STONE TEMPLE PILOTS en vivo en Argentina: “Big Band Baby”


Fecha: Sábado 17 de mayo de 2025 | Hora: 20:00 hs. | Lugar: Estadio Obras Sanitarias | Ciudad: C.A.B.A. | Bandas invitadas: KILL FLORA

 

Una noche plena de rock, de fiesta, donde todos los que asistieron se llevaron lo que fueron a buscar… y quizás hasta más. Y asistieron todos, porque si no fue un lleno total se le pareció mucho.

Sin embargo, hubo alguien que… ¿No estuvo? No podía, desde ya, pero se las arregló para darse una vuelta de alguna manera. Ese fue el muy querido Scott Weiland, quien dejó este plano para convertirse definitivamente en la leyenda que ya era en vida. Y fue tan amable lo de Scott que ni siquiera fue una presencia abrumadora o excluyente. No, de hecho, donde más se lo notó fue en la ausencia de temas como Creep o Sour Girl, donde él desplegaba una magia distinta, muy personal. Por lo demás, pareció quedarse fuera de la vista de todos, contemplando el concierto y disfrutándolo, seguramente con una sonrisa. Y agradeciendo en su fuero interno a todos, que también habían ido esa noche por él.

Pero aun antes de todo esto hubo una banda de apertura, KILL FLORA. Fueron los encargados de abrir la noche y pareció una elección acertada. Ana Julia González y Lucía Szellner se encargan de las guitarras y se alternan en los roles de voz principal y coros/segundas voces. Su estilo se mueve entre el rock alternativo y el indie rock, con violas que van de lo calmo a lo potente, sostenido todo con una base de bajo y batería siempre firme y contundente que se pliega a los momentos fuertes, como también crea contraste y tensión en los pasajes más climáticos y melódicos. Su set fue de menor a mayor, no porque empezaran mal (más bien, lo contrario) sino porque a medida que pasaban las canciones se los notó más asentados, y los escasos treinta minutos de show fueron ganando temperatura y, quizás, dejaron la sensación de que dos o tres temas más no hubiesen sobrado.

Ahora sí, fue el turno de la banda principal. Ya no volveremos a mencionar a su ex vocalista porque, para ser honestos, los STONE TEMPLE PILOTS de hoy no son una banda tributo a los STONE TEMPLE PILOTS de ayer.

Un hecho curioso fue que, a pesar de las ganas, las expectativas, la ansiedad, los gritos pidiendo a la banda y la ovación cuando esta apareció en el escenario, Unglued, el tema apertura del concierto, fue aplaudido tímidamente al finalizar. Cuando todo hacía pensar en una ovación estruendosa… esta no sucedió. Pero no porque sonara mal, porque fuera una mala elección o cosa parecida; dio la impresión como que al público no le caía la ficha de que sí, los STONE TEMPLE PILOTS estaban ahí, era cierto. Como cuando necesitás de un cachetazo para despertar, para ver que eso que parecía increíble, realmente está sucediendo. 

Y el cachetazo llegó, los despertó a todos y detonó el estadio Obras. La canción que logró eso fue Wicked Garden. Si este tema no prendía fuego las almas de los presentes era para apagar todo e irnos a casa. Brutal la energía que comenzó allí, se propagó y perduró toda la noche. Vasoline solo agregó más leña al fuego. Durante la velada, todos, absolutamente todos los temas, fueron muy festejados. Pese a esto, las canciones del álbum Core se llevaron un plus de agradecimiento. Del resto, la que las empardó en agite, fue Bing Bang Baby que, como todos sabemos, es el tema con más onda de la historia de la música (bueh, quizás sea un poco exagerado ponerlo así, pero en ese momento lo pareció) picante, divertida, rocker y descontracturada sumó fiesta y, honestamente, no sabemos de dónde apareció el lugar necesario entre el apretujado público para rondas y pogo, porque no lo había.

En cuanto a la banda en sí, Jeff Gutt acierta a pleno en su rol de vocalista, sin tratar de ocupar el lugar de Weiland. Le pone garra, talento y mucha onda a su participación sabiendo muy bien lo que NO debe hacer. Su antecesor es una figura muy fuerte como para entrar en comparaciones, y Jeff demuestra que no tiene ni un pelo de tonto. La rompió desde el vamos y se metió a la gente en el bolsillo a fuerza de interpretaciones magníficas y una interacción muy piola con el público, que incluyó hablar unas pocas palabras en castellano, muchas en inglés, cantar parado en las vallas y también tirarse, temprano en la noche, entre la muchedumbre. Un crack. Por el lado de Dean DeLeo, el guitarrista, estuvo encendido toda la noche a fuerza de riffs memorables, solos imbatibles y una actitud que lo mostró divertido todo el tiempo, disfrutando rockear sobre el escenario, sin estar de vuelta de nada.

Un párrafo aparte, y pongámosnos todos de pié, para hablar de la base musical de Robert DeLeo y Eric Kretz. Si bien en los álbumes se escucha perfectamente su trabajo, es en vivo donde más podemos apreciar el aporte de estos dos monstruos a la banda. La potencia y musicalidad del bajo de Robert es increíble. Da la impresión que podría bancarse no solo a su banda, sino a toda la movida grunge tocando a la vez con él solo tras las cuatro cuerdas, y sin despeinarse. Carisma, música, escena. Un gigante. En cuanto a su compañero de base rítmica, Eric Kretz da sobre el escenario una clase magistral de cómo sonar tremendamente enérgico usando una técnica impecable y pulida, sin perder ni la energía ni el buen gusto.

El setlist no dio respiro: Down, Silvergun Superman, Big Empty, Plush, Interstate Love Song ¿te parece que no es suficiente? Crackerman ¿Querés más? Dead & Bloated y Trippin’ On A Hole In A Paper Heart… entre otras.

Si, fue mucho. Demasiado. Habrá quien lloró, quien sintió que tocaba el cielo con las manos, quien hacía rato no presenciaba algo que lo pusiera tan feliz, quien hiciera todas las catarsis de golpe… creo que para todos habrá sido un combo, todo junto y a la vez.

… Y todavía faltaba el trío de temas de los bises: Kitchenware & Candybars, Piece Of Pie y, para completar un verdadero big bang musical, Sex Tipe Thing

Mención también para la organización del Estadio Obras que hizo sumamente dinámico el acceso antes del concierto y la desconcentración a la salida, con suficiente personal para dar indicaciones, cuidar que las salidas estuvieran despejadas en caso de ser necesario y repartir vasos con agua al público cerca del escenario durante toda la noche.

Esto último como broche de oro para lo que fue una noche de emociones muy fuertes, que quedará en la memoria de todos.

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Texto y video: Sergio Avil
Foto: Prensa – Lucio Antolini
Agradecemos a Andrea Giorgi por la acreditación al evento.
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