Fecha: Viernes 5 y sábado 6 de diciembre de 2025 | Hora: 22.30 hs. / 00.30 hs. | Ciudad: Comodoro Rivadavia (Chubut) / Pico Truncado (Santa Cruz) | Lugar: El Trahuil / El Templo del Metal | Bandas invitadas: KELENKEN & NOVISHOK / TRUNCADOR, ETERNAL, TORSIÓN & RABIA SOCIAL
Hay artistas que con el paso del tiempo, nos hacen pensar que tal vez ya no volvamos a verlos en un escenario. Más allá del paso de los años, en ese grupo selecto aparece Beto Zamarbide (W.C., V8, LOGOS, PRIMAL), quien a sus 65 años y radicado desde hace tiempo fuera del país, ha reducido sus visitas a la Argentina a ocasiones puntuales y muy especiales. En su momento lo hizo con LOGOS durante varios años y ahora cada cierto tiempo viene a despuntar el vicio junto a otros músicos argentinos bajo el rótulo ZAMARBIDE y se dedica básicamente a recorrer obras en las que formó parte. Si bien por una cuestión de distancia se encuentra lejos de los circuitos habituales nacionales, cada regreso suyo a nuestro país se transforma en un verdadero acontecimiento para el metal nacional.
Por eso, cuando decide volver, no lo hace de cualquier manera. Esta vez eligió celebrar dos discos fundamentales de su historia y de la nuestra al unísono: Un paso más en la batalla de V8, a 40 años de su edición, y Generación Mutante de LOGOS, a tres décadas de su lanzamiento. Dos obras que no solo marcaron una época, sino que ayudaron a construir la identidad del metal argentino, con lo cual motivos sobraban.
Para la ocasión, en esta segunda etapa de la gira por Argentina (ya había estado en septiembre en Buenos Aires, Córdoba y Rosario) llevó esta celebración a recorrer el sur, centro y norte de nuestro país. Desde nuestro medio tuvimos la posibilidad de acompañarlo en la Patagonia y nos transformamos en testigos de lo sucedido en Comodoro Rivadavia (Chubut) y Pico Truncado (Santa Cruz), los días 5 y 6 de diciembre respectivamente. A diferencia de otras coberturas y entendiendo la magnitud del artista, entendimos que era más interesante mostrarte todo lo ocurrido en un mismo lugar, dado que los setlist fueron idénticos, por eso, decidimos unificar nuestro trabajo y ofrecer un recorrido integral por ambas presentaciones, a fin de que puedas repasar un poco cada show los cuales fueron ni más ni menos que un reencuentro cargado de historia, emoción y memoria colectiva.
En esta oportunidad, Zamarbide llegó acompañado de músicos con historia y oficio, y por sobre todo, viejos conocidos, como Walter Scasso (LOGOS, ENTRE EN CIELO Y EL INFIERNO, RESISTENTES), quién estuvo junto a él en los últimos años de LOGOS; también volvió a reclutar a Cristian “Heavy” Fernández (CLOUD OF SHADOWS, DEATHMIAN), quién ya había estado acompañándolo en el 2013, en esa histórica reunión que se dio junto a Ricardo Iorio en Groove; y por último, convocó a un baterista joven, de la nueva ola, como Marcos Gianfrancesco (ARGENTO, TUNGSTENO, SERPENTOR), quien con mucha destreza aportó potencia, precisión y versatilidad en cada golpe. Tanto Fernando Scarcella (QUEMAR, LOGOS, RATA BLANCA) como Mariano Brascich no fueron parte de esta etapa debido a compromisos ya asumidos con anterioridad, con lo cual la banda llegó al mejor estilo de las viejas épocas, a una sola viola. En definitiva, cada uno de los mencionados, conformaron una formación ajustada, potente y respetuosa del legado y se comportaron como una banda que no vino a reinterpretar, sino a honrar.
