La música mueve emociones y estas, a su vez, son la materia prima de la primera. Como cualquier otro tipo de arte, la música manifiesta lo que su compositor quiere transmitir; es decir, es la vía a través de la cual los sentimientos se exteriorizan y materializan. Hay artistas que entienden esto mejor que otros y el proceso creativo se vuelve más complejo y no tan impulsivo. Me refiero a que en ocasiones cada pequeño detalle de la obra esta cuidado y pensado muy delicadamente en función de aquello que el músico quiere que generar en sus oyentes. Este es precisamente el caso de Steven Wilson quien, disco tras disco, ha sabido entender y perfeccionar esto progresivamente, brindándonos hoy su último trabajo que creo se ubica en la cima de su carrera. Una verdadera joya del rock progresivo y una obra maestra indiscutible.

El pasado 12 de Mayo el inglés se visito nuestro país con el propósito de presentar HAND.CANNOT.ERASE. Es difícil transmitir en vivo lo que genera un disco tan complejo, intenso y lleno de emociones y sensaciones como es este último; más aun teniendo en cuenta que explora y critica ciertos aspectos de la vida urbana actual, a la cual no estamos ajenos. Y más difícil es aun transmitirles en palabras lo que pude presenciar esa noche. HAND se tocó casi en su totalidad (solo quedó un tema fuera del repertorio) intercalado con otros temas de su carrera solista, 2 covers de Porcupine Tree y una excelente versión de Thank U de Alanis Morrisette. Pero no voy a guiar esta crónica describiendo cada tema y cómo reaccionó el público con cada uno. En esta ocasión el todo fue muchísimo más que la suma de sus partes. El setlist se los brindo al final y los temas los encuentran en internet en sus versiones de estudio y en vivo. Sin embargo, lo que se vivió no y eso es lo que quiero transmitir

Para comenzar, debo decir que me sorprendió poderosamente como desde el primer sonido emitido a través de los parlantes el público comenzó a chistar para que todos hicieran silencio. Este tipo de respeto hacia el artista y su música es raro de ver en un concierto de rock. Si a ese silencio sumamos un sistema de sonido cuadrafónico y una pantalla inmensa ubicada por detrás de la banda sobre la cual cada pieza musical tuvo su correlato visual, en la particular visión de Lasse Hoile (http://lassehoile.blogspot.com) tenemos como resultado no un recital sino un espectáculo audiovisual completamente diferente, algo que traspasa los límites imaginables para el oyente medio y lo transporta a un universo nuevo aunque no enteramente desconocido. Si uno conoce la historia detrás de HAND las emociones se vuelven aun más intensas ya que la “banda de imágenes” (en contraposición a la banda de sonido) que acompaña a la música ilustra con inusitada crudeza y una realidad extremadamente vívida, el aislamiento social inadvertido (excepcionalmente mostrado en Routine) en el cual Wilson quiso encarnarse para componer este álbum. Los músicos que acompañaron al británico también añaden un elemento extra ya que todos ellos no ejecutaban ningún instrumento sino que lo sentían. Cada golpe de la púa sobre las cuerdas de la guitarra de Dave Kilmister (Roger Waters) se traducía en una mueca de expresión facial, al tiempo que la presión de los dedos de Adam Holzman sobre los marfiles y ébanos de su teclado parecía devolverle las vibraciones a su cuerpo que se retorcía y movía al son de la música. Por su parte, Nick Beggs, marcaba el pulso de los graves moviendo su boca como cantando las notas y Wilson hacia las veces de director de orquesta siguiendo con sus manos, dedos y cabeza el ritmo progresivo de cada una de las composiciones. Hubo, como no podía ser de otra manera, momentos de mayor y menor intensidad y aquí sí creo conveniente mencionar algunos temas. La extraña melodía de Perfect Life con esas imágenes de ensueño que transmite su video intentando representar una vida ideal plena y libre de presiones seguida inmediatamente de la increíble Happy Returns, con esas melodías tan propias de DavidGilmour, se instalaron profundamente dentro de cada uno de los presentes generando una especie de nirvana inevitable. Por el contrario la fuerza y el frenesí de Ancestral inclinaron la balanza hacia el otro costado permitiéndonos a todos sentir la opresión de la música sobre nuestro pecho y dentro de nuestros oídos. Otro momento realmente impactante, sobre todo para aquellos que no habían podido asistir al show anterior, fue The Watchmaker durante la cual se vio a los músicos recortados a contraluz sobre un tul que recibía una proyección por momentos verdaderamente perturbadora generando una atmósfera y un estado general denso y extraño. Infaltables fueron un par de covers de Porcupine Tree, bien elegidos para la ocasión. La hermosísima Lazarus que, a mi gusto, quedo un tanto opacada por la emocionante y sorpresiva interpretación de Thank U (Alanis Morissette), y Sleep together mostrando también el otro costado de este solista. Finalmente, el último momento de gran intensidad fue precisamente el tema que cerró el show The Raven that Refused to Sing con su impresionante video proyectándose por detrás de la banda transportándonos una vez más a un lugar lejano y escondido dentro nuestro donde algunas de las emociones más ocultas se albergan y resguardan del exterior.

Finalmente, y para reafirmar lo que dije al principio, al retirarse los músicos del escenario la pantalla comenzó a proyectar unos créditos cinematográficos de todos los que forman parte, en mayor y menor medida, del tour de Wilson dejándonos en claro que lo que habíamos vivido no había sido solamente un recital sino mucho más. Habíamos sido testigos de un viaje a un universo que solo Wilson conoce bien y que nos permite asomarnos y sentir parte de lo que a él le sucede, con una grandeza y una genialidad que solo pocos poseen.
Setlist
1. First Regret
2. 3 Years Older
3. Hand Cannot Erase
4. Perfect Lifre
5. Routine
6. Index
7. Home Invasion
8. Regret #9
9. Lazarus
10. Thank U
11. Harmony Korine
12. Ancestral
13. Happy Returns
14. Ascendanrt Here On…
15. The Watchmaker
16. Sleep Together
17. The Raven That Refused to Sing

Texto: Estanislao Aimar

Fotos: Martín Darksoul (cortesía Icarus Music)


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