Rompiendo el Silencio Porteño
WARCRY, se formó en el año 1992 en El Principado de Asturias, España, luego de que Víctor García vocalista y Alberto Ardines baterista, quién fue reemplazado por Rafael Yugueros en el 2007, fueran expulsados de AVALANCH, su antigua banda. Desde el comienzo la agrupación se movió por las arenas del Power Metal, con la temática lírica centrada en la naturaleza épica, fantástica, abordando temas medievales y mitológicos. Más recientemente, se han volcado a tratar temas sociales, adaptándose a los tiempos que corren, y a su estilo han sumado toques del Metal Progresivo. Hoy en día son catalogados por la prensa especializada Española, como los sucesores de los legendarios BARÓN ROJO.
El 18 de Abril la banda pisaría por tercera vez suelo Argentino, y la cita sería en el Teatro de Flores, un lugar con una acústica, que personalmente, me gusta mucho. Debo confesar, que descubrí a la banda poco tiempo antes de realizar la cobertura, y fiel a mi estilo comencé a empaparme respecto a su material, incluso en viaje hacia el lugar, continuaba descubriéndolo. Al llegar, minutos antes de que comenzara el show, me encontré una vez mas con, no te diría un “Sold Out”, pero con muchísima gente, valor agregado por ser Miércoles.
Pasadas las 21:30 hs. se abriría el telón, mientras en la gran pantalla se proyectaba el mismísimo universo, y sonaba un soundtrack de película, que siguiendo la tónica cinematográfica hacía aparecer en pantalla, a los integrantes, como si fuese el reparto de una historia, para finalizar con el nombre de la banda. Y con todos dispuestos en sus ubicaciones, se encendían las luces para dar punta pié inicial con “Alma de Conquistador”, canción que forma parte de “Alfa”, disco del año 2011, situación que, análisis posterior me sorprendió, ya que este no forma parte del trabajo más reciente. Pero creo que fui el único sorprendido, y digo esto porque literalmente el Teatro de Flores se vino abajo, toda la gente fue hacia delante. Desde el comienzo los presentes estaban perfectamente conectados con quienes se veían felices arriba del escenario.
Me encontré con una banda muy rockera, con mucha fuerza, y por sobre todo brindada a su público, una constante durante sus dos horas y media de show, ¿SORPRENDIDO?, a mí me paso lo mismo, ya que hacía rato que no presenciaba un set tan completo, y que cierre por todos lados. Situación no menos importante, la voz, es decir el sonido de la voz, a mis oídos fue bajo el 90% de la noche, no pudiendo en muchos casos, dejar disfrutar los dotes vocales del Sr. Víctor García, quién no paró de moverse de un sitio a otro durante todo el show, señalando, mirando y agitando al público presente, quién grito su nombre en muchas oportunidades. Y no es para menos, ya que cuenta con un carisma tan grande como su feeling para interpretar.
Al primer parate, ovación de por medio, Víctor saludaba y decía: “Buenas noches hermanos, hemos tardado dos años, hemos venido nadando, mentira no sabemos nadar”. Se veía a todos muy contentos de volver, se notaba en sus rostros, un plus que mantuvo en alza constantemente la situación. El show continuaba tomando temperatura y ya me sentía un fanático más de hace años, fue imposible no engancharme con la energía de la banda, y reflejada ésta en la gente, fue de un contagio imposible de ignorar.
La cuarta recién formaría parte de “Donde el silencio se rompió”, “Rebelde” track que da comienzo al disco, y que hilo comandado por la base de teclas, te va paseando por todas las atmósferas posibles. Diploma de honor para Santi Novoa, tecladista, personaje que no paró de agitar desde los fondos, revoleando su cabeza, alzando el puño y hasta cerca del final regalando su remera al público. Muy buenos coros por su parte, siendo estos en registros más agudos que los de Víctor, comulgando de manera perfecta.
Pero el galardón de la noche fue para Pablo García, quién tiene bajo su responsabilidad las guitarras. Pablo es un violero del carajo, y seguro pensarás, esta lleno de violeros, pero te aseguro que este marca esa diferencia entre tantos. No solo por la calidad de sus riffs, súper pegadizos y tarareables, que tienen bien marcado el condimento poderoso del Hard Rock. Sino que por otra parte, se llevó todas las miradas en cada solo, jugando y ejecutándolos desde arriba del mástil, soleando con una sola mano, mientras la otra se relajaba arengando al público. Es más, hasta haciendo todo tipo de ademanes, según la temática de la canción requería. Un showman, que contagió sonrisas durante todo el show.
Con la noche en llamas, no dejaron de sorprendernos, sumando integrantes del público para cantar sus canciones, en este caso una niña y un niño respectivamente, otra situación sorprendente, y que marcaba aún más la humildad de la agrupación ibérica. El final se repartió en tres, “No te abandonaré”, “El guardián de Troya” y “Hoy gano yo” para cerrar una velada llena de melodías poderosas, y por sobre todas las cosas de felicidad repartida entre todos los presentes, arriba y abajo del escenario. Retirándome del Teatro, me dí cuenta de que esta agrupación había sumado un nuevo fan, y aunque eso no signifique nada, si puedo decirte, que si no estuviste presente, no debes perderte la próxima visita de esta aplanadora Española.
Texto: Diego Villares
Agradecemos a Juan Manuel de HP Prensa por la acreditación al evento.
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