Nuestro primer día, transcurrió en la ciudad de Comodoro Rivadavia, en un horario atípico para la ciudad, dado que la gran mayoría de las bandas que llegan de afuera, tocan en horas de la madrugada, pero entendiendo que la historia formaba parte de un show ATP, los primeros acordes de la banda llegaron cuando el reloj marcaba cerca de las 22.20 hs. Previamente, ya habían pasado por el escenario los locales KELENKEN & NOVISHOK, de quienes ya hemos hablado recientemente en nuestro medio. Y si hablamos de horarios, a diferencia de los tiempos planeados en la ciudad del viento, en la ciudad de Pico Truncado la cosa arrancó bastante más tarde, ya entrada la madrugada, con un esquema compartido que inluyó a dos bandas locales como RABIA SOCIAL y TORSIÓN, ZAMARBIDE como número central y el cierre estuvo a cargo también de dos bandas santacruceñas, ETERNAL y TRUNCADOR.
Con el sentido de pertenencia que caracteriza al Beto con sus raíces -tal cual nos manifestó en la entrevista que le hicimos- de esos que tienen bien con los pies en la tierra y que no se comen ninguna, no dudó en vestir símbolos locales en cada ciudad, y en ambos shows el cantante tuvo la pleitesía de subirse a tocar con diversos presentes recibidos en cada ciudad. En Comodoro lo hizo con una remera de WERKEN, banda nativa de la ciudad y en Truncado lo hizo con la emblemática camiseta del club de la ciudad que lleva el nombre LOGOS F.C., tal cual retratamos en el informe que brindó los detalles de la conferencia de prensa que dio el frontman.
El inicio de la historia quedó claro que no se trataba de un simple repaso de temas, ya que el puntapié lo dieron explosivamente repasando Generación Mutante con Arden en el cielo después de que suene la clásica intro, y desde el arranque se pudo ver al cantante en muy buena forma vocal y física. No paró de moverse de un lado al otro en el escenario y por sobre todo destacamos la mucha onda y energía con la que sintió cada canción, ya que con gestos y ademanes, daba cuentas claras hacia donde se quería dirigir el cantante con el compromiso de sus dichos. Vivió cada una de las noches con mucho fervor y con una sonrisa dibujada en su cara, visiblemente emocionado.
El recorrido por Generación Mutante se vivió siempre con intensidad en toda su estructura y casi sinmediar espacios de descanso, la historia continuó con Asesinos de la memoria, Decide por ti mismo, Muerte sin gloria, Generación mutante, Necios y cerraría el bloque con Cuando asecha la maldad, mencionando como dato relevante en Truncado que todavía no había visto la película argentina que lleva el nombre de la canción. Lo significativo de la noche fue que solo no hicieron del mencionado disco, ¿Quién dijo?, la instrumental Juana Azurduy y Lejos de casa. Debemos destacar el sonido en ambas localidades, fue impecable. La banda siempre sonó de primera y en gran parte, destacamos el oficio del “Heavy”, su guitarrista, quien fue el encargado de setear el show para que no queden detalles liberados al azar y todo funcione ajustado y sin fisuras.
De todo el set, no solo vamos a destacar la cuota teatral de Zamarbide, sino lo que sobresalió fue el respeto absoluto por las versiones originales: tempos, arreglos y climas, y por sobre todo, cada uno de los sonidos intrínsecos logrados por sus músicos y su voz, los cuales en definitiva nos remitieron directamente a treinta años atrás en Cemento, como si fuera la presentación del disco. Lógicamente, hubo un canto ensordecedor por parte del público, y en canciones como Relámpago, la banda se vio tapada básicamente por las voces de los presentes, las cuales al son de un canto ensordecedor, cubriría a la banda en más de una ocasión.
Por otro lado, fue un show emocional y que nos invitó viajar al pasado. Bastaba con cerrar los ojos un instante y sentir que los sonidos emitidos por Cristian en la guitarra, nos transportaban y evocaban a los mismísimos espíritus de Miguel Roldán y Osvaldo Civile, músicos muy difíciles de retratar, pero el guitarrista logró en ambas fechas un trabajo espléndido. Lo mismo sucedió con Marcos y con Walter quienes con mucha solvencia y pragmatismo respetaron el estilo de ambas obras cumbres, más allá de que uno se encontraba más familiarizado con las canciones del set que el otro, solo por una cuestión de trayectoria junto al cantante.
