Fecha: Martes 2 de diciembre de 2025 | Hora: 18 hs. | Ciudad: C.A.B.A. | Lugar: Groove | Bandas invitadas: —
Si hay una banda con una historia difícil, sin dudas esa es MAYHEM. Hay que reconocerlo: al título nada sencillo de ser la banda pionera de un género que nunca la tuvo fácil -el Black Metal- se le suma la tarea, casi imposible, de separarlos de cuestiones extra musicales. Por si todavía queda alguna duda, nos estamos refiriendo a una banda de la que, en síntesis, se ha hablado más de sus polémicas y de su historia que de su obra, o al menos así lo fue durante muchos años. Cargar con el peso de ser la banda donde en sus filas ocurrieron un suicidio y un homicidio, perpetrado entre miembros y explotados hasta el hartazgo por la prensa y la cultura popular, muchas veces generó una suerte de eclipse que tapaba su obra musical. Lo cierto es que, debajo de las polémicas, MAYHEM cosechó una discografía interesante e influyente, a veces dispareja, pero que les permite girar por el mundo desde hace varias décadas, desde que se formaron en la fría localidad noruega de Oslo y tomaron por asalto al mundo con un sonido hasta entonces inédito y que más tarde generaría una verdadera explosión y unos cuantos clones. Luego vendrían los discos clásicos, los interminables cambios de formación y la siempre presente sombra de su historia, algo que la banda, lejos de escaparle o sepultarla en el pasado, la enarbola como un capítulo marcado a fuego en su historia y que los estableció como una banda particular.
Pero basta de historia: estamos en 2025 y hay que celebrar que MAYHEM goza de buena salud. Con la formación (podría decirse) clásica, el quinteto visitó nuevamente Buenos Aires en el marco de una gira celebración por sus cuatro décadas de historia y con el plus de un elemento especial: la visita de dos miembros fundadores. Así, para este tramo latinoamericano de la gira, a la formación integrada por Attila Csihar en voz, Necrobutcher en bajo, Hellhammer en batería y los guitarristas Teloch y Ghul, se sumarían el baterista original Kjetil Manheim y el primer cantante de la agrupación Billy Messiah. El motivo: la interpretación del EP debut Deathcrush, editado en 1987. Tal ocasión bastó para que la capacidad de Groove esté en un 80% ocupada por un público que se hizo presente desde temprano en un martes sofocante. Sin acto telonero y únicamente con un set de música ambiental y una pantalla que rogaba “no filmar ni sacar fotos con flash” (pedido que fue ampliamente desobedecido) los momentos previos aguardaban la consumación de algo monumental, y vaya que lo fue: con apenas unos minutos de retraso, la banda tomó el escenario por asalto para romper el silencio con Malum y Bad Blood, dos temas del muy recomendado Daemon (2019) para luego despacharse con Milab y Psywar (¿el tema más accesible de su trayectoria?) ambas del Esoteric Warfare (2017).
El orden los temas interpretados correspondía a una lógica, ya que se trató de una retrospectiva por toda su discografía, celebrando la totalidad de su legado, por lo que los más atentos adivinaron que el siguiente tema pertenecería a Ordo Ad Chao (2007). Y así fue, con la canción representante elegida que fue Iluminate Eliminate y sus casi diez minutos que hicieron estallar al público presente que no detenía el mosh. Sobre el escenario, MAYHEM conjura tanto destreza y agresión como velocidad con elementos teatrales, siendo Attila quien más se destaca en esta área, exhibiendo su túnica de obispo del infierno con un elaborado corpsepaint, mientras gesticula, arenga al público y observa a sus compañeros, de los cuales Necrobutcher se destaca, de alguna forma, como líder: después de todo, es el único miembro fundador que continúa en MAYHEM. La puesta en escena del grupo ya cambió. Los días en los que el Black Metal decoraba los escenarios con cabezas de animales y cruces ensangrentadas parecen haber quedado atrás, pero a esto MAYHEM lo compensa y reemplaza con una puesta en escena sombría, jugando con luces y climas oscuros que no fallan en generar un estado lúgubre a tono con su música.
