SEBASTIAN BACH en vivo en Argentina: “


El viernes 14 de Octubre, SEBASTIAN BACH se presentó en el Teatro de Flores brindando un show estrictamente de covers. Digo covers porque todo el setlist giró en torno a los éxitos de SKID ROW más 4 covers (HENDRIX, RUSH, PAINMUSEUM y ACDC) pero nada de su carrera solista. Si tiene necesidad o no de hacer esto, es algo de lo que no quiero hablar acá.

Este fue uno de esos shows donde hay tanto para decir y a la vez nada; donde se mezcla la visión objetiva con la vivencia subjetiva; el crítico con el fanático; el adolescente con el adulto. Un show que me hace la tarea de cronista más difícil que de costumbre. La razón principal supongo que es que no había visto nunca a este canadiense en vivo a pesar de la cantidad de veces que vino y siempre me quedé con las ganas. Esta vez, tarde quizás, me di el gusto y fui. Partiendo de esta base entonces, tengo que elegir entre contarles lo que ví, escuché y analicé o bien, lo que viví, sentí y disfruté. Sin embargo sería poco serio de mi lado contarles solo una de las partes, así que les voy a contar las dos y luego les voy a decir con cual me quedo yo. Uds harán lo mismo cuando terminen de leer.

Rondando las 21:30hs Bobby Jarzombek (HALFORD, RIOT) tras los parches, Brent Woods (VINCE NEIL) en la viola y Rob De Luca (UFO) en bajo comenzaron a tocar Little Wing (JIMMI HENDRIX) dando paso al aclamado vocalista que desde su entrada fue ovacionado por un Teatro casi lleno. Tras este clasicón muy bien interpretado se vinieron 2 grandes temas del álbum que diera a conocer a este vocalista “Breakin down” y la emotiva balada “18 and life”. Aquí fue donde vivencié la primer contradicción de la noche pues 18 and life es un tema que cada vez que lo escucho, cuando se acerca el clímax y el rubio entona la frase cuyo grito final antecede y se funde con el solo de viola (“he fired his six-shot to the wind, that child blew a child away”) automáticamente se me eriza toda la piel. Esta noche también me sucedió, sin embargo fue la primera vez (de varias en la noche) que BACH no cantó parte de la frase para poder tomar aire y luego lograr el característico grito ya mencionado. Igualmente allí estaba él, agarrando fuertemente el micrófono, gritándole con todo el aire y más que cabía en sus pulmones llevando al público a un estado de euforia inusitado. Y este creo que es un defecto que BACH acarrea desde su época de oro, es un cebado! Apenas había terminado el tercer tema y ya le faltaba el aire por lo que había que bajar un poco los decibeles. Así fue que las dos tremendas baladas “Wasted Time” y Quicksand Jesus” de la placa que posicionara definitivamente a SKID ROW entre los grandes de la época se sucedieron una tras otra. De más está decir que cada palabra fue entonada apasionadamente por un público al cual parecía no importarle nada que al veterano le aflojara la voz o que el sonido era una tremenda bola que no dejaba diferenciar la viola del bajo y ocultara por momentos la voz. Es que sinceramente, el pasado se nos había vuelto encima y los 90s recorrían nuestras mentes acercándonos imágenes y memorias de un tiempo glorioso para muchos de los presentes. Acto seguido, se venía “I remember you” y a poco tiempo de comenzar el tema SEBASTIAN freno a la banda, señalo a alguien en el público y no llegué a entender lo que dijo pero sí quedó claro que estaba pidiendo que lo sacaran del recinto. Sinceramente desconozco si fue por violencia, hurto o abuso de alguna chica pero rápidamente la seguridad del lugar ingresó entre la muchedumbre para agarrar al individuo señalado por el cantante y lo sacaron inmediatamente. Una vez más el carisma del rubio, que ya venía intentando hablar en español desde el comienzo del show (NdeR: cosa totalmente innecesaria) agregó (en inglés) “esta canción es para vos, ya que cuando te saquen de aquí todos dirán “I remember you” y así como si nada hubiese pasado continuaron con la canción antes de llegar al intervalo.

