Fecha: Jueves 16 de Agosto | Hora: 21 hs. | Ciudad: CABA | Lugar: El Teatro Flores | Banda invitada: FUGHU
Jueves de invierno en Buenos Aires, un día de esos en donde el frío se cala en los huesos. Pero a pesar de ello, el empuje positivista se dejaba ver en muchos de los transeúntes del barrio de Flores. Al llegar a las inmediaciones del Teatro siendo poco más de las 19 hs, como era de esperarse, se podía ingresar muy cómodamente. Es que la historia se estaba comenzando a escribir dentro, muchos ya se encontraban presentes, conversando y bebiendo algo para entrar en calor. Se trataba de un público variopinto, pudiéndose observar mucho pelo corto dando vueltas; por cierto, ya se no me digan nada, las cosas han cambiado. Y ahí estábamos una vez más, esperando deslumbrarnos, con una de las bandas más pujantes del género progresivo americano, de los últimos 5 años, una banda que, a pesar de contar con vasta experiencia en sus filas, no deja de sorprender con esa cuota creativa y moderna, que le da ese toque que la posiciona en otro lugar, estoy hablando ni más ni menos que de SONS OF APOLLO.
Pasadas las 19:20 hs, el puntapié inicial lo darían los FUGHU, banda capitalina de Rock, Metal, Magia y Fusión Progresiva que no deja de dar que hablar desde sus comienzos allá por el año 99, cuando según cuenta su BIO, dos extraños se cruzaron en una escuela del barrio de Saavedra para tocar algunas canciones de MEGADETH y DEEP PURPLE, y jamás se separaron. La banda formada por Ariel Bellizio en Guitarra, Alejandro López en Batería, Emanuel López en Bajo, Marcelo Malmierca en Teclados, y el multifacético Renzo Favaro en Voces, brindó un set cercano a los cuarenta minutos, en el que repasaron sus cuatro discos de estudio eligiendo meticulosamente cada canción, logrando un viaje repleto de pesada psicodélica progresiva. Esta agrupación goza de una personalidad que pocas veces he visto arriba del escenario, logrando matices tan complejos que se vuelven imposibles de ignorar. La mixtura de épocas discográficas fue perfecta, comenzando con “Pixel Hero” de su último disco “Lost Connection” de 2020, continuando con “Ashes” de “Absence” su flamante disco debut de 2009 con esos toques Theaterianos perfectos, pasando por el oscuro y psicodélico “Climb” de ese, Opera Prog me animo a decir “Human: The Facts” de 2013, una obra muy especial en la que invito a sumergirse sin dudar. Y para darle un cierre aún más épico, sobre todo para los que ya conocían a la banda, el final del set se dio con “The Human Way” canción que abre “Human: The Tales” la otra pata de esta Opera Prog, que contó nada más y nada menos que con la participación de Santiago Burgi, primer vocalista de la banda quien se presentó arriba del escenario encapuchado, para sorprender a todos los presentes con un dúo vocal junto a Renzo que dejó sin eufemismos una marca auditiva en todos los allí presentes. A decir verdad, la elección por parte de la organización fue más que acertada, FUGHU había dejado bien caliente la cuestión, y todos quedamos pidiendo una dosis más de todo aquello, pero el momento no se haría esperar demasiado.
