¿Se puede hacer fuego sin chispa?
Anneke Van Giersbergen es por demás conocida en nuestro país, pues nos ha visitado con muchos de sus proyectos (THE GATHERING, THE GENTLE STORM, junto a DANNY CAVANAGH y hasta con su banda solista) y siempre nos ha brindado un espectáculo entretenido durante el cual su carisma y energía supieron transmitirse casi involuntariamente al público contagiándolo y haciéndolo parte obligada de la noche. Esta vez, le tocaba el turno a su más reciente esfuerzo VUUR y para ello vendría como soporte de los ya también ultra familiares, DELAIN.
Time – Rotterdam fue la encargada de abrir la velada con sus densos y pesados acordes tras los cuales el público se mostró entusiasmado y enérgico. Anneke salió al escenario tras la intro y sin ningún tipo de interacción con la gente comenzó a cantar con algún que otro problema de sonido como suele suceder al principio de cualquier show. Inmediatamente atrás, un clásico indiscutido de su carrera, quizás uno de los más representativos, se abrió paso en el aire. On Most Surfaces (Inuït) (THE GATHERING) se convirtió al instante en uno de los momentos más intensos de la noche, en los cuales no solo el público disfrutó cada nota y cada acorde, sino que a ella también se la vio a sus anchas, así como quien realiza una tarea que disfruta plenamente a cada instante. La interpretación por parte d ellos músicos fue muy buena, pero a mi entender, se quedó corta frente a la original. No por falta de técnica sino más bien por otras cuestiones que mencionaré más adelante y que hacen referencia al título de esta crónica. Este tema nos dejaba una Anneke completamente concentrada y sumergida en si misma para seguir adelante con el show y tras un breve agradecimiento a los presentes presentó My Champion – Berlin, que sería la encargada de continuar la noche con bastante agite y energía de la gente presente que coreo el riff principal cada vez que apareció (recordemos que hablamos de un Teatrito a un poco mas de tres cuartas partes). The Storm (THE GENTLE STORM), siendo el cuarto tema de la noche fue el momento en donde se vio a la banda en su momento más ajustado y donde la energía parecía fluir natural y positivamente. No olvidemos que esta banda de músicos es la misma que nos visitó precisamente para la presentación de THE GENTLE STORM y que Anneke supo conservar para este nuevo proyecto que dio en llamarse VUUR. Realmente se notó a los músicos cómodos y disfrutando plenamente y donde la actuación del bajista, Johan Van Stratum, fue sobresaliente. Tras esto, siguieron, una detrás de otra sin mucho que agregar Days Go By – London, The Martyr and The Saint – Beirut y Freedom – Rio. Si leyeron la reseña del disco (Ver aquí) que realicé para metaldazeweb.com, sabrán que tanto London como Rio son de lo mejor que tiene el disco de VUUR; siendo Rio la canción más emotiva y cuyo canto saca lo mejor de Anneke, mientras que London es la canción más potente y oscura del disco, donde se destaca ampliamente, y esto también se vio en vivo, el trabajo de las violas. No obstante, a pesar de haber sonado muy bien, la intensidad de la propuesta no alcanzo a lo que se vivió durante The Storm u On Most Surfaces, dejando una especie de vacío difícil de llenar, aun cuando la encargada de continuar la lista fue ni mas ni menos que Fallout, tema del Z2 (DEVIN TOWNSEND PROJECT) para el cual la holandesa fue cantante invitada. Luego de esta, sería el turno de dos temas más de VUUR, Your Glorious Night Will Shine – Helsinki y Reunite! – Paris, que pasarían sin altibajos por la noche porteña para desembocar en un momento realmente mágico que daría por finalizado el show. Strange Machines (THE GATHERING), esa canción del glorioso Mandylion que le mostraba al mundo que algo diferente era posible y que una mujer al frente de una banda de metal podía hacer realmente una diferencia, resonó en el recinto de manera atronadora; hipnotizándonos con sus melodías y mostrando nuevamente a una cantante completamente inmersa en sí misma a la vez que el publico respondía a cada instante y cantaba cada nota. Sinceramente un momento inolvidable; más aún, imagino, para aquellos que no pudieron ver a THE GATHERING con Anneke previamente. Y con esto culminaba el debut de este nuevo proyecto de la carismática Anneke Van Giersbergen en buenos aires.
