Año: 2025 | País: Argentina/Venezuela | Género: New metal | Sello: Independiente | Lemmymómetro: ♠♠♠♠♠♠♠♠♠ (9/10)
Como ya lo hemos mencionado anteriormente, cuando apenas estaba saliendo el segundo capítulo musical de esta historia, y qué también comentamos, en los últimos años los músicos venezolanos nos han dado una fuente inagotable de propuestas musicales diversas, muchas de ellas manteniendo la esencia del rock venezolano en sus letras y composición, en sus tiempos en tierras locales. Pero si estás por primera vez o te agarramos desprevenido, te comento: PRAISE NO ONE es una banda transnacional refundada en Buenos Aires en 2023 (en lo que respecta a presentaciones en vivo), que ha logrado una excelente recepción en sus conciertos y que sigue apostando a su formación que se mantiene vigente, con Víctor Rondón (voz), Nano Moreno (batería, también en MUÑEKI77A), Jon González (bajo) y Carlos David (guitarra), los cuatro residiendo en Argentina, mientras que Raúl Linares continúa su experiencia de vida en Chile y participa activamente en las grabaciones y llegando al país si la situación lo amerita. La propuesta musical de este quinteto se centra en el nu metal con toques de groove metal, metalcore y un poco de deathcore por momentos, lo que termina de denotar el mote de “nu metal extremo” que ellos mismos autoproclaman, y que en este EP, Truth Or Consequences III: Destroyers, exploran un lado más oscuro que lo que se venía viendo en los lanzamientos, con lo cual es lógico que ante mayor contenido de oscuridad, lo musical se torne más extremo o pesado, aunque no necesariamente es un deber ser.
Las letras, que son básicamente obra del vocalista Víctor Rondón, se sumergen de lleno en la complicada condición humana destructiva, explorando sus aspectos más oscuros y controvertidos de esta faceta. El material abre con el contundente mensaje que profesa I, Destroyer, un tema musicalmente a lo FEAR FACTORY, pero que líricamente establece es punto de no retorno donde se entra en conflicto con la arrogancia de la humanidad al jugar a ser Dios y, por su propia naturaleza, elegir el camino del desastre, llevando quizás la bandera del disco en este terreno de la letra, pero no tanto de lo musical. Los riffs sincopados, algo que no es usual en la banda, junto con los breaks secos y una voz que escupe frases ácidas, le da una crudeza impactante para lo que veníamos escuchando en previos lanzamientos, pero que ahora resuenan en la proclamación de que “somos destructores”, por ahí en el marco del EP, se puede pensar que es una verdad inevitable y demoledora. A este potente inicio le sigue Disgraced, un tema de venganza que devuelve el golpe a los detractores con una precisión quirúrgica, manifestada en sus staccatos cortantes, pero con pasajes melódicos que cortan un poco lo vertiginoso del tema, y evocan la época new metalera de MACHINE HEAD (con Rob Flynn portando este polémico peinado). La letra también está cargada de tensión, y se retuerce alrededor de una pregunta que se repite, insistente y punzante: ¿quién está desgraciado?, sembrando la duda y el reproche en ese conflicto planteado inicialmente.
Después, la destilación de odio se toma un respiro y sorprende gratamente con la incursión de Ego trip to Hell, un extenso instrumental donde las guitarras, que suelen ser protagonistas, ceden su rol central para abrir paso a un submundo sonoro dominado por bajos profundos y grooves opresivos, creando una atmósfera densa y claustrofóbica que nos sumerge en la mente del ego descontrolado, y con la sensación paranoica si se quiere, de que en cualquier momento algo va a estallar, volviendo al camino de la visceralidad que recorremos, pero eso no sucede, y se guardan para la explosión final, que es Misanthropy. Y es que el EP culmina con este mantra rítmico que ata todos los cabos sueltos, unificando las ideas expuestas a lo largo del material. Los riffs pesados y abrumadores, se fusionan con unos arreglos sonoros austeros pero efectivos, que preparan el terreno para una carta abierta cargada de odio y veneno dirigida contra todo y contra todos, y termina de forma frenética y abrupta en un grito distorsionado. Pero no hay dudas de que la sentencia final es clara y resonante: somos todos misántropos en potencia, una declaración que desafía cualquier pretensión de benevolencia, y cierra el capítulo de verdades y consecuencias en un punto notablemente más alto que sus predecesores, no porque sean inferiores, sino por la potencia exhibida en este tercer volumen.
Entre riffs que parecen pesar una tonelada y silencios que cortan el aire con una tensión palpable, tal como vemos en la portada el oro no brilla, sino que se derrite sobre las cabezas de todos, en una imagen poderosa que denota la corrosión y la destrucción del poder. Este nuevo capítulo de PRAISE NO ONE es un golpe directo a la conciencia, una obra que se atreve a mirar de frente las sombras de la existencia humana. Con Truth Or Consequences III: Destroyers, la banda no solo consolida su sonido, sino que también establece una charla cruda y honesto con su audiencia, invitándolos a una introspección necesaria en un mundo que a menudo prefiere la evasión del quilombo.
Texto: Luis Gallucci
