Fecha: Miércoles 21 de septiembre | Hora: 19 hs. | Ciudad: C.A.B.A. | Lugar: Teatro Flores | Bandas invitadas: SERPENTOR, BURNING WITCHES & BASTARDÖS
Con presencia Argentina, los originarios de Alemania volvieron para demostrar que están en un gran momento.
A esta altura hay poco para decir que no se haya dicho de DESTRUCTION, principalmente porque después de 40 años de carrera, la banda del incansable Marcel “Schmier” Schirmer (bajista, vocalista y único miembro original) es una marca registrada dentro del thrash. Su música extrema, y frenética forzó los límites del estilo hacia límites tan radicales que junto a SODOM y KREATOR, generaron toda una referencia a la hora de hacer una música furiosa enojada y caótica donde no hay lugar para sutilezas. Coincidiendo con los 40 años, el cuarteto estrenó un nuevo disco (el intenso “Diabolical”) y produjo un hecho histórico para el heavy metal argentino. El guitarrista, productor y sonidista Martín Furia ex JESUS MARTYR radicado en Bélgica desde hace largo tiempo y encargado de la producción entre otros del último disco de NERVOSA, fue elegido como uno de los guitarristas del grupo luego de haber trabajado con la banda tras bambalinas. La tarea para nuestro coterráneo no era fácil: su función era la de reemplazar al legendario Mike Sifringer, ladero de Schmier desde el comienzo de la banda, lo que sumaba una gran expectativa para esta nueva visita del cuarteto.
Seguramente la presencia de Martín en la banda, sumada a que SERPENTOR, BURNING WITCHES y BASTARDÖS fueron parte de la noche generando una especie de festival, fue lo que generó que el Teatro Flores tuviera una convocatoria más que aceptable para un grupo que había visitado varias veces al país.
Cuando uno piensa en un show de DESTRUCTION se imagina una banda que va a tocar casi sin descanso y con una velocidad inimaginable. Esta nueva presentación de la banda vino para confirmar esto. Con un sonido bien alto y estruendoso, el cuarteto salió desde los primeros segundos a mostrar todo su enojo y en este sentido, la formación actual de la banda (el ya mencionado Schmier en bajo y voces, el guitarrista Damir Eskic en una de las guitarras, Martín Furia en la otra y el ex PRIMAL FEAR, Randy Black en batería), demostró con creces que está a la altura de las circunstancias.
Más allá que el comienzo con “Diabolical” no fue el mejor a nivel sonoro, cuando sonó “Nailed to te cross” (uno de los clásicos contemporáneos de la banda) ya todo se había acomodado y adaptado a lo que requiere la particularidad sonoridad de la banda. Aquí no se puede esperar sutilezas y silencio. Todo suena sucio, distorsionado y pesado porque la propuesta y la densidad de la música del cuarteto necesitan de ese ambiente para brillar. Claramente la elección de canciones, fue por el lado de dar golpe por golpe con la idea de no dar lugar al descanso. Una muestra de esto fue que para el quinto tema haya sonado “Mad Butcher” y continuada por “Life Without Sense”, dos canciones que tranquilamente podrían cerrar el set del grupo sin problemas. La ejecución desde todo punto de vista fue espectacular. En la primera, potenciando la violencia de la canción y en la segunda con un solo de violas gemelas con un nivel de precisión imposible, dando la pauta de que la banda está en un gran momento a pesar de que sea una formación, en algún punto novedosa, por la reciente incorporación de del guitarrista Argentino.
Una pequeña intervención de Furia, visiblemente efusivo (“Esto es un sueño, gracias por estar. Thrash hasta la muerte”, dijo) sirvió para la presentación “Release From Agony” y más tarde de “Repent your sins” donde Schmier se despachó criticando a la iglesias y ¡al Papa! Esta última, junto a “Tormented Soul” y la que le da nombre al disco, fueron las tres canciones que sonaron de la reciente obra durante la noche y dejaron con ganas de más, principalmente porque cada una de ellas tiene una dinámica distinta, con sonidos pesados machacantes y veloces pero con un intenso contrapunto de guitarras mostrando especialmente a nuestro compatriota en un gran nivel en cuanto aporte y originalidad.