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¿Intervalo?! Sí, leyeron bien! Intervalo. BACH y compañía desaparecieron del escenario al tiempo que sonaba de cortina “Back in the Saddle” (AEROSMITH). Este fue el momento que aprovechó para hacer un cambio de vestuario y recuperar el aire, más que necesario; pues lo que se venía no era poca cosa. Una seguidilla encabezada por la tremenda “Slave to the Grind” que mostraría el costado más salvaje de este personaje, parándose de piernas abiertas, revoleando frenética y eufóricamente el micrófono en reiteradas ocasiones, sacudiendo una melena impecable a pesar del paso del tiempo y no dejando de gritar ni una vez aunque la garganta le pidiera por favor que pare. “Slave to the Grind” se abrió paso entre la gente mediante un pogo sacado y descontrolado que se mantendría luego con “Sweet Little sister”, “Big Guns” y The Threat” para culminar con “American Metalhead” (PAINMUSEUM) cerrando quizás la parte más violenta y enérgica de la noche. La parada de BACH es incuestionable pero debo admitir que la voz ya no está a la altura de lo que quiere ofrecer y la elección del cover de PAINMUSEM en mi opinión fue errada pues las cuerdas vocales le suplicaban piedad y se notó. Tanto es así que aquí el sonidista fue de gran ayuda agarrando las perillas de reverb y sustain poniéndolas al mango para disimular un poco la falta de aire y la consecuente desafinación en el canto de BACH. Por otro lado el sonido no terminaba de acomodarse y seguía oyéndose una cosa amorfa donde no había nada del todo claro. Pero ¿a quién le importaba esto? A nadie! Y así “Piece of me” pasó casi inadvertida allanándole el camino al himno que abre la segunda placa de SKID ROW “Monkey Business” donde el frontman dejó casi todo sobre el escenario. Todavía no entiendo como ese micrófono no se desenganchó del cable y terminó cavado en el techo del recinto. Qué manera de revolearlo, mamita! Pata sobre el retorno, mano izquierda sosteniendo el cable y la derecha agitando en círculos cuál vaquero con su lazo para atrapar al ganado, mientras el pelo subía y bajaba perfectamente coordinado con el micrófono para evitar que se entrelacen y todo termine en comedia! Esa era la imagen. Y ya no quedaba mucho, sin embargo faltaba el postre y las masitas. Tras ese desaforado despliegue de energía, la banda interpretó acertada y correctamente “Tom Sawyer” (RUSH) y, dándole lugar al batero para lucirse un poco SEBASTIAN aprovechó para descansar un par de minutos. Pues tras “Rattlesnake Shake” llegaba el momento quizás más esperado por todos los presentes. El momento en que BACH señalaba su antebrazo derecho y presentaba nada más y nada menos que “Youth Gone Wild” logrando que todo el recinto temblara ante la estridente respuesta del público y el salto unificado al ritmo de la música. Es cierto, no pegó una sola nota de la canción, ya no tenía resto a esta altura del show. Pero no bajó los brazos y continuó con su carisma característico, corriendo, saltando, revoleando el micrófono y agitando como siempre. Después de todo, ante una canción semejante no se podía esperar menos. Eso sí, al reverb y el sustain mencionados anteriormente acá el sonidista también agregó delay. El público quedó más que satisfecho. Ahí arriba no había estado SEBASTIAN BACH, sino SKID ROW. El pasado se nos cayó encima y el viaje fue increíble! Pero como si esto fuera poco, y por si alguno se había dado cuenta que ya el cuerpo no le da para tanto, se despidió nada más y nada menos que con “T.N.T” (AC/DC). Y es imposible no saltar ni agitar frente a un tema de AC/DC y mucho menos ante un clásico como ese. Una gran y estratégica elección para el final de un intenso y emotivo show.

Ahora bien, volviendo al inicio de la crónica, traté de contarles ambas caras de un mismo show. Podría quedarme con la sensación de qué a SEBASTIAN BACH se le pasó el cuarto de hora, que ya la garganta no le da para cantar más de tres temas seguidos y que necesita de un intervalo para poder seguir adelante. Que necesita de la ayuda del sonidista para tapar errores y evitar frases para tomar aire, así como “hacer que” deja cantar al público porque el ya no tiene resto. Podría pensar que recurre a un setlist integrado completamente por canciones de SKID ROW porque de otra manera no llenaría ni un Roxy y que ya es hora de que se retire y deje tranquilo al pasado. Sin embargo, no me llevo absolutamente nada de eso a casa. No! Me llevo la imagen de uno de los frontmans más carismáticos de la escena, una de las mejores voces que haya dado el Hard Rock y la actitud del Rock en carne propia! No importa si tenés 15 0 60 años, si vivís el Rock lo vivís con la misma intensidad y este tipo lo sabe mostrar. Sabe que lo más importante que hizo en su vida fue con SKID ROW y fue una parte clave de aquella gloriosa banda, entonces no está mal que siga manteniendo viva la llama! No importa que desafine o que le falte el aire, nadie estuvo allí para ver una catedra de canto sino una clase de Rock y eso fue lo que recibimos! Pelos al viento, la pata apoyada en el retorno, un micrófono incansable volando por el aire, una interacción permanente con el público y todo siempre con la sonrisa característica de quien ama y disfruta lo que hace!

Conclusión: uno ve, escucha, siente y vive lo que quiere; uno elige que rumbo tomar aunque esto vaya, a veces, en contra de toda lógica. En Síntesis…Rock and Roll! Y vos ¿con que versión te quedás?

Texto y videoEstanislao Aimar

FotografíaSebas Michia

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