Fecha: Martes 12 de noviembre de 2024 | Ciudad: C.A.B.A. | Lugar: Groove | Hora: 19 hs. | Bandas invitadas: FRATER
El martes 12 de noviembre aterrizó nuevamente a tierra Argentina la banda nórdica de doom/gótico KATATONIA, que hacía poco más de un año había estado en El Teatrito, pero esta vez apostaron a un poco más de concurrencia y eligieron Groove como escenario.
Poco después de las 19 hs, abrieron las puertas para que de a poco, casi de manera tímida, se vaya llenando el recinto. El arranque llegó de la mano de los locales FRATER quienes supieron aprovechar su oportunidad y demostraron por qué pueden ser soporte de grandes bandas. Con un repertorio de seis temas, se lucieron en su totalidad; aunque de haber un galardón especial sería para el batero quien dejo todo en la cancha, pero, sin duda, hay potencial en todos ellos. Sin embargo, pese a su gran despliegue, diría que sonaron un poco disonantes, con lo que propinó la noche.
Siendo las 21.30 hs, reabrió el telón para recibir a los oriundos de Noruega y que estallen los aplausos. Si bien había emoción entre los presentes por recibirlos, percibí algo raro o, mejor dicho, cuestiones que no suelen ser el común denominador. Se veía a la gente contenta, pero no eufórica, como si quizás el estilo de música los limitara. La misma sensación percibí por parte de los músicos, sobre todo de su fundador y vocalista Jonas Renske. Tocaron varios clásicos, repasando su vasta historia con más de 30 años de trayectoria, pero aun en los más pegadizos, la vibra fue siempre sombría.
A diferencia de lo que sentí aquella vez que cubrí el show de ASKING ALEXANDRIA, donde noté una falta de actitud, y vaya uno a saber cuáles fueron sus razones, en este caso era la música la que invitaba a la escueta comunicación. Pues tampoco se vio un público que reclame más, como si lo presentado fuera tal cual lo que esperaban.
El inicio lo dio Austerity, pasando por Colossal Shade, Lethean (estos dos de los puntos más altos quizás) y Deliberation, todos temas prácticamente non-stop, para recién ahí hacer un pequeño corte para saludar e intercambiar algunas pocas palabras antes de retomar con Forsaker donde hubo un poco más de agite por parte del público.
Pasaron Opaline con el acompañamiento de las palmas y For My Demons (único tema de la década de los 90) con un poco más de actividad vocal, finalizado con un casi sorprendente “Ole, ole, ole, oleeee…”. Dentro de los rangos que maneja Renske, se mantuvo siempre lo más abajo posible, distante quizás con lo que se oye en sus discos, aunque esto sumó dándole más ambiente para esta suerte de fiesta gótica.
En la misma sintonía y como un tren, con pequeños fragmentos verbales entre la gente y los músicos, la lista continuó con Leaders, Behind the Blood, Soil’s Song, Birds (de su último disco Sky Void of Stars), Old Heart Falls y Criminals. Entre de los músicos, el que mayor despliegue tuvo en cuanto a una interpretación más activa fue el bajista Niklas Sandin quien intentó, dentro de lo que ofrecía la velada, interactuar más con el público, levantando las manos, pidiendo palmas y moviéndose al son de las canciones.
Dos temas, My Twin y Atrium, sonaron para caer en la falsa salida y regresar triunfantes entre aplausos para cerrar con July y Evidence. Cerraban así una noche donde no hubo gran puesta en escena, ni pogos ni saltos por parte de los presentes, pero sí una química innegable entre ambas partes. Un tipo de química que permitió entender a la perfección, desde el minuto uno, que lo que iba a predominar eran las letras y el sentimiento mutuo por lo gótico y oscuro, más no por falta de luz.