Tal como me habían anticipado, puntualmente a las 22 horas se escucharían los truenos de una “Tormenta eléctrica” que nos sacudiría con una furia invencible. Uno a uno se hicieron presentes los músicos, mostrando su fuerza y ya nada los podría detener. Fernando Scarcella en batería y Danilo Moschen en teclados, por la derecha salió Walter Giardino con su guitarra y por la izquierda lo haría Guillermo Sánchez en el bajo, dando lugar por último, al cantante, Adrián Barilari.
Se prenden aún más las luces, los Marshalls a pleno mientras la pregunta que sonaba era… ¿Estás preparado para la descarga? Claro que si! “Los chicos quieren Rock”… esta noche suenan las guitarras, suenan fuerte, tormenta de rock… esto es una fiesta, esto es una banda! Guillermo y Walter cantando junto al público asistente ‘Los chicos sólo quieren rock, las chicas sólo quieren rock.’ Dejando por un momento la “Tormenta eléctrica” (último disco, editado en el 2015) tomamos “El camino del fuego” (2002) encontrándonos con la “Señora furia” que luego nos llevaría a “El círculo del fuego” en “El reino olvidado” (2008)… Sé que al final la más pequeña estrella puede más que la terrible oscuridad y lejos estábamos de la oscuridad. Luces que jugaban por aquí y por allá!
No es que me aferre siempre al pasado, aunque hoy extraño estar a tu lado… y así fue como con “Tan lejos de aquel sueño” volvimos al presente con Danilo luciéndose tras las teclas, la gente coreando y Giardino deleitándonos con sus riffs y presencia sobre el escenario. “Volviendo a casa” nos depositaría nuevamente en el 2002, tema del disco “El camino del fuego” y sin dudarlo puedo decir que el fuego no se apagó. Lo que siguió fue un solo de Walter, luciéndose como sólo él sabe. Luego vinieron cuatro TE-MA-ZOS sacados del arcón de los recuerdos… “Sólo para amarte” (Rata Blanca – 1988), “Asesinos” dedicado por Walter a Javier “Chino” Retamozo (recordemos que fue quien estuvo a cargo de los teclados en la gira presentación del disco donde está éste tema, “El Libro Oculto” que data del 1993)… “Y ya que estamos con las viejas” se le escuchó decir a Barilari y llegaron los “Ángeles de acero” del disco “Guerrero del Arco Iris” (1991); para terminar este primer paseo por el pasado, empezaba a sonar un riff tan característico que ya todos sabíamos lo que venía… Danza gitana, tu fuerza será fuente de mi inspiración… si si, era “El sueño de la gitana”, tema salido del primer disco de la RATA, que lleva su mismo nombre, nacido allá por el ’88 y cantado por todos a viva voz. Las caras lo decían todo, pura felicidad, arriba y abajo del escenario. Y aún faltaba poco más de la mitad.
Un riff inicial, el teclado que se sumaría luego y Adrián entonando ‘Somos los hijos de la noche, los que sangramos por el rock. Almas rebeldes y diferentes, los que no venden su ilusión’ del tema “Buscando Pelea” y luego “Rock and Roll Hotel”, ambos de “Tormenta eléctrica” (2015). Tras anunciar que tocarán en el Rock Fest de Barcelona (España) el mes entrante, llegaría una de esas tantas baladas rockeras romanticonas: “Aún estas en mis sueños” de “La llave de la puerta secreta” (2005)… ‘Estoy aquí frente al gran espejo para convencer a los duendes que dirán cómo llegar a aprender el hechizo ideal que junte los sueños con la realidad’… Dejando los sueños de lado, casi como con un cachetazo de realidad, llegaron los riffs más oscuros de la mano de “Agord, la bruja”, otro tema salido de “El libro oculto” (1993) y “El último ataque” (Rata Blanca – 1988), que sería el último tema antes de unos minutos de merecido descanso.
En este contexto, la sala del Auditorio Belgrano quedó completamente iluminada, el escenario sin los músicos y las butacas se vieron ocupadas por la gente que durante todo el recital estaría de pie. Comentario aparte, qué flash esto de ir a un recital de este género y no ver ni un sólo pogo, claro está, es lógico, ya que no había lugar. Pero no importa, sin dudas es un gran sitio para una banda como RATA BLANCA, y como para tantas otras más. Un lugar que habitualmente no suele llenarse de remeras negras, pero podría ser un comienzo, quizás, ¿por qué no? Bueno, volviendo al recital… de fondo se escuharía un teclado muy melodioso, “Las voces del mar” sonaba sabiendo que lo que seguiría era “El reino olvidado”, el cual puso a la gente a saltar en sus lugares al compás de la música.
Dimos un nuevo salto al pasado cuando la batería comenzó a sonar y el “Guerrero del Arco iris” se hacía presente. Los que hemos ido a incontables recitales de la banda, sabíamos que tras estos clásicos vendría el final… Y así fue! Del mismo disco sonó “Abrazando al Rock ‘n Roll” que es uno de esos temas que todo fiel seguidor pide que toquen siempre, porque es el que más identifica a la banda con su público… ‘No seré uno más, rock n’ roll, vos me diste libertad! No seré uno más, junto a vos estoy vivo de verdad! Y puedo sentir y puedo soñar y enfrentar a cierta gente que no entienda cual… Es mi pasión… es mi verdad… mi identidad!!!’ Otro clásico llegaría de la mano de “Mujer amante” de “Magos, espadas y rosas”, ampliamente cantado, coreado y aplaudido por todos los allí presentes. Sin mediar palabras, los acordes del tema que ya es un himno de cierre marcaban el final con “La leyenda del Hada y el Mago”. La Fender volando por los aires sería la postal del show, esa misma que volvió a las manos del dueño (reconozco que nuevamente se me frunció el alma como cada vez que lo hace!) para que ya no haya más sonidos, ni revoleo de púas.
En resumen, 21 temas (más los solos de Walter), poco más de dos horas de recital, un recorrido por ocho de sus discos, demostrando que tras 30 años de trayectoria están más vivos que nunca, que al igual que un buen vino, los años le sientan mejor. Definitivamente el fuego no se apagó, y como dicen en uno de sus temas del último disco: “Nacimos rebeldes, ellos son esclavos. Esto es una fiesta, esto es una banda.”
Texto y Fotografía: Maru Debiassi
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