Sinceramente un show difícil de calificar. Si lo vemos del lado técnico, desde la ejecución de los instrumentos y la interpretación de cada una de las canciones que se tocaron, hay pocas críticas que hacer. Realmente los músicos son de altísima calidad y logran ensamblarse y entenderse muy bien. El sonido logrado fue, en líneas generales muy bueno, y la performance de Anneke es, lisa y llanamente, indiscutible. Una banda que está pendiente de ejecutar sobre el escenario hasta el más mínimo detalle presente en el disco y todo super ajustado sobre una pista disparada desde la computadora ubicada al lado del baterista. No obstante, si miro a la banda como un todo ahí es donde las cosas comienzan a fallar. Es como si la banda fuese en una dirección y su vocalista en otra, falta química entre las líneas vocales y la armonía de la canción; es como un intento forzado por hacer algo que no sale naturalmente. ¿Buenas composiciones? Sí. ¿Buenas líneas vocales? Sí, también; solo que juntas no van y lamentablemente eso se ve en el escenario puesto que resulta difícil contagiar una energía que no está, que no se siente. Es como querer encender un fuego sin la chipa. Entonces lo que falta es fundamental, es justamente la chispa que enciende la llama de la pasión, el rock propiamente dicho. No alcanza con una ejecución prístina de las canciones, el vivo necesita algo más, ese condimento que solo se logra allí, cuando el músico absorbe la energía proveniente de sus fans y su banda, la traslada hacia su instrumento y se vuelve uno con él transmitiendo mucho más que acordes y notas; donde es una actitud entera lo que se transforma. Y precisamente esto es lo que, en gran medida, marca un show de Anneke Van Giersbergen, la capacidad innata y natural de reinterpretar cada canción que hace en cada ocasión; metiéndole pasión, sentimiento, emoción, alegría o tristeza dependiendo de la situación; y esta vez eso no estuvo. Quizás sea el comienzo de algo muy verde que tome 2 o 3 discos para madurar y llegar buen puerto. No lo sabemos. Por el momento, el show que dieron acá fue bueno, pero nos dejó con cierto sabor amargo. Ya de por sí, que los puntos más altos de la noche hayan sido los 3 covers de ex proyectos de la cantante nos abre varias puntas para pensar, no?
DELAIN
En cuanto a DELAIN, lamentablemente no pude quedarme el set completo, pero en los 6 temas que presencié la cosa no distó mucho de lo visto el año pasado junto a NIGHTWISH en el Malvinas. La cosa es que tras un importante recambio de público, donde no puedo asegurar si se trató solamente de una inversión en los lugares dentro del recinto o si realmente hubo gente que se retiró tras la presentación de VUUR, una intro comenzó a sonar para luego dar paso a Go Away, el cual fue un cambio en el setlist respecto del año pasado y en mi opinión un tema un poco “blando” como para abrir un show. Sin embargo, funcionó bastante bien dado que el público reaccionó inmediata y enérgicamente. Suckerpunch y The Glory and the Scum continuaron la lista y, salvo la ausencia de la guitarrista Merel Bechtold, no noté diferencias frente a lo ya visto anteriormente. Digo esto porque creo que la falta de Merel, si bien musicalmente fue suplida por pistas o bases desde los teclados de Martijin Westerholt, dejó un vacío importante en el escenario, fundamentalmente cuando uno ha tenido oportunidad de ver la química que hay entre ella y Charlotte Wessels y la energía que transmiten cuando están juntas. Get the Devil out of Me fue una sorpresa, ya que no estuvo en el set junto a NIGHTWISH y, al menos de lo que pude presenciar, fue muy bienvenida por el público. Una canción donde los seguidores corearon las melodías desde el comienzo y durante la cual se vio una gran interacción entre la gente y Charlotte que arengaba con sus brazos constantemente buscando una respuesta de sus fans, obteniéndola inmediatamente sin ningún tipo de problema. El clásico Hands of Gold con su melodía ganchera y su aire de rock popero no falló y mantuvo encendido al público pero, nuevamente, fue como volver a ver lo que había visto a fines del año pasado en el Malvinas parala apertura del set (una canción muchísimo más acertada para un inicio que la que usaron este año). Finalmente para mí, vendría la hora de Sing to Me, donde lo sinfónico cobra vida e invade directamente las emociones. Tuve la mala suerte de haber visto este tema por primera vez en vivo el año pasado, ocasión en la cual Marko Hietala subió al escenario y la interpretó junto a la banda. Si bien esta vez no sonó mal, se quedó muy corta frente a la experiencia vivida hace menos de un año atrás. Un pedazo de tema para retirarme del recinto faltando aun la mitad del show.
DELAIN entretuvo una vez más con temas bien elegidos e interpretados de manera excepcional. Quizás, al igual que me sucedió con VUUR, y tal vez producto de la gran cantidad de pistas y simples disparados desde los teclados, aquí también hubo muy poco lugar para la improvisación, para darse el permiso de correrse del disco y entregar algo más en el vivo (Como lo hicieron el año pasado junto a Marko). Si bien DELAIN tuvo otra actitud sobre el escenario (y varios años mas de experiencia como banda) donde el “rock” se vio un poco más, la sensación general fue la de estar viendo un producto de estudio que resulta muy plástico y artificial sobre el escenario. No puedo decir que fue un mal show, porque realmente sonaron muy bien y Charlotte, a esta altura, ya sabe como manejar a su público perfectamente, pero me faltó lo espontaneo, lo inesperado, eso que te descoloca porque no lo tenés escuchado del disco; algún arreglo, algún corte de más, algo así. Pero bueno, estamos frente a una nueva corriente del metal donde lo electrónico, las pistas y simples tienen un protagonismo importante y que, lamentablemente, no son susceptibles de improvisación. Son cuestiones rígidas interpretadas por una máquina y quizás su público desee que sean interpretadas a la perfección según están en el disco. Será cuestión de ver que sucede con esta música en unos años y, en una de esas, admitir que pertenezco a una generación anterior donde equivocarse o improvisar sobre el escenario no solo estaba permitido sino que además era lo que se esperaba.
Texto y Fotos: Estanislao Aimar
Agradecemos a Gaby Sisti Press por la acreditación al evento