Fecha: Viernes 31 de Octubre, 2025 | Lugar: Parque de la Ciudad | Ciudad: CABA | Hora: 18 hs | Bandas Invitadas: POPPY y DENY
Hay regresos que no solo traen música, sino también memoria, emociones y una sensación de cierre o, por qué no, de renacimiento. El de LINKIN PARK, que volvió a pisar suelo argentino el pasado 31 de octubre, pertenece a esa última categoría. Fue un recital que trascendió lo estrictamente musical, transformándolo en una cita con el pasado y el presente de una banda que definió a una generación entera y que hoy encara una nueva etapa polarizante para muchos fans, pero lo hace con respeto por su historia y la determinación de seguir adelante.
La banda californiana regresó a Buenos Aires con un show potente y visualmente impactante en el Parque de la Ciudad, en el marco de su From Zero World Tour. Con producción de DF Entertainment y colaboración del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, el grupo presentó su nuevo material con una formación renovada y una puesta escénica de gran despliegue. Desde que irrumpieron a comienzos del nuevo milenio con Hybrid Theory (2000), supieron sacudir el panorama del rock mundial y mantuvieron esa energía en los discos siguientes. Pero el destino fue implacable, ya que la muerte de Chester Bennington en 2017, en plena gira de One More Light, otro álbum que ya había dividido a los seguidores, dejó al mundo en silencio. Muchos pensaron que era el final definitivo, y por un tiempo lo fue (casi siete años), aunque Mike Shinoda mantuvo viva parte del legado en su carrera solista. Sin embargo, la banda nunca desapareció del todo: su música siguió creciendo, sus letras encontraron nuevas generaciones, y la comunidad de fans mantuvo vivo el espíritu que habían construido. Ese espíritu —la catarsis colectiva— fue precisamente lo que prometía este regreso: una noche para gritar, llorar, saltar y volver a creer en el poder de la música. Esta vez, con Emily Armstrong (DEAD SARA) en las voces principales, Colin Brittain en batería (en lugar de Rob Bourdon) y Alex Feder como guitarrista principal en reemplazo de Brad Delson, mientras que la formación la completan los vigentes Joe Hahn como DJ y samples, y Phoenix Farrell en bajo, los otros miembros originales sobre el escenario además de Shinoda, que se convirtió en el frontman de la banda inevitablemente, además de la mente creativa detrás de todo. La jornada comenzó temprano, en un Halloween caluroso y colorido, con el público disfrazado y un clima festivo que se intensificó a medida que caía la noche. Pese a los contratiempos de un viernes laboral y los tediosos controles de ingreso, el campo se colmó rápidamente, con los LP Pits llenos de fans ansiosos por vivir este retorno de cerca.
Si de regresos se trata, la noche también marcó un momento especial para DENY, una de las bandas más emblemáticas del post-hardcore argentino, referente ineludible junto a MELIAN y MI ÚLTIMA SOLUCIÓN. El grupo volvió a los escenarios tras seis años de silencio, en el marco de un evento internacional de enorme magnitud, adelantando así su presentación oficial prevista para el 21 de noviembre en el C Art Media, fecha ya agotada hace meses. Lejos de ser un regreso nostálgico, el show fue una demostración de que la llama sigue viva, y una oportunidad para anticipar lo que se viene a finales de este mes. En un set de ocho canciones, no exento de contratiempos, incluido el reinicio de una de sus canciones, DENY demostró una vez más su potencia y conexión con el público. Abrieron con dos clásicos, Invencible (himno clásico de su disco homónimo de 2014) y En las noches, single lanzado al cierre de su etapa anterior, aunque entre ambas se coló Veneno, y luego llegaron Lo que queda y Legado, tres temas fundamentales de Documento 4, su próximo trabajo, que por fin tuvieron su esperado debut en vivo tras una excelente recepción en plataformas. La formación actual incluye a Nazareno Gómez Antolini en voces guturales, Joaquín Ortega en guitarra rítmica y coros, Juan Pablo Uberti en bajo y voces limpias, y Pipi Astete Navarro como guitarrista principal, los cuatro retomando el camino donde lo habían dejado, acompañados por un baterista cuya identidad aún me quedó por confirmar. Para ajustarse a los tiempos del evento, cerraron con una infaltable como lo es Documento III, también del disco de 2014, y dos temas nuevos que también debutaron: K.R.O.P.E. y El cielo, una bien intensa y agresiva; la otra, más melódica y coreable, pero ambas fueron celebradas por los fans, que agitaban como si DENY fuera la banda principal de la noche. Con esa energía, se despidieron prometiendo volver con todo en noviembre.
