Cada vez que llega Max Cavalera a la Argentina con la fórmula que sea, revive corazones, despierta nostalgia, indica pureza, señala hidalguía, denota humildad, exaspera sentimientos y revoluciona masas. Podría estar durante horas calificando lo que implica su personalidad y ese perfil de embajador con el que al menos yo lo vi durante toda mi vida, o bien mi vida desde que comprendí que SEPULTURA fue la banda que le abrió muchos caminos al resto de sus pares latinoamericanos, para que el mundo abra sus oídos a los sonidos que de esta rica región pudiesen salir. Hace un tiempo atrás lo habíamos tenido en nuestro país con el proyecto de hermandad que decidieron llamar CAVALERA CONSPIRACY. Esta vez después de casi cuatro años volvió con SOULFLY. Editó diez discos ya (más que con SEPULTURA) y no para de girar por el mundo. Los caminos de la banda han sido diversos, como el de su propuesta, la cual arrancó a fines de los ‘90 un tanto condimentada por la escena death metalera, para luego convertirse en una plena banda de groove metal hasta el día de la fecha. Y que querés que te diga, el gordo tiene ese toquecito de magia con el cual no se si te podría llegar a decir que “todo lo que toca es oro”, pero es Max y punto, a las pruebas musicales de su historia me remito.
Para la ocasión, un día después de haber tocado en la ciudad de Córdoba, los recibiría un recinto relativamente nuevo para la movida metalera como Palermo Club. El lugar tiene sus cosas buenas y no tan buenas. Por un lado te permite que la gente se acomode muy cerca de los músicos, pero por otro carece de un escenario acorde para este tipo de eventos. Es bajo y complica mucho la visión de los espectadores, te pares de donde te pares y seas alto o petiso. La cuestión es que más de uno de los presentes durante toda la noche escuchó los sonidos, pero seguramente nunca pudo ver adecuadamente la cara de los músicos, aunque si algún mástil de los instrumentos que se erigían hacia el techo. No faltó el aporte de bandas locales, hasta es más, te diría que fueron muchos soportes para mi gusto lo que también complicó la cosa, ya que se tuvieron que ajustar los horarios y algunas de las bandas se vieron obligadas a reducir su setlist, lo cual hace de que no se las pueda disfrutar en plenitud y por ende sacar conclusiones adecuadas. Así todo, tanto sus seguidores desde el piso, como ellos desde las tablas se las ingeniaron para dar un buen show. De las locales llegamos para la última, INSOBRIO, ya que cuando entramos se estaban despidiendo los practicantes de grunge MAD SEED.
Bajo este contexto, la banda formada por Agustín Guevara (voz), Ulises y Gabriel Lescano (guitarras), Pollo Taylor (bajo) y Nico Polo (batería) por cuestiones de tiempo solamente tocaron cuatro temas repartidos entre sus dos discos de estudio, “Beer genes” y “Under the surface”. Casi de corrido sonaron: “Good times”, “Till the night has come”, el clásico de PANTERA “Cowboys from hell” (la gente se re copó!) y cerraron con “The best reward”. Ante una presentación tan corta de tiempo cuesta sacar alguna conclusión como bien dijimos, aunque si me siento en condiciones de decirles que INSOBRIO es una banda que respira modernidad musical, probablemente venida de un groove metal auténtico y lo mechan con hard rock sucio y agresivo. Se bancaron estar ajustados arriba del escenario y también aguantaron bien desde muy cerca a un recinto bastante cargado de gente que pedía por la banda principal. Estos muchachos son rockeros de verdad, así que si te gusta BLS, COC, DOWN, SPIRITUAL BEGGARS (y algún que otro que se me olvide), no podés dejar de escucharlos. Mucho énfasis de los nombrados tienen y lo llevan al escenario bajo su propia personalidad.