De pronto la intro de “Goodbye Divinity” comenzó a sonar, y para mi sorpresa al menos, se trataba de una pista, situación que me dejo algo atónito, ya que esperaba encontrarme con Derek Sherinian generando esos climas tan característicos y personales que solo él puede lograr, desde un principio. Así, los integrantes de la banda comenzaron a tomar sus lugares y sin corte alguno, como si se tratara de un disco de estudio, se ensamblaron perfectamente dejando atrás la grabación y continuando con lo que fue un comienzo demoledor. Característica que se mantuvo a lo largo de todo el set. Muchas veces ocurre que las bandas, formadas por músicos de semejante trayectoria en el género, y con tanto camino recorrido, más aún tratándose de un cierre de gira, se encuentren algo cansados y con cierto desgaste. Pero este no fue el caso y es algo que se escuchó comentar a lo largo de la velada. La banda sonó veloz, contundente y muy pero muy pesada, sin perder nunca la característica intrincada, progresiva y de pasajes ultra complejos. El trío inicial de canciones continuo con “Fall To Ascend”, nota aparte para Mr. Jeff Scott Soto quien, con todo el camino transcurrido y una voz netamente explotada en todas sus facetas, demostró que a sus 56 años tiene mucho para dar y hasta se da el lujo de llevar al límite sus cuerdas vocales pudriéndolas al igual que en el disco; y se completó con “Signs of The Time” una bomba directa, hecha y derecha, con Mike Portnoy tocando de pie y el especial Ron “Bumblefoot” Thal despachándose con un solo de guitarra completamente en llamas, haciendo explotar a todo el público. Deteniéndome un poco en Ron, he de destacar su nivel de concentración. Es un guitarrista brindado al instrumento, con su sombrero de brujo que nunca se quitó, Bumblefoot se cansó de destilar virtuosismo y precisión en todo momento, sin despegarse prácticamente de su zona de movimiento en el escenario. La banda respetó el setlist al pie de la letra como en cada presentación a lo largo de la gira Latinoamericana, situación obvia, ya que se vieron obligados a sustituir a Billy Sheehan quien se hizo a un lado para girar con Steve Vai, por Felipe Andreoli bajista de los Brasileros ANGRA, que cumplió con creces su labor en las bases. Felipe es un bajista con gran gusto, y si bien el sonido Sheehan no estuvo presente, el oriundo de Sao Paulo aportó su impronta personal, no solo en estética (ya que portó acorde a la ocasión un bajo doble) sino que a nivel audio logró marcar un estándar acorde a lo que la banda necesita, sin pasar los límites. Realmente un gusto verlo trabajar y desarrollarse en otro estilo, sobre todo sintiéndolo tan cómodo. Volviendo a la cuestión del set, fue destructor y bien pensado ya que se trató de un balance de casi un 50/50 de ambos discos de estudio. La noche tuvo su momento emotivo con “Desolate July” dedicada por el propio Soto a su padre recientemente fallecido. En “King of Delusion” tuvo su momento íntimo Derek Sherinian, haciendo sonar esos pasajes de piano que, personalmente, me recuerdan mucho la obra de ASTOR PIAZZOLA, redoblando la apuesta al final en esta misma tónica junto a Portnoy en un dúo batería-piano realmente exquisito. Es que forman una gran dupla. Funcionan. Se entienden. Y eso es muy claro al verlos tocar juntos. La banda está pasando un gran momento, no solo a nivel musical, sino que también así se los ve a nivel humano, pues las risas y la camaradería estuvieron presentes en todo momento, así como todo tipo de chistes entre ellos participando al público. El momento cumbre de la noche llego con la ejecución de “New World Today” una de las piezas más épicas que pude presenciar en toda mi vida en el marco de un show, y no exagero. Con casi dieciséis minutos de duración podría haber sido, tranquilamente, el final del set dejando a todos los cerebros reventados por intentar seguir esas métricas tan complejas como adictivas. Pero no, la banda se retiraría unos segundos nada más luego de “Coming Home”, que también nos engañó como otro supuesto final, para aparecer en escena por última vez para tocar “God Of The Sun”. Esta vez sí, sería la última, la definitiva, el final, pero solo por ahora, déjenme soñar con una nueva visita pronto.
SONS OF APOLLO dejó una vez más la vara alta, desafiante, difícil de alcanzar, y a pesar de cualquier crítica deconstructiva al respecto, la única verdad es todo lo que supieron dejar vibrar una vez más en todos los presentes, que sin lugar a duda volverán a querer ser parte de esa historia, que a esta altura ya no encuentra techo.