Fecha: Martes 3 de octubre 2023 | Lugar: El Teatrito | Ciudad: C.A.B.A. | Hora: 20 hs. | Banda Invitada: THEMERIA
Sin dar nombres específicos, una de las cuestiones que se suele criticar a los grupos de rock y metal progresivo es que, a la hora de trasladar sus canciones en vivo, no logran salirse de los gestos adustos y de su demostración de pericia instrumental. Esto hace que no haya demasiada diferencia entre lo que alguien escucha en los discos y cómo es llevado a escena, más allá de que siempre resulta asombrosa la capacidad de reproducir nota por nota la complejidad instrumental que caracteriza a las propuestas.
Los ingleses de HAKEN y en especial su cantante Ross Jennings, seguramente tomaron nota de esto y están empecinados en que su música salga de los cánones acostumbrados. Más allá de que siempre su propuesta estuvo atravesada por cuestiones filosóficas y sociales; su último disco “Fauna” es un fiel exponente de sus inquietudes actuales, construyendo un concepto amplio en el que cada canción está relacionada con una figura del mundo animal para problematizar cuestiones ligadas con la identidad y la manera de actuar de los seres humanos.
La estética de “Fauna” sin lugar a dudas atravesó esta segunda visita de los ingleses a la Argentina, principalmente porque la multicolor tapa se convirtió en las coloridas y veraniegas camisas que todos los integrantes de la banda eligieron para verterse sobre el escenario de un Teatrito que lució colmado, mostrando una original y rupturista imagen respecto de lo que uno espera de una banda de metal o de rock progresivo, donde la seriedad suele ser la norma de conducta.
Más allá de esto que decimos, sería injusto decir que HAKEN en el escenario es una banda donde todos sus protagonistas lucen una sonrisa permanente. Por el contrario, los guitarristas Richard Henshall y Charles Griffiths, el bajista Conner Green, el baterista Raymond Hearne y el tecladista Peter Jones están permanentemente atentos a sus instrumentos, sin gesticular demasiado. Solo hay algunos mínimos atisbos gestuales en los momentos cuasi funk de “Elephants Never Forget” y en el aire cuasi circense de la espectacular “Celestial Elixir”, dos canciones donde la banda deja de manifiesto su búsqueda por incluir momentos desestructurados dentro de las canciones.
Precisamente a nivel instrumental, el grupo transitó por una diversidad de géneros y atmósferas musicales pocas veces vistas en donde los contrapuntos, disonancias e intrincados pasajes funcionaron con una perfección imposible; generando que cada canción (se podría hablar de “Sempiternal Beings”, “Prosthetic” o “Paredolia” como ejemplos, pero trasladable a cualquiera dentro del set) encontrara momentos extremos, atmosféricos, jazzeros o cuasi electrónicos llevando a que un público hiperenganchado con la propuesta saltara, simplemente contemplara o participara cantando de las canciones, dando cuenta de que este tipo de bandas está muy lejos de convocar un público que solo siente curiosidad por su propuesta: aquí el fanatismo es evidente y eso tal vez haya hecho el show aún más disfrutable.
En este punto y ligada a la idea de disfrute, no es exagerado afirmar que la actuación de Ross Jennings fue fenomenal. Entendiendo que su función en vivo es darle color e interpretación a las canciones. Sin exagerar, no hubo un solo momento dentro de la noche donde el vocalista no dejara de mostrar su histriónica personalidad. Sin comunicarse demasiado entre canción y canción, su actuación fue superlativa porque nuevamente, sin exagerar, paso por todos los colores y atmósferas posibles al tiempo que gesticulaba e incluso ¡agitaba en un balconcito detrás del escenario! mientras la banda desarrollaba su frenesí instrumental. Canciones como la genial “The Architect” donde llegó a cantar con voces guturales, “Cockroach King”, conceptualmente la primera parte de las cinco de “Messiah Complex” que cerrarían el show relatando el ascenso y la decadencia de un líder con “delirios de grandeza” o “Lovebite” con un aire a THE POLICE en sus momentos más melódicos, fueron algunos de los momentos en los que el cantante mostró una ductilidad pocas veces vista para una banda que, sin lugar a dudas, sostiene mucho de su propuesta en la habilidad instrumental.
En este contexto, las ya mencionadas cinco partes de “Messiah Complex” que figuran desperdigadas en el disco “Virus”, cerraron de manera conjunta un show para el recuerdo en cuanto al nivel de intensidad y emotividad que logró. Con un sonido perfecto y necesario para disfrutarlo; la sensación es que HAKEN volverá para tocar en un lugar más grande. A juzgar por lo visto, su crecimiento no tiene límites. Ojalá vuelvan.