentó las bases de este retorno renovado. Dentro del contexto del disco como un todo, eleva nuevamente la vara de lo escuchado hasta ese punto y encamina a una auténtica maestría de post-thrash antes de caer en un epílogo oscuro y reflexivo con Prolonging, donde el órgano aparece para cerrar de forma casi fantasmal y dejar la puerta abierta, como si este viaje no hubiera terminado. Es decir, un final abierto, pero contundente.
Si bien a lo largo del análisis se establecen múltiples comparaciones para enmarcar las canciones, ello solo refuerza la singularidad de lo que representa este regreso: por un lado, la rica y breve historia de CORONER en los 90, cuyos ecos aún resuenan en numerosas bandas actuales que exploran estos caminos sin saberlo; y por otro, un álbum sumamente variado, que podría desconcertar a quienes se acerquen a él sin contexto previo, pero que encierra un notable nivel de detalle y madurez artística.
Retomando el concepto psicológico de la disonancia cognitiva, este se refleja en letras introspectivas y sombrías que abordan la autodestrucción, la tecnología, la realidad social y el desconcierto existencial, acompañadas por la frialdad característica de la banda, que en este contexto resuena con una vigencia inusitada. Dissonance Theory representa un regreso que supera las expectativas, aunque no se trata de un disco fácil de asimilar. Sin embargo, esa complejidad no le resta solidez; por el contrario, la diversidad de matices que presenta constituye el núcleo de su riqueza. El mérito de este retorno radica en no conformarse con lo predecible —eso ya pertenece al pasado—, sino en atreverse a la exploración, aun cuando quienes no estén familiarizados con este enfoque puedan perderse en ella. Lo esencial es que CORONER demuestra estar plenamente a la altura de las expectativas, entregando un trabajo audaz, sombrío y honesto consigo mismo. Este lanzamiento deja una sensación dual: la plenitud de presenciar un álbum tan consistente después de tres décadas y la inquietud de intuir que, si así suena hoy, aún queda espacio para que CORONER continúe sorprendiendo en el futuro.
Texto: Luis Gallucci
Agradecemos al sello por la facilitacion del material