Dicho sea todo esto, llegaría la hora de SOULFLY. Para esto, bastaría con que Max le de un cálido beso a su amada Gloria antes de salir al escenario para que empiecen a volar los vasos de birra por el techo. Con casi un setlist calcado a Córdoba se dispondrían a recorrer parte de su carrera, y digo calcado ya que si bien el orden no fue el mismo, los temas prácticamente si. Arrancaron con la extrema “We Sold Our Souls to Metal”, para de a poco ir abriendo camino con canciones como “Archangel”, “Ishtar Rising” y mechar el setlist con clásicos de SEPULTURA. Pero pará! Hay algunas cuestiones que debemos destacar inicialmente: desde antes que empezara el show la gente estaba como loca, como alterada, cosa que últimamente no veía tanto. Ni hablar cuando arrancó. Explotó man! Probablemente sea la figura de Max que todo lo endulza, no lo se…y su música, claro está, pero de lo que si estoy seguro es que no hay ni un solo punto de comparación con nada cuando ejecutan canciones de los brasileros más famosos.
En este sentido, no dejaron pasar mucho tiempo y empezaron a llegar después del tercer o cuarto tema canciones como “Refuse/Resist”, “Territory”, a las cuales fueron mechando con propias como “Blood Fire War Hate”, “Sodomites”, “Prophecy”, “Seek ‘N’ Strike” y “Babylon”. Pero no todo queda acá amigos, SOULFLY es una banda que está armada y Max tiene sustento. Si vale destacar que a diferencia de la vez pasada, su hijo Zyon no fue de la partida y llegaron con Juan Karlos Lora German en los parches y Mike Leon (ex-HAVOK) en las cuatro cuerdas. Demás está decir que también llegó la mano derecha del brasilero, Marc Rizzo, quién con el virtuosismo y la garra que lo caracteriza dejó todo de si sobre el pequeño escenario, bien a su molde. Hasta es más, te diría que es el músico que le da ese toque distinto a la banda con sus arreglos y demás detalles. Este muchacho deja todo de si siempre. De hecho sin ir más lejos, las canciones ejecutadas de SEPULTURA suenan a SOULFLY, lo que no es fácil de lograr entiendo, más allá del característico groove. Probablemente factores como la afinación y demás influyen, pero estamos ante una banda con personalidad y en vivo lo justifican. No por cualquier cosa el guitarrista es par inseparable del líder.
Hubo tiempo también para que recorran clásicos como “Arise”, “Roots Bloody Roots” y algunos más viejos como “Troops Of Doom” (que linda versión!!). Sonaron también el clásico “Tribe”, “No hope=No fear” y hasta se dieron el lujo en algún momento de hacer subir al escenario a Eric Bobo de Cypress Hill para que haga de las suyas en percusión. Ya para el cierre llegó algún solo virtuoso de Marc fusionando y tributando a varias bandas. “Master of Savagery” juntos con los covers de “La S” mencionados anteriormente serían de la despedida. Aunque guarda, siempre hay un resto para más y antes de irse ejecutaron una de las canciones más relevantes de la banda como “Back to the primitive” y cerraron con una versión a lo SOULFLY de “Ace Of Spades”, tributando a Don Lemmy con algunas palabras de Max hacia su figura. La despedida final fue con Max sin la guitarra en las manos -como en otros pasajes del show- haciendo saltar a la gente con “Eye for an eye” y una partecita de “The trooper”. ¿Qué más querés fiera?
Para cerrar esta historia les puedo decir que presenciamos un gran show, superador de mis expectativas personales, que si bien tuvo algunos desajustes desde el sonido, no dejó de ser bueno y cargado de buena onda y energía. Podrás decir que está más gordo, podrás decir que ya no se mueve como antes, podrás decir que ya no canta como antes, y podrás decir… Lo que si NO vas a poder decir es que el tipo nunca se deja de entregar a la gente, no deja de arengar, nunca le falta onda y tampoco se olvida de su legado. Tranquilamente tiene con que para no tocar ni un tema de su pasado, pero él probablemente lo siente, como los sentimos nosotros. Si no hubiese sido por ese pasado, quizás no estaría donde está. Más allá de esta conjetura, es lindo tener artistas como él “vivitos y coleando”. Si esta vez estabas dudando de ir y no fuiste, error. La próxima no dudes y andá, yo se lo que te digo.
Texto: Hernán Mazón
Fotografía: Caro Staley
Agradecemos a Juan Manuel Acuña de HP Prensa por la acreditación al evento. | © METAL-DAZE.com | Todos los Derechos Reservados | Facebook | Twitter |
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