ACID KING en vivo en Argentina: “Crónica de un viaje anunciado”

Los medios de transporte nunca se apuran lo que uno necesita, por lo que sumado esto a la jornada laboral hizo que llegara con el acto de MEPHISTOFELES recién concluido. Pedimos las disculpas del caso, sabiendo que no faltará oportunidad de compensar esto que de ninguna manera se debe asociar al desinterés. Por favor, no.

Hecho este descargo, pasemos a la actuación de la segunda banda de la noche, BUFFALO. La banda conformada Claudio “Pastor” Filadoro (voz y guitarra), Yair Altamirano (batería) y Seba Cyto (bajo) mostró su stoner rock pesado, denso y muy potente. Brindaron un show muy parejo y enérgico en esa onda heavy rock con claras influencias setentonas, como pudo escucharse por ejemplo en “Río arriba”, tema del celebrado y excelente álbum “Temporada de huracanes”, aunque podría haber mencionado cualquiera de las canciones de un set poderoso y salvaje donde hasta se atrevieron con una excelente versión de “She sells sanctuary” de THE CULT. Luego de un receso en su actividad, la banda está retornando y ojalá que la bienvenida del público, que se congregó en muy buen número y se mostró más que ferviente, haga que la vuelta sea a pleno.

Hubo que esperar solo un poco para que los asistentes de ambas bandas desalojaran el escenario y lo prepararan para el acto principal. Así, los ACID KING se hicieron presentes y comenzaron a desgranar un show extraño y sinuoso. Un viaje por el tiempo, de la mano de su discografía. Lori S. (voz y guitarra) fue la encargada de liderar, al menos en cuanto a presencia al trío que completan Bryce Shelton (bajo) y Jason Willer (batería).

Algo que quedó claro es que el público allí no era del tipo “vi luz y entré”, sino que conocían muy bien el material de la banda. Y no solo hablo de sus trabajos anteriores, sino que los temas de su último álbum “Beyond Vision”, con algunos de los cuales abrieron su show (tal los casos de “One light second away”, “Mind’s eye” y “90 seconds”) también fueron coreados y más que festejados. Las canciones se fueron sucediendo sin demasiados sobresaltos en cuanto a su rítmica, ya que la propuesta consiste en composiciones por lo general a medios tiempos, con largos riffs y fraseos de Lori S., sin apuro por cerrar melodías o pasajes, sino dejando que fluyan el tiempo que consideran necesario, repitiéndolos las veces que lo creen conveniente.

Las líneas vocales, con bastante efecto de reverb (cámara), que le da esa onda psicodélica y algo lisérgica propia del estilo. Quien genera un contraste dinámico con esto es Jason, con su batería de a ratos hasta furiosa, resaltando y apuntalando todo, mientras que Bryce sumó su fuerte sonido de bajo, de a ratos pegando sus líneas a las de la guitarra o haciendo base en conjunto con la batería.

Ante un Uniclub lleno, el setlist fue desarrollándose sin prisa pero también sin pausa. Una, por el estilo de ACID KING que hace que pisen el acelerador en contadas ocasiones solamente y, otra, porque no siempre hubo segundos de silencio entre las canciones, lo que se traducía en largos pasajes musicales, un auténtico viaje sonoro donde ya no importaba la forma ni la estructura de cada canción, sino simplemente el escuchar y dejarse llevar.

Y escuchar y dejarse llevar no únicamente por su nueva producción, sino que canciones de “Down with the Crown” (“Teen Dusthead”), “Middle of Nowhere” (“Center of Everywhere” y “Coming Down from Outer Space”) y sobre todo de “Busse Woods” (“Drive Fast, Take Chances”, “Silent Circle”, “Electric machine”, etc.) entre otras, agregaron su onda primal y espesa al denso viaje en que todos nos embarcamos. Una travesía sonora, temporal y sensorial en la que los minutos transcurrieron raros, ambiguos. Un recorrido cuyos paisajes podían parecer en la previa como monótonos, pero que en el mientras, no lo fueron; como si aparte del viaje estuviera ocurriendo otra cosa, algo invisible e inasible, pero que sin dudas estaba allí.

Y llegamos a destino, o sea, al final del concierto. Lori se quedó un buen tiempo al borde del escenario charlando con el público y firmando discos. Todo sonrisas y buena onda, tanto ella como sus muy satisfechos fans.