STEVE VAI en vivo en Argentina: “Con la pasión intacta”


CON LA PASIÓN INTACTA

Atrás quedaron aquellas mágicas visitas del virtuoso guitarrista a los teatros más conocidos de la ciudad de Buenos Aires ya que en esta ocasión el show que brindó el grosísimo de STEVE VAI en la Argentina se desarrolló en el histórico Luna Park. Una multitud completamente sentada lo recibiría en un recinto donde prácticamente no quedaba lugar disponible, salvo aquellas porciones en la que es casi imposible ver el show. La cuestión es que el majestuoso de las siete cuerdas se encontraba de festejo, revitalizando por completo el disco más famoso de su historia en solitario. Veinticinco años cumplió “Passion & Warfare” y que mejor que recorrer parte del mundo tocándolo de punta a punta, más aún cuando fue un disco que el guitarrista increíblemente nunca presentó en vivo en su momento, más allá de las canciones aisladas que siempre tocó en los diferentes shows que dio a lo largo de su carrera. Claro, estamos en la época en que todas las bandas empiezan a revivir sus viejas obras y auto tributarlas, ya que si bien muchos de estos han continuado sacando muy buenos materiales, a mi entender nunca lo han sido en tan buena calidad como el agasajado en la pasada noche porteña, por ejemplo. Así es que Argentina fue la sede elegida para cerrar este tour mundial de 140 fechas, siendo también parte de la fiesta para la ocasión Córdoba y Rosario, localidades que justamente el guitarrista visitó antes de llegar a la cosmopolita urbe.

Desde temprano sería DANIEL TELIS PROJECT quién diría presente con su proyecto solista, el cual volvió al ruedo con más ímpetu después de haber transitado un tiempo con KAMIKAZE/KZ4, banda que ha dejado de tocar al menos por el momento. En este sentido su propuesta respetó los ejes del show y fue congruente a lo que más tarde visualizaríamos. Ni más ni menos que una banda instrumental que sigue los pasos que su guitarrista va dando. En alrededor de media hora y un poquito más quizás, la banda ejecutó todas canciones propias entre medio de los agradecimientos de Daniel para los presentes que se acercaron a acompañarlo y también una mención especial con dedicatoria para aquellas bandas que desde el under y la independencia discográfica la reman. Muchas veces no hay congruencia con los actos soportes, bueno, ésta vez estuvieron más que acertados ya que si bien Telis como guitarrista es versátil, su perfil lo veo mucho más emparentado con VAI que con SATRIANI. Bajo sendas melodías y virtuosismo grupal la banda de este ya histórico de nuestra escena fue una linda antesala, que buen soporte tuvo desde el bajo el batería.

Después de un lógico reordenamiento del escenario llegaría el turno de STEVE VAI. Y cuando digo “re”, me refiero a todo, y en materia de sonido y luces también, ya que DTP no tuvo ni un cuarto del sonido que el terrible violero tendría. Normal claro, pero ante tanta diferencia llamó la atención el drástico cambio. Desde el fondo se empezaría a proyectar parte de lo que fue el film “Crossroads” en la que el guitarrista tuvo chance de participar allá cuando corría el año 94 haciendo un duelo con el ex-Karate Kid. Más allá de eso, subiría desde el vamos al escenario con toda la onda, bailando y una máscara facial cargada de rayos láser avecinando una bataola de detalles sobre el escenario.  Lamentablemente la parte fotográfica se las vamos a deber ya que no fuimos acreditados ésta vez en tal sentido, realmente sería lindo poder mostrárselos, pero bueno…son cosas que pasan, aunque anhelo al menos en este escrito poder trasladarlos al show. Musicalmente la historia arrancaría no justamente con “Pasión…”, sino más bien con los chirridos guitarrezcos de “Bad horsie” y a la que le seguirían “The crying machine”, “Gravity storm” y la emocionante “Whispering a prayer”, una de mis favoritas. Bien hasta ahí todo tocado y nada hablado, pero ¿dónde estaba el tributo al glorioso disco? Claro, se lo tenía guardado… Ya que de aquí en adelante y con unas breves palabras a modo de intro lo tocarían de corrido, por completo y respetando el orden original de las canciones. Era o que todos queríamos, sin duda.

