NOCTUM es una banda sueca, formada en la ciudad de Uppsala, en el año 2009, pero por aquel entonces comenzó a funcionar bajo el nombre SÉANCE, algo que cambiarían luego de editar dos Demos bajo dicha denominación.
Metal Blade les vio cualidades luego de escuchar su debut de 2010, editado por High Roller, y rápidamente los fichó para editarles el siguiente álbum. Este cambio de sello, y por ende de perspectiva (al haber firmado con un sello grande a nivel mundial), trajo como consecuencia, algunos cambios en el sonido del grupo, el cual en las composiciones comenzó a recostarse sobre los sonidos de los 70’, el Doom y a coquetear con alguna que otra atmósfera más oscura y heavy que en la etapa anterior.
Para quienes no conocen a NOCTUM, deben saber que cuenta entre sus filas desde 2012 con Fredrik Jansson, ex batero de WITCHCRAFT, COUNT RAVEN y ABRAMIS BRAMA; un músico del carajo que aquí también explota sus cualidades al máximo; y tal vez en mayor parte uno de los culpables de ese cambio sonoro.
El arte de tapa fue realizado por Timo Ketola (Sunn o))), Arktau Eos) y realmente concuerda con el mensaje del álbum (aunque sinceramente no me gusta demasiado) y con la presencia de las canciones.
Y ni bien suena “Conflagration” en el comienzo nos damos cuenta de que esto es Heavy/Doom, casi que sin dudarlo son las primeras sensaciones las que se imponen, con un cantante/guitarrista (David Indelöf) que homenajea a vocalistas de los ochenta y setentas con maestría y buen gusto.
La sucesión de composiciones va desde temas con aura retro, algunos toques más “metaleros” en plan ochenta (“Liberty In Death”, “Temple Of The Living Dead”), otros más “doomers” como “Deadly Connection” y todos con un denominador común, las atmosferas mencionadas.
Para todos los que persiguen esta ola de bandas que evocan estas décadas donde todo arrancó para el Metal, prácticamente (hablamos de los setenta y ochenta), lo de NOCTUM es más que recomendable. GHOST, BLOOD CEREMONY, DEVIL, NOCTUM, y la lista sigue… ¿hasta dónde? Solo el negocio lo sabe; y Metal Blade, justamente de eso se ocupa.
Texto: Gustavo Piccini