Año: 2016 | País: Argentina | Género: Metal Progresivo | Formato: CD | Sello: Independiente
A través de “Awakening” EPOCHAL se presenta en sociedad como una banda progresiva instrumental. Con el correr del texto desglosaré el trabajo realizado por la banda, pero si es así tal cual se definen ellos, terminé entendiendo que en materia de géneros no hay un encasillamiento como tal en el seno de la banda, a pesar de que el marco sea el rotulado. Los temas no tienen ni un poco de desperdicio y a pesar de que no hay voces, el disco nunca aburre, es muy entretenido y cambiante. Digo lo de las voces, ya que es más común para cualquiera de nosotros que un proyecto las tenga, pero acá fueron de fieles convicciones y se sacaron un lindo e innovador disco.
Pero bueno, más allá de esa breve sinopsis y como para ponerlos en tema, EPOCHAL es una banda relativamente reciente dentro del ambiente local. Nacen en 2012 de la mano de Daniel Bermúdez y Gustavo Cirigliano, ambos guitarristas y amigos de muchos años, como un proyecto para desarrollar música pesada instrumental y experimental. Luego de algunos cambios formación, ingresa en batería Tulio Salvatierra (venezolano, residente en Argentina). Con esta formación, se desarrolla el material que forma parte del primer disco de la banda “Awakening”. El mismo fue grabado en Déjà vu Estudios, con Juan Pablo Hernández en sonido y edición, y producido por la misma banda. El bajo estuvo a cargo de Camil Holms (GREISCOL). La edición digital del disco ve la luz en julio de 2016, coincidentemente con el ingreso de Sebastián De La Cruz (ex LVGANÖR) en bajo.
Yendo al grano como quien dice, puedo contarles que el disco consta de seis temas, y los mismos se encuentran inspirados en el cine de ciencia ficción de Ridley Scott (Alien, Blade Runner, Prometheus). Cuentan sus músicos que tanto los riffs, como los cambios de ritmo y atmósferas fueron pensados con estas películas de futuro distópico en mente, principalmente en el concepto del despertar de la conciencia artificial sobre el que ahondan estos filmes. Y sin ir más lejos, el disco es un viaje, pero de los lindos, siempre entretenido. A través de “The event” dan el puntapié inicial, y dejan bien en claro la atmósfera con la cual uno se va a poder encontrar de acá en adelante mientras se digiere el disco.
El sonido logrado es realmente excelente, de lo mejor que me ha llegado a las manos este año y la mezcla y master están, muy, pero muy bien logrados. Continuidad a la historia la da “Truth”, canción súper melódica la cual a raíz de unos solos de viola muy bien logrados la banda invita a mostrar algunos más que claros vestigios de DREAM THEATER entremezclados con tintes “Satrianezcos”. Hermosa composición, con mucha fuerza y polenta, por sobre todo la entregada con el doble pedal y las distorsiones que no hacen más que magnificar el estado de la banda. Recurren a la melodía y la canción gira en parte a lo que la guitarra va contando. Me sonó muy original la historia. Por otro lado, los cambios de ritmo serán también un caballo de batalla de la banda, lo que no hace más que generar climas realmente copados. Te suben y bajan de una manera muy bien lograda, buena onda… y eso que no soy un gran fan del género ¡eh!
“As reality ends” trae consigo quizás una faceta más oscura y si querés, hasta podés encontrarle un groove que se desprende del rótulo con el cual la banda se difunde genéricamente. La primera banda que se me vino a la cabeza con esta canción fue MY DYING BRIDE, en su faceta no tan funeral doom claro está, pero así como de la nada, la banda tiene también de sacarte de esos episodios generados y te pasan de un capítulo a otro como si estuvieras justamente leyendo un libro de ciencia ficción. La fórmula va a seguir siendo siempre la guitarra como hilo conductor, y todo lo que ella manifiesta es ni más ni menos que un depender de voces con ella, a modo melódico si querés.
Por otro lado, canciones como “Nothing in the desert” imprime su cuota más oscura aún quizás, con notas recurrentes que te transportan hacia algún lugar, esos que solo la música tiene capacidad de hacerlo. Así todo dejan en claro que la fuerza impresa en el resto del disco, no la piensan perder nunca. Todos los instrumentos se escuchan siempre parejo y hay un alto grado de detalle en la sensibilidad con la que han capturado los platillos, parte esencial a mi entender en un proyecto instrumental. La canción con el correr del tiempo se traba y vuelve a salir con notas álgidas, densas, pero siempre contundentes. Tal como esta, las composiciones no son nunca largas y el tiempo es el ideal, más allá que se llegue como es el caso, los ocho minutos. Es probable que si la banda hubiese elegido el camino de intentar representar temas largos, podría decirles que me aburriría, pero no.
Para el cierre llegan dos que denotan el mismo estilo planteado; tanto “Dead Eyes” como “Disappearing” son el broche que el disco necesitaba, cargado de densidad pero reclutando algunos vestigios del heavy metal más tradicional, o al menos es lo que sentí al escuchar la primera. La segunda es como una especie de transecta en el disco y transversalmente cruza un poco todo lo oído anteriormente. De esta manera siento que estamos ante un disco muy bien logrado, con una impronta bien melódica y que nunca abandona la parte melancólica y nostálgica del músico a la hora de componer. Como si fuera poco, en esta humilde, pero bien lograda presentación, se despacharon con una interesante arte de tapa y diseño, así que mérito también para ese muchacho.
Contacto con la banda acá.
Texto: Hernán Mazón
Agradecemos a la banda por la facilitación del material.
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