Y como ustedes saben, VAI es un tipo con mucha onda, cómico por demás y entretenido. Así se lo vio todo el show, con sus caripelas, paradas extrañas, movimientos raros y poca o nula formalidad. De hecho, el inicio del disco tributado arrancó con risas, ya que como lo hizo en distintos momentos del show convocó a través de vídeos grabados los cuales se proyectaban en las pantallas gigantes a distintos referentes de las seis cuerdas en su vida. El primero sería Brian May, quién de a cuerdo a lo que iba mostrando el tape en algún show que dieron juntos hace muchos años atrás lo presentaba como el “maestro” STEVE VAI. El guitarrista involuntariamente en vivo finalmente no pudo hacerle honor a ese rótulo ya que al comenzar “Liberty” su guitarra estaba completamente fuera de tono debido a que se olvidó de cambiarla. Poco le importó y paró el show, pidiendo lógicas disculpas; desde el vamos se empezó a llevar los primeros aplausos por su humildad. Y después de este arranque la cosa no frenaría más como así tampoco el cambio de guitarras entre tema y tema.

Más de dos horas de show bastaron para que el loco lindo este recorra a la perfección el grandioso álbum, el cual no tiene desperdicio alguno de punta a punta. De acá en adelante como les dije, los temas que llegarían serían en el mismo orden de la placa y lógicamente para que la cosa tenga un sabor distinto hizo lo mismo con Petrucci y Satriani, con los cuales hizo una especie de jamming a través de vídeos previamente grabados interactuando no sólo desde la parte musical sino también comunicándose con ellos coordinadamente. Original momento previo a la ejecución de “Answers” y “The audience is listening”. Divertido fue ver, interacción mediante a Satriani entre riff y riff cambiándose de máscaras y pelucas, súper original y chistoso. Entre medio de todo esto sonarían canciones como la poderosa “Erotic nightmares”, “The animal”, “The riddle”, “Ballerina” y la que es para mi una de las canciones más lindas que escuché en mi vida, como “For the love of god”. Terribles ejecuciones la verdad de toda la placa, pero lo de la última nombrada fue mágico, como era de esperar. Es una canción que reúne todo lo que un tema debería de tener: furia, emoción, nostalgia, potencia, melodía, virtuosismo, pasión y guerra. Más de uno seguramente quedaba atónito ante el trabajo de la banda. Lógicamente nadie aguantó el culo en la silla y bajo efecto dominó todo el mundo se paraba y sentaba al unísono para ver los momentos más relevantes del show, como fue cuando a STEVE no se le ocurrió mejor idea que acercarse al público, colgarle su guitarra a una muchacha y que el resto se le abalance por completo. Te salvaste de que te amasijen flaco! Pero estuvo genial.

Para su suerte el músico nunca se encontró sólo y la banda que se trajo está bien a su molde ya que Colson desde el fondo le pega de lo lindo sin tanto tecnicismo (batero súper rockero) y Weiner en el acompañamiento desde las seis cuerdas hace un gran laburo. Pareciera que está tapado, pero no. Va recorriendo las canciones a modo rítmico a la par de VAI y hasta por momentos, lo guía. El morocho de las cuatro/cinco cuerdas tampoco se quedó atrás y fue realmente una pared. Y en este contexto se siguió desarrollando el show, con mucha entrega y virtuosismo. Es probable también que así como “Passion…” baja un cambio en el disco en si, también lo hizo en vivo siendo la segunda parte menos atractiva que la primera, pero siempre disfrutable. Ya para el cierre y después de decir “Esto fue Pasión y Guerra”, el talentoso violero se iría junto a sus pares al menos dos veces del escenario y volvería con bises en los que retrataría un pequeño y emocionante tributo a Frank Zappa, guitarrista con quién entiende que realmente dio sus primeros pasos como profesional ejecutando “Stevie’s spanking”. “Racing The world” y “Fire garden suite IV – Taurus bulba” cerrarían la para ya entonces conmovedora historia.

Hubo pasión y no solamente guerra, hubo humildad, virtuosismo, sencillez, locura, buena onda, risas y más risas, errores y revitalización. Tocó con el alma, con la lengua y el corazón. Tocó para su gente, sus colegas y aquellos que están y ya no. Se acordó de su pasado y a más de uno emocionó, para eso tan solo bastaba quedarse a verlo durante varios minutos antes de que se retire del escenario mientras la gente coreaba su nombre, merecidamente. Parecía no creerlo, estaba emocionado por el probable cierre de una etapa majestuosa de su carrera. Anda a saber cuantas cosas se le pasaban por la cabeza, anda a saber adonde se estaba transportando. Pero eso si, si tenía que hacerlo con nosotros, lo logró, nos transportó y con artes mágicas traídas desde lo que un ser viviente puede hacer con unas cuerdas más o menos y una porción de madera, parecería ser que con “Pasión y Guerra” todo se puede. Al menos así, la vida me lo mostró.

Texto: Hernán Mazón

Agradecemos a Diego Perri vía Volumen 4 por acreditación al evento.

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STEVE VAI - Photo by Larry DiMarzio.


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