Luego fue el turno de POPPY, una artista que desde hace más de una década desafía todas las etiquetas moviéndose entre el pop experimental, el metal industrial y la electrónica, siempre con una estética misteriosa, futurista y provocadora, con una voz que desde lo más dulce y tierno hasta los guturales más desgarradores y estridentes que se pueda encontrar. Su presentación combinó mucho de teatralidad, agresividad y un dominio escénico magnético, aunque se percibió cierta incomodidad física y vocal que limitó por momentos la performance de la artista. Aun así, la cantante de Boston supo aprovechar su tiempo para presentar parte de su último disco, Negative Spaces, del cual interpretó Have you had enough?, New way out y The cost of giving up. Entre los momentos más destacados sobresalió V.A.N., su explosiva colaboración con BAD OMENS, que desató un pogo imprevisto y marcó uno de los puntos altos del set. Su banda, enmascarada al mejor estilo SLIPKNOT, reforzó la contundencia visual del show, con un despliegue de talento de, quienes pude identificar, a Johnuel Hasney de TOOTHGRINDER en guitarra y a Ralph Alexander en batería, colaborador de POPPY desde sus primeros años, mientras que la identidad del bajista permanece un misterio para mi. El cierre llegó de forma un poco abrupta con New way out: al terminar, Poppy se despidió con un gesto silencioso al público, sin palabras pero con respeto, dejando una sensación ambigua entre el impacto y la distancia. El público, cálido y receptivo, la ovacionó de todos modos, entendiendo que su propuesta siempre se mueve entre lo emocional y lo enigmático.
Pero toda la expectativa de la gente estaba concentrada para lo que debería suceder a las 21hs, que tras mucha ansiedad de parte de la gente, y muchos preparativos en el escenario, se empezaba a disipar conforme pasaban los minutos. El recital comenzó pasadas las nueve de la noche, tras una tensa cuenta regresiva en las pantallas lateral, tras la cual comenzó a sonar la intro llamada Inception, con fragmentos del tema Burn it down, que progresivamente transicionaban hacia Somewhere I Belong, con la cuál la gente estalló, sin ser una de las canciones más movidas de la banda, pero si un emblema desde su lanzamiento en Meteora en 2003, para luego seguir con una seguidilla de canciones que sí fueron muy agitada, Lying From You, otro clásicos de 2003, seguido de Up From The Bottom, uno de los nuevos temas que marcaron el tono de la propuesta, y New Divide de la banda sonora de la trilogía de películas de ciencia ficción Transformers, que generaron una respuesta masiva de la gente. Hay que hacer notar que los cambios suelen ser siempre muy resistidos en bandas con gran peso, y sobre todo cuando el carisma cumple un rol importante. Antes de hacer mención de los cambios, hay que tener en cuenta el bajo volumen al cual percibimos la música, que luego de debatir con los compañeros de pogo, no sabremos si es producto de una mezcla en vivo baja, o de que el poder del grito de la gente era abismal. Al margen de eso, Emily Armstrong brilló con su talento en su estadío en el escenario, demostrando poder e inclusive bromeando con la gente y sus compañeros, siendo inútil cualquier tipo de comparación el difunto vocalista. En las canciones que han sido de su repertorio, las del disco From zero, mostraba y destacaba notablemente, mientras que en canciones de discos previas, también brillaba con una luz única y diferente, como Distinto quizás son los casos de Alex Feder y Colin Brittain, que más allá del carisma que podían tener los miembros originales a quienes reemplazan, si considero que demuestran mayor habilidad y talento al momento de reestructurar algunos punteos y solos, en el caso de Feder, y luego Brittain con todo su poder y precisión, incluyendo un brutal solo a la par del DJ Joe Hahn tras Two Faced y que mutó lentamente hacía Empty Spaces, la intro de When they come for me.
Y otra cosa en la que la banda no perdió la magia es en su infinita capacidad para lograr esas mezclas y fusiones entre canciones que funcionan a la perfección, muy de la mano de la naturaleza electrónica de la mayoría de ellas, y con proyectos aledaños, ya que en la canción mencionada, Mike Shinoda lanzó los versos furiosos de Remember the name, de su proyecto alternativo de hip hop FORT MINOR, quedando espectacular, y alentando a la gente como siempre lo han hecho “si alguien se cae en el pogo, lo levantan”. Pero no sólo las canciones viejas, también las nuevas, que demostraron tener un carácter bastante aguerrido, como The Emptiness Machine, Cut the Bridge y Casualty subieron los decibeles con partes más crudos y toda la potencia de los músicos, con las que la audiencia argentina deleitó a los músicos con pogos interminables. Luego de la última llegó One Step Closer, que contó con POPPY como invitada, que trajo una cuota agregada de descontrol al pogo, siendo un clásico desde el principio, al igual que más adelante cuando fuera el momento de A place for my head, donde Armstrong dió cátedra de brutalidad en una canción bastante áspera para cualquier vocalista.
