Fecha: Martes 18 de Abril de 2023 | Hora: 18 hs. | Lugar: El Teatrito | Bandas invitadas: PLEIA & CATACOMB.
Un gran amigo apareció en mi casa con un CD en 1993. Su primo se había comprado una revista importada y le había venido con el disco. No le gustó y se lo dio. Eran tiempos en que escuchábamos mucho heavy metal. Eso por un lado. Por otros rock progresivo, jazz contemporáneo y, en esos días en particular, flasheábamos descubriendo artistas de jazz fusión (ALLAN HOLDSWORTH, MAHAVISHNU ORCHESTRA, TRIBAL TECH, etc). El CD era “Focus”, de unos tales CYNIC. Lo pusimos y nos voló la cabeza: era todo eso que nos fascinaba pero en un solo trabajo, todo junto sonando a la vez de una manera armónica, extrañamente furiosa, sofisticada y con un nivel técnico de otro planeta. A nivel propuesta, algo así como lo que logró BLACK SABBATH (valga la diferencia de estilos) o sea, todo aquello que otras bandas insinuaban lo hicieron sin máscaras, sin sutilezas, sin vueltas. Todas las cartas sobre la mesa. Al que le guste, bien; al que no, que siga de largo. Corta la bocha. De esta manera comenzó mi amor por esta agrupación hace 30 años.
Así las cosas, pero antes de hablar del show de CYNIC debo detenerme en la performance de los tres grupos que los precedieron, que estuvieron a la altura de lo que se venía al final y créanme, eso no fue poco.
Los primeros en subir a las tablas fueron los PLEIA, banda venezolana radicada en Buenos Aires. Nazareth Calmen (guit,), Henry Luengo (sintetizador, voz), Carlos Delmoral (bat.) y Enrique Perez (bajo) desplegaron una propuesta que reúne elementos del hard y metal progresivos, jazz y una muy rockera y sutil pizca de psicodelia, acompañado todo por líricas que rondan lo existencial. Con el EP “Betori” a punto de ser lanzado se pueden escuchar en todas las plataformas los sencillos “Tau I” y “Tau II”, ahí ya se darán una idea de qué se trató la apertura de la noche. Muy enérgicos y salvajes, sonaron con un excelente balance entre la crudeza y melodía y fueron muy bien recibidos por el público, ya muy numeroso en ese momento. Impresionante acto apertura.
A medida que veo las bandas que cubro suelo postear en las redes una foto del momento y algún dato que grafique de qué va la cosa, pongo textual sobre el segundo conjunto de la noche: “… ya los había visto en vivo, pero no por eso los CATACOMB dejan de sorprender. Nuevo level para la palabra ‘brutalidad’”.
Así fue. Y esa brutalidad de la banda no pasa por comprarse el pedal más grande o por una cuestión de volumen, sino por una fuerte y muy dinámica base de bajo y batería, la voz tremendamente gutural y una viola que cede un poco de distorsión y lo compensa con un laburo complejo e intrincado que la vuelve híper agresiva. Basaron su setlist mayormente en las nuevas composiciones, que serán parte del segundo álbum titulado “Paradigm shift”, ya que el material anterior viene con mucho rodaje. “Collective dehumanizer”, “Dissonant Fraying”, “Where the numbers end” (single salido hace unos días), “Relapse to fear” y “Acceptance” lograron que la gente (que claramente se guardaba para las dos bandas siguientes) comenzara con las rondas y pogo, tímidamente primero y luego sí, en forma más descontrolada.
Íbamos por la mitad de la noche y la temperatura emocional derretía cualquier termómetro ya.
Y llegó el turno de BEYOND CREATION. El cuarteto canadiense desplegó toda la fuerza y musicalidad de su Technical Death Metal dándole cierta prioridad a su última producción “Algorythm”. Sonaron la canción que da título a ese álbum, “Ethereal kingdom” e “In adversity”, sin dejar de lado material anterior como “Omnipresent perception” o “Coexistence”, entre otras. Acá sí que el público, que conocía el material al dedillo, poco pareció detenerse en las técnicas de tapping de ambos guitarristas y el bajo, que usaban casi en forma permanente, ni en ningún otro de los apabullantes recursos técnicos de los intérpretes, sino que desató toda la furia contenida (a duras penas) con los dos actos anteriores. El pogo y las rondas se convirtieron en trombas que amenazaban engullirse a El Teatrito. La adrenalina se palpaba en el aire y en el ambiente se percibía una energía que ponía los pelos (en mi caso, de los brazos al menos) de punta, increíbles de principio a fin.
