GLENN HUGHES – Chosen


Año: 2025 | País: Inglaterra | Género: Hard Rock | Sello: Frontiers Records / 2M | Lemmymómetro: ♠♠♠♠♠♠♠♠♠ (9/10)

La tapa dice mucho antes de que suene una sola nota. Un amanecer capturado en el instante exacto en que el sol empieza a elevarse, proyectando una luz cálida que no encandila pero revela. No hay estridencia ni épica exagerada: es el comienzo del día, el momento en que todo vuelve a ponerse en marcha y la claridad empieza a ordenar las formas. Esa imagen funciona como una metáfora precisa del presente artístico de Glenn Hughes: no un cierre de ciclo, sino un nuevo punto de partida, un estado de lucidez donde el tiempo deja de apurar y la música vuelve a ocupar su lugar esencial.

Formado en la Inglaterra industrial, en la misma geografía que dio origen al heavy metal, Hughes nunca fue un músico de trayectorias rectas. Incluso cuando integró estructuras mayores como TRAPEZE, DEEP PURPLE o BLACK COUNTRY COMMUNION, su identidad siempre se movió en otro plano: el del groove, el soul y una pulsión rítmica que se resistió siempre a quedar atrapada en una sola etiqueta. Esa condición nómada, inquieta y profundamente musical explica por qué su figura sigue siendo singular dentro del rock pesado: Hughes no encarna al héroe inmóvil del canon, sino al músico en movimiento permanente, alguien que hizo de la búsqueda una forma de permanencia.

En ese punto resulta inevitable detenerse en su carrera solista, quizás el territorio donde se mostró con mayor libertad y honestidad artística. A diferencia de sus pasos por bandas, sus discos propios funcionaron históricamente como espacios de exploración personal. Allí el hard rock convive sin conflicto con el soul y el funk, con una influencia clara de la música negra que nunca aparece como ornamento, sino como núcleo expresivo. Hughes parece haber pasado buena parte de su vida intentando llevar esa herencia espiritual —la de la voz como instrumento total, la del groove como pulso vital— a su propia alma rockera, y desde ahí compartirla con el resto de los mortales. No como apropiación, sino como comunión.

Ese cruce no responde a una pose ni a una estrategia de eclecticismo forzado. En Hughes, el soul y el funk funcionan como una necesidad vital, casi como una espiritualidad laica: cantar para sanar, tocar para conectar, moverse para seguir respirando. Desde sus primeros trabajos solistas hasta esta etapa tardía, la sensación es constante: un músico que nunca quiso ser únicamente parte del canon duro del rock, sino alguien que entendió la música como un puente entre lo físico y lo espiritual. Chosen retoma esa tradición con una claridad notable, filtrando todos esos elementos a través de una mirada más serena, menos impulsiva, pero igual de intensa.

Tras casi una década de silencio discográfico, Chosen aparece sin ansiedad ni gestos de validación externa. Hay en este regreso una calma que no es pasividad, sino conciencia. A los 74 años, Glenn no discute su lugar en la historia ni necesita reafirmarlo: lo habita. Y desde ese lugar se permite un disco que prioriza el pulso, la canción y la interpretación por sobre cualquier intento de reinvención forzada. Esa actitud atraviesa todo el álbum y le da un espesor que va más allá de lo estrictamente musical.

Desde el inicio con Voice In My Head, el disco deja claras sus reglas. El bajo ocupa un rol central, conductor, narrativo, sostenido por una banda que suena compacta y precisa. El sonido es moderno, sin perder organicidad, y la voz aparece con una naturalidad que desarma cualquier discusión etaria: el registro sigue firme, expresivo, dominante. Esa solidez se prolonga en My Alibi, Heal y Black Cat Moan, donde Hughes transita líneas vocales exigentes con solvencia, afirmando que el hard rock sigue siendo un territorio plenamente propio.

El álbum gana espesor emocional en Chosen, el tema que le da nombre, construido desde la progresión y la contención hasta alcanzar un desarrollo épico que nunca cae en la grandilocuencia vacía. In the Golden recupera un tono más clásico, con un solo de Søren Andersen que dialoga con la tradición sin nostalgia, mientras que The Lost Parade se mueve en un terreno más denso y oscuro, apoyado en riffs pesados y tempos medios que remiten al heavy clásico y a una sombra doom que espesa el clima general del disco.

La energía vuelve a encenderse con Hot Damn Thing, puro groove y actitud, reforzado por coros femeninos que aportan cuerpo y dinamismo. Es una canción que respira movimiento y confirma que Hughes sigue entendiendo cómo sostener tensión sin agotarla. El contrapunto llega con Come And Go, una pieza serena y reflexiva, casi meditativa, que introduce la noción de lo efímero y funciona como un punto de equilibrio antes del cierre.

Ese cierre es Into the Fade, una conclusión tan coherente como efectiva. El pulso repetitivo inicial construye expectativa y desemboca en un estribillo luminoso que se instala sin esfuerzo. Es, en muchos sentidos, la síntesis del álbum: introspección, claridad y una espiritualidad que no se enuncia, sino que se filtra.

No es casual que el núcleo emocional del disco se condense en la letra de Chosen. Cuando Glenn canta “Existimos a través del tiempo y el espacio / Perdidos dentro de la gracia”, no hay misticismo vacío ni épica impostada: hay conciencia. La reiteración de “solo quiero ser elegido” no habla de éxito ni de consagración, sino de algo más profundo y humano: seguir siendo parte, no quedar afuera del pulso vital de la música. Ser elegido, en este contexto, no es un privilegio otorgado desde afuera, sino una aceptación interior, una forma de gracia que se atraviesa con el cuerpo, la voz y el tiempo encima.

En ese sentido, Chosen funciona sin trampas ni gestos exagerados. Es el disco que se espera de Glenn Hughes cuando se conoce su carrera, y al mismo tiempo una escucha plenamente disfrutable para cualquiera que simplemente busque hard rock bien tocado, con groove, canciones sólidas y una voz que todavía impone respeto. Sin atajos, sin disfraces y sin nostalgia vacía, Chosen confirma que hay artistas que no necesitan demostrar nada: alcanza con que sigan siendo… y que, mientras tanto, sigan siendo elegidos.

Texto: Carlos Noro

Agradecemos a 2M por la facilitación del material.
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