Año: 2024 | País: Finlandia | Género: Symphonic Melodic Death Metal | Sello: Nuclear Blast | Lemmymómetro: ♠♠♠♠♠♠♠♠ (8/10)
Años atrás, allá por el 2012, esta banda de Finlandia, WINTERSUN, que se suponía iba a ser un proyecto paralelo de Jari Mäenpää (ex ENSIFERUM), editaba su segundo trabajo y magnum opus, Time I. Tras varias idas y vueltas, en 2013, la banda anunció que había comenzado con la mezcla de Time II, que continuaría el trabajo exactamente desde dónde había terminado el disco anterior y que se editaría a comienzos de 2014. Lógicamente, esto nunca sucedió. Pues en 2017 WINTERSUN anunció que había finalizado la grabación de su tercer disco, pero que este no sería Time II sino, más bien, un nuevo proyecto llamado The Forest Seasons, que no fue tan bien recibido como se esperaba. Hoy, 7 años después (mucha controversia e historias por medio), Time II, ve finalmente la luz.
Técnicamente, el estilo de WINTERSUN es death metal melódico sinfónico, pero me animaría a decir que es un poco más complejo e incluiría algo de progresivo en esa definición. Las melodías creadas por la guitarra de Teemu Mäntysaari (MEGADETH) y los teclados de Mäenpää, tienen un nivel de complejidad y sofisticación que llevan la propuesta de WINTERSUN a un nivel extraordinario. Así, una vez concluida Fields of Snow, canción instrumental que inicia el disco y que, si bien tiene cierta reminiscencia a la intro de Time I carece del grado de emotividad de aquella, The Way Of The Fire se abre camino para mostrarnos, durante sus poco más de diez minutos, todo lo que nos espera por delante. Intensidad, emocionalidad, sensibilidad, atmósferas diversas y poder, se harán constantes durante las 4 canciones por venir. Ciertamente, ha sido una gran elección como comienzo del disco, ya que, rápidamente, la introducción acústica se convierte en una sección que recuerda a Sons of Winter and Stars del Time I, convirtiéndola en una continuación natural de aquel aclamado disco del 2012.
One With the Shadows, baja el tempo y añade melodía a través de un excelente uso de las voces limpias de Jari, al tiempo que la precisión de los solos de guitarra realzan la orquestación. Sorprende gratamente, hacia el final del solo de guitarra, la utilización de ciertos recursos que, tranquilamente, podrían provenir de los mejores días de David Gilmour en PINK FLOYD. Ominous Clouds continúa sin pausa y lleva el clima hacia un lugar mucho más espiritual y etéreo. El sonido logrado por las guitarras sobre un colchón de lluvia y tormenta, recorriendo melodías de tinte neoclásico y, por momentos, coqueteando con escalas asiáticas, plantea el escenario ideal para un viaje introspectivo hacia lo más profundo del alma. Tanto es así, que es imposible no pensar en el disco que Marty Friedman grabara junto a Kitaro en 1996 titulado Scenes (NdeR: si te gusta esta canción de WINTERSUN deberías escuchar este disco de Marty Friedman). La lluvia nunca se detiene y Storm se hace presente con sus doce minutos épicos, llenos de frenesí y riffs tan densos como pesados. Los arreglos orquestales están efectivamente pensados para hacer de este track una especie de soundtrack cinematográfico. Es particularmente destacable el trabajo en el primer solo, tanto de la guitarra líder cómo de la atmósfera creada para sustentarlo; definitivamente uno de los puntos más altos del disco. Destaco también el trabajo realizado tras los parches por Kai Hahto a quien cuesta imaginar en su otro proyecto, NIGHTWISH, luego de ver de qué es capaz tras 12 minutos de velocidad y agresividad constantes.
Para el final, los sonidos de naturaleza de Silver Leaves se entremezclan perfectamente con las guitarras del final del track anterior, manteniendo la atmósfera zen ya presentada anteriormente por Ominous Clouds, dando continuidad a la obra de manera sumamente lógica y natural. La canción va construyéndose lentamente, tanto desde el sonido como desde lo emocional, generando un clima tan denso como melódico. Aquí, las voces limpias de Jari cobran un protagonismo mucho más relevante, dando otra impronta y belleza a la composición. Sin lugar a dudas, esta es una de las composiciones más destacables de Time II por su complejidad tanto sonora como narrativa. Su lento y gradual fade out, genera un ambiente meditativo ideal para convertirse en el cierre perfecto de un disco majestuoso.
Hay un dicho que dice “Roma no se creó en un día” y creo que refleja a la perfección lo que pienso de este disco. Las obras de arte llevan su tiempo. Las ideas van y vienen. El proyecto se pausa. Se vuelve a empezar. Hasta que finalmente llega a donde tiene que llegar. Cada superlativo que uno pueda imaginar se puede usar con precisión para describir este álbum. A lo largo de su escucha se van intercalando diversas emociones y sensaciones; grandilocuencia e intimidad, introspección y expresividad, haciendo que la experiencia sea enorme y trascendental. Sin lugar a dudas estará entre lo mejor que ha dado este 2024.