MULTIVERSOS
30 años pensando que jamás vería a esta banda en vivo y sin embargo, 30 años esperando que eso sucediera. Parecía un sueño imposible. Pero ni todas las trabas personales, generales, ni el hecho que en CYNIC solo quedara un miembro original que, pensaba, había cerrado el ciclo con “Ascension codes”, su último álbum… nada de eso pareció suficiente para evitar el encuentro. Quizás tenga que ver con la constancia. Quizás estaba destinado a lo que sucedió a continuación…
“… Let’s go back to the world that was 30 years ago
And let’s believe this is our time…”
RIVERSIDE. “Time travellers”
La primera parte del show fue dedicada totalmente al álbum debut, interpretado íntegramente por Paul Masvidal en guitarra y voz (siempre con el efecto Vocoder), el guitarrista Max Phelps, que se encargó también de las voces con growling; el bajista Brandon Giffin; el baterista Matt Lynch y el tecladista Zeke Kaplan, quien también interpretó guitarras en algunos momentos.
Un dato técnico: Sean Malone siempre tocó bajo fretless en la banda (además del stick) y si bien Brandon Giffin usó uno con trastes, tuvo una configuración de efectos y ecualización para asemejarlo al de Malone logrando, aun con un bajo convencional, ese sonido ‘vocalizado’ y etéreo más propio de los bajos de diapasón liso.
Tocar íntegramente “Focus” significa ni más ni menos que recrear en vivo todo el álbum, las ocho composiciones que van desde “Veil of Maya” hasta “How could I”. Era el acto principal y parecía que el 105% de los concurrentes (sin desmerecer a las bandas anteriores, ojo) fue a ver eso. Me emocionó ver un pogo tan salvaje festejando canciones tan intrincadas, experimentales, extrañas y lanzadas tres décadas atrás. Pero sucede que “Focus” es un clásico. Y como explicó alguien hablando de libros, pero que también aplica a la música: “-… una obra se vuelve un clásico cuando con cada leída sigue fresca, actual, y cada vez parece estar contando cosas nuevas, una obra que no terminamos de descubrir nunca completamente porque fue escrita adelantada a su tiempo”
Y así es esta obra capital en la música. Y así sonó en vivo: como si hubiese sido la presentación del álbum y no la recreación de un trabajo con 30 años de vida. Un clásico monumental que nos sigue diciendo “es por acá”.
SEAN HOMENAJEADOS
Con el final de “How could I” la pantalla detrás del escenario mostró los rostros de Sean Reinert y Sean Malone, baterista y bajista originales de la banda, que solo la muerte de ambos en 2020 (en Enero y en Diciembre respectivamente) hizo que CYNIC ya no pudiera contar con ellos (grabaron en todos los álbumes excepto el último, justamente por sus decesos). Fue en ese momento en que Paul Masvidal realizó un pequeño y sentido ritual a modo de homenaje a sus ex compañeros y amigos. Mentiría si dijera que no se me llenaron los ojos de lágrimas recordando a esos dos músicos que tanto admiro y cuyas jóvenes e inesperadas muertes me golpearon tan fuerte.
FUERA DE FOCUS
Pero la noche no había terminado aún, el show siempre debe continuar y en este caso fue con material posterior al álbum debut. “Kindly bent to free us”, “Adam’s Murmur” y “Evolutionary sleeper” sonaron a pleno, mientras que “Box up my bones” se dejó escuchar sutilmente. De “Ascension codes” tocaron “Aurora” y la canción que cerró la noche, “In a multiverse where atoms sing”, todas con una calidad en cuanto a interpretación de un nivel superlativo.
Y sí, tenía que llegar el final del concierto y llegó. Al menos en cuanto a datos duros: Una o varias bandas tocando, público participando y escuchando, luces, etc. No en lo que a mí respecta, porque una parte de mí siempre estará en El Teatrito, presenciando el show de CYNIC.
Pd.: Quiero agradecer especialmente a Gabriel por haber llevado aquella vez el CD. Y a Carlos Noro, Estanislao Aimar y Hernán Mazón, ellos ya saben por qué.
Texto: Sergio Avil
Foto de Portada: Cortesía Paula Andersen
Agradecemos a GS Press por la acreditación al evento
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