Año: 2024 | País: Argentina | Género: Grunge/Progresivo/Stoner metal | Sello: 2M (Arg) | Lemmymómetro: ♠♠♠♠♠♠♠♠ (8/10)
En la ciudad de Rosario a los márgenes del Paraná, donde el metal argentino se alimenta más de obsesión que de recursos, CROWN emerge como una de esas bandas que entienden el género no como una fórmula sino como un lenguaje vivo. Su nuevo álbum, Cosmic Entity, no se escucha: se habita. Es una obra que asume su propio peso gravitatorio, moviéndose entre lo íntimo y lo monumental, entre lo físico y lo metafísico.
Desde los primeros compases de Entombed, el disco revela su naturaleza: riffs graves, afinaciones bajas y un tempo que no apura el vértigo, sino que lo contiene. Esa elección sonora los acerca al stoner metal, pero sin la deriva psicodélica que muchas bandas adoptan. En cambio, CROWN elige la densidad como lenguaje emocional: un sonido que vibra más que suena, que arrastra más que empuja.
En su estructura y en su espíritu, Cosmic Entity está hermanado con el metal alternativo de los ’90 —el que deformó las reglas del heavy sin romper su esencia—, pero lo reformula con una madurez que lo sitúa en otra década. Donde ALICE IN CHAINS construía catarsis, CROWN levanta arquitectura; donde SOUNDGARDEN se sumergía en el caos, ellos buscan forma y dirección. Esa tensión entre introspección y control los ubica en un punto intermedio entre el grunge y el stoner metal contemporáneo, con un pie también en el metal progresivo que los OPETH más terrenales ayudaron a definir.
Nothing y Dying expanden esa idea. La primera, con su estructura directa y su pulso hard rock, deja entrever el costado más melódico de la banda; la segunda, con su atmósfera más progresiva, introduce el elemento de reflexión que atraviesa todo el disco. Aquí el género se vuelve fluido: la pesadez del doom, el groove del stoner y la expresividad del grunge se disuelven en un sonido propio. CROWN no cita, asimila.
El tema homónimo, Cosmic Entity, es la piedra angular de esa búsqueda. Inspirado por el nacimiento del hijo de Claudio Lorenzón, el tema usa el lenguaje del metal moderno para hablar del asombro frente a lo nuevo. Esa mezcla de violencia controlada y ternura expansiva resume la propuesta del grupo: intensidad sin estridencia. En su construcción hay una lógica progresiva, pero la emoción que lo atraviesa es más próxima al postmetal, a esa escuela que prefiere el crescendo y la textura antes que el solo.
Slasher vuelve a la fisicidad del riff: afinaciones graves, compases circulares, tensión acumulada. Hay algo cinematográfico en su estructura —no por casualidad está inspirada en Halloween de John Carpenter—, pero más allá del guiño, es una muestra de la versatilidad del grupo. El sonido es áspero, terroso, casi de garaje: stoner en actitud, pero metal en precisión.
For You cambia la temperatura. Es un descenso emocional que podría ubicarse en la línea del alternative metal más introspectivo. Si en Slasher domina la persecución, aquí manda la pausa: los silencios pesan tanto como los golpes. El amor y el dolor aparecen como materia y antimateria de una misma energía.
Half Elder Witch y Through The Pain forman un díptico que condensa la propuesta de CROWN: groove, fuerza contenida, letras de búsqueda y un trabajo rítmico que se apoya más en la pulsación que en la velocidad. Son temas donde se percibe la huella de MASTODON, pero también algo de ese aire místico de los KATATONIA de los 2000, en su manera de hacer que la tristeza suene corpórea, casi mineral.
En Empty Skies, la banda se anima a una apertura melódica más clara. Suena a carretera, pero no de escape: de retorno. El solo central funciona como punto de fuga, mientras el bajo de Francisco Novak sostiene la gravedad emocional. Y cuando llega The Singularity, el cierre, todo el viaje cobra sentido: las afinaciones bajas y el pulso contenido que al principio sonaban como confinamiento ahora suenan como expansión. El cosmos, finalmente, deja de ser amenaza y se convierte en hogar.
En términos de producción, el trabajo conjunto de Lorenzón con Cristian D’Alessandro logra ese balance delicado entre crudeza y definición. Inspirados —según el propio Lorenzón— en el sonido de MASTODON en Once More ’Round the Sun, buscaron un audio “crudo y moderno”, que capture la energía natural de la banda sin esterilizarla. Y lo consiguieron: el disco suena tridimensional, con peso y profundidad, pero también con aire entre los instrumentos.
Cosmic Entity no pertenece a un género fijo: es un punto de encuentro entre ellos. Es el metal alternativo en su versión más madura, el grunge trascendido, el stoner que encuentra en la introspección su propio viaje psicodélico. Un disco que demuestra que el metal argentino puede sonar contemporáneo sin perder identidad local, y que el ruido, cuando se trabaja con sensibilidad, puede ser una forma de belleza.
CROWN no necesita demostrar ferocidad; ya la tiene. Lo que hace aquí es algo más raro: demostrar equilibrio. En un mundo donde el metal se debate entre la nostalgia y la sobreproducción, Cosmic Entity propone otra salida: mirar hacia adentro, afinar hacia abajo, y dejar que la gravedad haga el resto.
Texto: Carlos Noro




