Año: 2025 | País: Inglaterra | Género: Gothic/Doom | Sello: Nuclear Blast / 2M (Arg) | Lemmymómetro: ♠♠♠♠♠♠♠♠ (8/10)
Con Ascension, PARADISE LOST entrega su decimoséptimo álbum de estudio, un número que impresiona y confirma la vigencia de una banda que nunca dejó de crecer dentro de su propio lenguaje. Casi cuarenta años después de sus primeros pasos en Halifax, la fórmula que mezcla doom y melancolía gótica sigue dando frutos, esta vez en un disco que es tanto un repaso de su historia como un nuevo capítulo sólido y coherente.
El inicio con Serpent On The Cross no da lugar a dudas: riffs pesados, cadencia sombría y un Nick Holmes que alterna guturales abrasivos con lamentos profundos. Es un arranque feroz que recuerda a Gothic y marca el tono de lo que vendrá. Tyrants Serenade, en cambio, gira hacia un registro más melódico, casi solemne, donde la banda construye un himno de aire romántico y trágico. Salvation recupera la crudeza noventosa con un aire de Icon, mientras que Silence Like The Grave encierra el ADN de PARADISE LOST en una sola canción: melancolía y pesadez perfectamente equilibradas.
El tramo central, sin embargo, es el verdadero corazón del álbum. Lay a Wreath Upon The World ofrece un respiro introspectivo, un momento de contemplación dolida, que prepara el terreno para Diluvium. Aquí PARADISE LOST alcanza su punto máximo: un tema monumental, sostenido por riffs demoledores de Greg Mackintosh y la interpretación más intensa de Nick Holmes en todo el disco. Diluvium no solo es la mejor canción de Ascension, es también un nuevo emblema dentro de la carrera de la banda. Su construcción épica, su cadencia doom implacable y su dramatismo la convierten en una candidata natural a clásico de los shows en vivo, una de esas composiciones llamadas a convivir con piezas históricas como As I Die o Enchantment.
La segunda mitad baja apenas un peldaño, pero aún ofrece momentos notables. Savage Days se apoya en oficio, mientras que Sirens sorprende con arranques rifferos de clara ascendencia METALLICA, deformados por un filtro de maldad y perversidad, marca registrada de los de Halifax. Deceivers devuelve la opresión doom, y The Precipice cierra con dramatismo majestuoso, un final que confirma la habilidad del grupo para convertir la fatalidad en belleza sonora.
La dupla entre Nick Holmes y Greg Mackintosh vuelve a brillar como eje creativo. Holmes, con su versatilidad entre registros limpios, ásperos y guturales, convierte las letras en confesiones existenciales cargadas de tristeza y desesperanza. Mackintosh, arquitecto de riffs y melodías, entrega aquí una de sus mejores actuaciones en años: tanto en el filo abrasivo como en los pasajes melódicos, su huella es la que convierte a Ascension en un disco inconfundiblemente suyo.
Las letras refuerzan esa sensación: hablan de la muerte y la fragilidad humana, de la religión como refugio ambiguo ante el miedo y de un viaje que Nick Holmes describe como un “paseo lleno de tristeza”. Todo se traduce en una atmósfera donde triunfo y lástima se entrelazan en un mundo perverso, reflejado tanto en la densidad sonora como en los momentos más íntimos.
La formación actual refuerza esa identidad con una mezcla de veteranía y consistencia. Nick Holmes en voz, Greg Mackintosh en guitarra líder, Aaron Aedy en rítmica y Steve Edmondson en bajo mantienen el núcleo histórico, mientras que la vuelta de Jeff Singer a la batería aporta un pulso firme y pesado. Su regreso fortalece el costado más doom del disco: golpes profundos, arrastres densos y un tempo que acentúa la sensación de fatalidad que recorre toda la obra.
La portada, inspirada en Court of Death del pintor victoriano George Frederick Watts, completa el concepto: una obra solemne y lúgubre que dialoga con la propuesta musical, reforzando esa unión entre arte visual y atmósfera sonora que PARADISE LOST siempre supo cultivar.
Dentro de la discografía, Ascension se posiciona como la continuidad natural de Obsidian, pero con la madurez de una banda que ya no necesita competir con su propio pasado. Es un disco que reafirma su identidad y, al mismo tiempo, deja una nueva huella para el futuro. Porque si algo queda claro tras escucharlo es que Diluvium se alza como el verdadero estandarte de esta etapa: una canción que marcará presencia en los escenarios y quedará en la memoria como parte del legado vivo de PARADISE LOST.
Y para los fans argentinos, el lanzamiento tiene un plus: Ascension cuenta con una edición local a cargo de 2M Producciones con licencia de Nuclear Blast. Incluye las letras completas, un sticker con el nombre del disco y una púa de regalo, un detalle que convierte a esta edición en una pieza especial para coleccionistas.
Texto: Carlos Noro