Luego de algunas escuetas palabras de agradecimiento, llega el turno de interpretar material del que fue el disco que volvió a poner a MAYHEM en el mapa: Chimera (2004). Las elegidas para representarlo son la canción homónima y My death, con su alta cuota de melodía y siendo el momento donde ojos y oídos piden detenerse para apreciar en detalle el desempeño de Hellhammer; el baterista hizo gala de una arrolladora precisión, manejando climas e intensidades mediante arreglos imposibles y blastbeats que no acusan el paso del tiempo, dejando en claro que, dentro del género, es toda una institución percusiva y llevándose cantos con su nombre a lo largo de la noche. Llega entonces el turno de Cristalyzed Pain In Deconstruction y View From Nihil del polémico Grand Declaration Of War (2000) donde la dupla de guitarras de Teloch y Ghul se luce en un torrente de distorsión y climas. Con perfiles bajos, a veces un tanto distantes del público y concentrados en su zona, el dúo cumple con creces el rol de llenar unos zapatos difíciles en una banda con semejante legado. Es en este punto de la noche donde la banda se retira momentáneamente del escenario y en las pantallas se reproducen escenas de lo que parece ser un documental contando la historia de la banda desde sus inicios. A las imágenes de unos jovencísimos Necrobutcher y Hellhammer afirmando que MAYHEM es la banda más salvaje del mundo, se agregan audios de los difuntos Euronymus y Dead, tal vez los nombres que mejor ilustran la mitología de la banda y cuya aparición en pantalla es aplaudida a rabiar por el público. El video comienza a mostrar la portada del icónico De Mysteriis Dom Sathanas (1994) y es ahí donde todos saben que llegó el turno de repasar al que no solamente es el disco más popular del Black Metal, sino también el que le aseguraría a MAYHEM un nombre para siempre en la historia de la música pesada; una obra maestra que no solamente sobrevive al paso del tiempo marcando escuela, sino que también contiene a la que sin dudas es la canción más popular de la banda: Freezing Moon (cuyo riff inicial es coreado y alentado a rabiar por el público), interpretada enfundados en unas túnicas de monje que hacen completar la experiencia fría y macabra que este disco genera. Llega el turno de Life Eternal y de la que sin dudas protagoniza el punto alto de la noche. La canción homónima, donde durante seis minutos y medio, Attila dio una verdadera muestra de talento vocal, alternando entre sus berreos filosos y esas voces de ultratumba que elevan cantos gregorianos en latín y marcaron a fuego su paso por la agrupación en los 90. Además, Attila exhibía un cráneo humano entre sus manos, acercándolo al público y subrayándose no solamente como un vocalista excelso, sino también como un performer dedicado e intimidante. Para cerrar el ciclo de De Mysteriis … la banda interpretó Funeral Fog, pero con la particularidad de contar con la voz del difunto Dead reproducida desde una pista de audio y sin Attila sobre el escenario. Concluida esta etapa, solamente quedaba esperar por el que, para muchos, sería el plato fuerte de la noche: la reunión de la formación original (bueno, casi) para interpretar canciones del EP debut Deathcrush.
Bastó con que Necrobutcher oficiara de maestro de ceremonias presentando al público argentino primero al baterista Manheim y luego al vocalista Billy Messiah, quienes aparecieron en el escenario y rápidamente recibieron la aprobación de los presentes, que no dudaban que estaban por presenciar algo memorable. Comenzó a sonar aquella introducción instrumental primitiva que es Silvester Anfang y luego sí, la banda atacó. Fueron apenas cuatro temas y poco más de diez minutos, pero eso bastó para honrar el nombre de uno de los debuts más salvajes de la historia de la música pesada: Deathcrush, Chainsaw Gutfuck, Necrolust y finalmente Pure Fucking Armaggedon coronaron una noche que, sin duda, cumplió con las expectativas de los presentes y seguramente de la banda, quienes agradecieron por la energía y dedicación y en formato expandido (a excepción de Hellhammer, quien luego de cederle su puesto en la batería a Manheim no volvió a aparecer) ofrecieron reverencias y aplausos, retirándose del escenario.
La sexta visita de MAYHEM a la Argentina fue especial por varios motivos: el componente emocional del recorrido por su trayectoria, la inclusión de dos miembros históricos y, en aspectos técnicos, el muy destacado desempeño del sonidista, quien logró que la banda suene nítida y prolija pero no atronadora, priorizando calidad por sobre cantidad de decibeles. Pero tal vez el motivo más importante sea la afirmación de que MAYHEM es una fuerza con entidad propia, que más allá de polémicas y leyendas, logró hacerse un lugar privilegiado en la historia de la música pesada. El público local parece poner eso por encima de cualquier otro aspecto y lo demostró acompañando el recorrido de toda una discografía y no reservándose solamente a los momentos fáciles de su legado. Lejos quedaron los crímenes y los condimentos laterales al arte: MAYHEM demostró que su nombre se sostiene a base de lo que más importa en una banda: buenas canciones. El legado está a salvo.
Texto: Franco Felice
Foto: Noiseground
Agradecemos a Noiseground por la acreditación al evento.
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