Año: 2025 | País: USA | Género: Thrash técnico | Sello: Nuclear Blast / 2M (Arg) | Lemmymómetro: ♠♠♠♠♠♠♠ (7/10)
El thrash metal no envejece: muta, se endurece, se afila. Y en ese terreno cambiante, HEATHEN representa una rara excepción: una banda que sobrevivió al tiempo sin perder identidad ni precisión. Formados en 1984 en plena efervescencia de la Bay Area, los californianos fueron contemporáneos de EXODUS, TESTAMENT y DEATH ANGEL, pero siempre se movieron en una línea más melódica y técnica, casi progresiva. Su primera etapa —de 1984 a 1993— los consolidó con dos discos esenciales: Breaking the Silence (1987) y Victims of Deception (1991), ambos sostenidos por el núcleo original de Lee Altus en guitarras y David White en voz.
El grupo entró en pausa durante los años noventa, cuando el género parecía haber agotado su impulso. Pero en 2001, el llamado del metal los reunió una vez más. La ocasión fue el mítico Thrash of the Titans, el concierto benéfico organizado para ayudar a Chuck Billy (TESTAMENT) en su tratamiento contra el cáncer de garganta y a Chuck Schuldiner (DEATH) con su lucha contra un tumor cerebral. Aquella reunión no solo encendió la chispa de HEATHEN otra vez, sino que marcó el renacimiento de toda una generación. Desde entonces, el grupo mantuvo una segunda vida más serena, pero igual de sólida: discos nuevos, giras y la certeza de que la convicción podía más que la moda.
De esa madurez nace Bleed the World: Live (Nuclear Blast, 2024), su primer álbum en vivo oficial. Grabado durante la gira estadounidense de 2023, el disco condensa cuatro décadas de historia en poco más de cuarenta minutos. Es, a la vez, un documento y una declaración de principios: una banda sin artificios, tocando con la sangre caliente y el pulso intacto.
La producción de Kragen Lum y la mezcla de Zeuss consiguen un balance perfecto entre claridad y crudeza. No hay trucos de posproducción: el sonido es natural, con aire, con público, con respiración. Las guitarras suenan precisas y filosas, el bajo sostiene con densidad, y la voz de David White conserva una fuerza admirable. A su lado, Lee Altus —quien también integra EXODUS desde hace más de dos décadas— reafirma su lugar como uno de los guitarristas más subestimados del thrash: cada riff está medido, cada solo es quirúrgico, y cada armonía tiene sentido.
El repertorio equilibra pasado y presente: los clásicos Goblin’s Blade, Hypnotized y Death by Hanging dialogan con temas más recientes como The Blight, Sun in My Hand y Empire of the Blind, logrando una cohesión sonora impecable. En directo, estas últimas se expanden y ganan peso; las melodías respiran mejor y los coros suenan más encendidos. El grupo no busca nostalgia, sino continuidad: la reafirmación de que aún puede sonar feroz sin traicionar su estilo.
Sin embargo, hay un detalle imposible de pasar por alto: la extensión resulta algo corta para un disco en vivo. Nueve canciones en poco más de cuarenta minutos dejan gusto a poco, sobre todo tratándose del primer registro oficial de una banda con semejante legado. Uno quisiera que se extendiera, que hubiera un segundo tramo, un par de joyas más del pasado, alguna improvisación o desborde. Pero quizás esa contención sea parte del concepto: no recrear una noche completa, sino condensar la esencia. El riesgo es que, en su búsqueda de precisión, el disco se quede a mitad de camino entre la inmediatez del show y la narrativa de un concierto completo.
Aun así, lo que ofrece es contundente. Bleed the World: Live suena vivo, vibrante, tangible. No pretende ser un “gran evento”, sino un retrato sincero. En tiempos donde los discos en vivo suelen maquillarse hasta perder alma, este apuesta, por lo contrario: se muestra humano, imperfecto, directo. Hay respiración, hay ruido, hay verdad.
El título encierra una metáfora clara: sangrar el mundo como forma de dejar huella. No hay complacencia en HEATHEN, ni necesidad de probar nada. Lee Altus y David White —los mismos de 1984— siguen al frente, firmes, con la convicción intacta. Y eso, en un género que suele devorarse a sí mismo, es un acto de resistencia.
Bleed the World: Live no es solo el registro de una banda que se mantiene de pie; es la confirmación de que la honestidad todavía puede sonar poderosa. Su brevedad puede dejar con ganas de más, pero también invita a volver a ponerlo desde el principio. Como todo buen concierto, se pasa rápido, y eso es parte de su encanto.
El lanzamiento cuenta además con edición argentina a cargo del sello 2M Producciones, que permite acceder al disco de forma local con una presentación cuidada y sonido de primera línea, un gesto que acerca a los seguidores del país una pieza clave del thrash actual.
Texto: Carlos Noro