Ya para la segunda parte del show, llegaría el turno de las canciones de V8, y Beto fiel a su costumbre de relatar sus pensamientos arriba del escenario, se dedicó en ciertas partes a dar su parecer de ambas obras y lo importante que han sido para nuestra escena y por sobre todo, lo vigentes que están en sus dichos y estructura musical a pesar del paso de la historia. Fue una máquina de tirar sentidas frases y dichos con el corazón, pero por sobre todo, se lo notó muy agradecido, aflorando una emoción genuina y a la vez dejando en claro el peso simbólico que tiene su figura dentro de nuestra escena.
Ahora, cuando a uno le toca pasar estas cuestiones en limpio, te ponés a pensar y sin ir más lejos, cuánto peso tiene el hecho de tener siempre a los cantantes en línea, podés tener a los mejores músicos, pero los cantantes son los cantantes, a ver, cuánto marcan el camino en una banda, y más aún, cuando tienen todo ese gran peso de historia encima. Siendo sinceros, muchos de los que asistimos al show fue para verlo a él, más aún, siendo una situación que no se repite para nada a diario y andá a saber si vuelve a suceder. Son de esos shows en los que uno no debe perderle pisada.
Por eso, el sentir girando a pistas como Deseando destruir y matar, Siervos del mal, La mano maldita o Cautivos de un sistema, resonaron con una fuerza difícil de dimensionar y como que termina siendo algo poco normal en nuestras condiciones. Imagínate que cuando este disco salió al ruedo, quien redacta tenía solamente siete años y poder tener la chance de seguir viendo a Beto arriba de un escenario, no es cosa menor, con lo cual, desde este espacio, revalidamos esa posición.
Volviendo al show, también llegarían al ruedo canciones como Ideando la fuga, la cual fue ejecutada con la firmeza y velocidad de cómo cuanto Ricardo decidió incorporarla el EP de HERMÉTICA, Intérpretes. Habiéndose salteado Muy cansado estoy (me sorprendió que no la hayan tocado), el cierre antes de los bises llegaría de la mano de Camino al sepulcro y de Momento de luchar.
Para el cierre, como era de esperarse, lógicamente llegarían dos aclamados clásicos de discos que no formaban parte de la celebración (La industria del poder y Luchando por el metal), pero que a esta altura resultan imposibles de dejar afuera, Como relámpago en la oscuridad y el clásico de los clásicos del metal argentino, Destrucción. Cómo dato de color, en ambas fechas el cantante permitió que dos fans suban así escenario con el a cantar parte del cierre de la mencionada canción, con lo cual se vivieron momentos muy emotivos para todos los presentes y ni hablar para esos dos protagonistas que abrazo mediante con el frontman tuvieron la chance de cantar a dúo tan hegemónica canción, generando momentos de profunda emoción.
Al final no quedaron dudas. No fue un recital más. Fue uno de esos momentos que se atesoran, porque nadie sabe cuándo volverá a repetirse. No quedaron sensaciones amargas ni nada por el estilo, sino, por el contrario, quedaron muchas emociones a flor de piel, como la de aquellos que le tememos en cierta medida al final de la carrera musical de estas leyendas que tanto nos marcaron el camino. Si bien verlos en gran forma nos hace tan bien, queda sobrevolando en el ambiente post show la convivencia inevitable con la pregunta silenciosa: ¿Hasta cuándo? Por lo pronto, damos fe que tenemos Beto para rato y más cosas por celebrar. No dudamos que fuimos parte de una obra teatral en la que nos sentimos parte y que seguramente quedará guardada en la memoria, como dice la canción.
Hace pocos días se lo vio a Zamarbide públicamente junto a Miguel Roldán, abrazados, rememorando viejas generaciones mutantes. Y entonces surge la inevitable especulación: se acercan los 40 años de El fin de los inicuos y los 30 de Plan mundial de la destrucción. ¿Será este realmente el final… o apenas otro capítulo más de una historia que se resiste a cerrarse?
Por ahora, hay certezas. Beto Zamarbide sigue ahí, firme, honesto y entregado. Y mientras haya canciones, historia y ganas de decirlas, el metal argentino tiene motivos para seguir celebrando.
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COMODORO RIVADAVIA
PICO TRUNCADO




















