En este contexto, en un show que duró un alrededor de una hora y cuarto e incluyó la bestialidad de ¡18 canciones! con algunas intros en el medio, dejo la sensación de que el tiempo se pasó de manera tan veloz como la interpretación del grupo. Algunos gestos de complicidad de Schmier con el público (“Esta es una canción que habla de lo que es mi forma de vida y espero que sea la de ustedes”, dijo antes de “Thrash Till Death” ) terminaron de cerrar una noche que “Bestial Devastation” concluyó con la sensación de que lo del cuarteto había sido demoledor. A juzgar por las caras de los presentes, DESTRUCTION logró su cometido: seguir esparciendo el thrash sin concesiones.
SERPENTOR, BURNING WITCHES y BASTARDÖS: Sin miedo a sumarse a la fiesta.
Previo a la presentación de DESTRUCTION, SERPENTOR fue la encargada de introducir (nunca mejor dicho) la presentación que cerraría la noche. Con el mismo problema de sonido que tuvieron todas las bandas en el primer tema, que por suerte fue acomodado rápidamente en el segundo, nuevamente el quinteto dio un show bien potente, sostenido en groove y la velocidad de las canciones. No descubrimos nada si decimos que canciones como “Carnicero” de su último disco o “Miserables” hoy conviven con soltura con clásicos como la enorme “Controlando la nación”, “No me prediques” o “Mirar sin ver”. Si a eso le sumamos que cerraron con una versión de “Llorando Sangre” de SLAYER que a esta altura es casi parte de su ADN musical; el resultado es redondo. Desde hace largo tiempo SERPENTOR es una banda con oficio y que sabe lo que quiere. Desde ese lugar, el quinteto no necesita probar nada. Su lugar esta ganado y seguramente seguirán creciendo.
Las Suizas de BURNING WITCHES tuvieron la difícil tarea de convencer a un público thrashero que tal vez había venido a ver otra cosa. Si a eso le sumamos que arrancaron sonando horrible, en un principio la cuestión fue cuesta arriba para las chicas. Lo cierto es que con el correr de las canciones se fueron acomodando y mostrando lo que proponen: un heavy metal tradicional donde DIO, se mezcla con algo del speed metal del primer HELLOWEEN y mucho de la épica y el machaque del primer MANOWAR. La gran ventaja es que la banda tiene a la recientemente incorporada Laura Guldemond como vocalista, quien maneja un interesante rango vocal, bien ochentoso pero con un color particular y una interesante escenar como frontwomen. Con un buen trabajo de guitarras gemelas de Romana Kalkuhl y Larissa Ernst sumada a la contundente base de Jeanine Grob en bajo y Lala Frischknecht en guitarras, terminaron por convencer a un público que en un principio las miró de manera expectante y al final se animó con algún que otro cantito de elogio. Canciones como “We Stand as One”, “The Witch of the North” o en especial “Burning Witches” donde Laura dijo “esta es una canción que escribimos hace 500 años porque somos brujas”, seguramente generaron más de un nuevo fan. Bien por ellas.
El trío BASTARDÖS fue el encargado de abrir la noche con una impronta bien clara. Visiblemente contentos por ser parte de la fecha, su propuesta vino por el lado de lo que podría denominarse “thrash sudamericano” con una clara influencia del primer SEPULTURA. En este contexto canciones como “Cementerio Indio” y “Fábrica del Terror”, mostraron la habilidad del trío para generar riff monolíticos, entrecortados e hiper pesados en donde SLAYER, también seguramente es un faro. Generaron agite y algún que otro pogo lo que seguramente haya sido un buen logro para ellos. Se fueron contentos, y seguramente haya sido lo más importante.
Después de cuatro horas de show, las caras de cansancio y de felicidad de los presentes, dejaron en claro nuevamente que thrash sigue siendo uno de los géneros más convocantes de la música pesada argentina. Un público fiel, sigue firme en sus convicciones con la alegría que esta vez arriba del escenario hay uno de los nuestro esparciendo nuestra impronta por el mundo.