Pero no todo fue descontrol y pogo, ya que el cierre del set principal llegó con Overflow, otro tema de la nueva camada que tranquilamente podría haber sido parte de One more light por su naturaleza más poppers y electrónica, y que desembocó en una de las canciones más emotivas e icónicas, como lo es Numb, con la gente cantando desaforada, al igual que unos temas después, In the End, que sin dudas es la canción que carga el mayor peso emocional de la historia de la banda, y que sin dudas contó con el grito de las sesenta mil almas presentes a la hora de llegar la icónica estrofa de “I put my trust in you, push as far as I can go, for all this there’s only one thing you should know”, con ambos vocalistas llevando sus micrófonos hacia la gente y agitando para que nadie quede afuera del cántico. Mucho antes en el set, Lost, la última joya que nos dejó Chester Bennington, nos brindó otro momento emotivo pero un poco más desgarrador, ya que la versión en vivo se hibridiza entre una primera mitad solo con el piano y Emily Armstrong cantando en un formato semi acústico, luego sumándose la banda completa para el final de una canción, que relata lo más crudo de los problemas que afrontó el vocalista antes de su trágico final. Pero Faint llegó tras In the end para levantar el ánimo y rescatar el espíritu del pogo, y darle final al set regular, con Alex Feder dando un nuevo sólo a la versión extendida que fue simplemente bestial.
Tras un breve descanso, la banda regresó al escenario para los bises y bien preparados nuevamente para cerrar el set con disfraces en honor a Halloween, y con Papercut, una de sus canciones más icónicas desde el lanzamiento en el primer disco, sonando con una versión de intro extendida como ellos saben hacer y que estrenaron en este nuevo ciclo, para luego continuar con Heavy is the crown que, del último disco, es una de las que más mantiene la esencia de LINKIN PARK cerrando definitivamente con una versión extendida de Bleed It Out, con fragmentos de There they go, también de FORT MINOR, en el final de la canción, una modificación que surgió durante el tour de Minutes to midnight y que ha demostrado ser efectiva a la hora de cerrar los sets, y dejó al Parque de la Ciudad en euforia total mientras la banda se tomó varios minutos para abrazar la bandera argentina y acercarles regalos a los fans, un momento sin duda para el recuerdo de todos los cercanos a la valla, y también para los que no lo estaban y pudieron poder ver en vivo a una de las bandas de rock alternativo más importantes de este milenio.
Cada generación encuentra su propia voz, y al principio de los 2000, en el nacimiento de nuevos subgéneros que definían el cambio de milenio, esa voz de confusión, angustia existencial y, a la vez, una inquebrantable esperanza, resonó con fuerza a través de LINKIN PARK. La banda no solo capturó el espíritu de una juventud navegando las complejidades de la nueva era y la posmodernidad, sino que se convirtió en un núcleo emocional para millones de personas. Casi ocho años después de su última y memorable presentación en el Maximus Festival, aquella vez en Tecnópolis, la banda regresó a la Argentina con un retorno triunfal y una energía palpable, renovada pero distinta, manteniendo intacta la misma honestidad y la autenticidad lírica que la caracterizó desde sus inicios. El show fue más que un setlist o una colección de canciones, también fue una experiencia colectiva, donde himnos como Numb e In the end resonaron con la misma emoción que hace dos décadas. El Parque de la Ciudad se transformó en un torbellino de sentimientos compartidos, uniendo a diversas generaciones de fans, desde quienes crecieron con Hybrid Theory hasta los nuevos adeptos del streaming y el lanzamiento de From zero el año pasado, cantando todos al unísono. Es inevitable hacer notar que la formación actual de la banda dista mucho de la mística de la formación original, y que la ausencia de la voz inconfundible de Chester Bennington y su intensa presencia escénica es un vacío que nunca se llenará. Sin embargo, la banda, lejos de rendirse al dolor, optó por una muestra de profunda resiliencia y homenaje, transformando cada presentación en una poderosa celebración de su legado, su trayectoria y, sobre todo, en un sentido y constante tributo a la memoria de Bennington, a la vez de hacer música nueva que apele a la autenticidad que siempre profesaron, demostrando que es posible seguir adelante a pesar de la adversidad, y convirtiendo la pérdida en una fuente de fortaleza. Este mensaje de perseverancia y superación, que ha estado presente en la esencia de sus letras desde el día uno, y se siente ahora más vital y conmovedor que nunca en sus shows en vivo.
















