SÓLSTAFIR en vivo en Argentina: “Cautivos del deshielo”


Cautivos del deshielo

Seguramente si estás dentro de la escena metalera nacional e internacional, te preguntarás una y otra vez la cantidad de vertientes que el género en sí puede tener, como así también la forma en que te sorprenden y hacia dónde van migrando los sonidos con el correr del tiempo. Y si ahondamos un poco más en el tema y hablamos de su origen, también diverso lo es; basta con ver hasta a algún país ortodoxo musulmán con bandas del género despuntando el “en vivo” como pueden y en algunos casos cuando el gobierno los deja. Cuestión que lo que parecía extraño alguna vez, hoy ya no lo es, ya que la realidad nos ha mostrado que desde los lugares más recónditos hay bandas que editan materiales y lo salen a compartir por el mundo como lo fue en este caso, entre tantos más. Islandia es el país y SÓLSTAFIR, la banda, probablemente de las más relevantes dentro del género en su no tan larga historia como República, de esas que con una propuesta completamente distinta tuvieron la chance de llegar a la Argentina el pasado Viernes 15 de septiembre a mostrar un poco lo que hicieron y hacen.

Lógicamente no debe de haber muchos locos en el mundo que se jueguen a traerlos sin pensar mucho que pueda suceder, a pesar de que lo sucedido, sucedido está, así que meritorio primer poroto para su organizador quién, si de datos concretos hablamos, no logró poca cosa al meter alrededor de 520 almas cargando el recinto de Niceto. Pero más allá de eso, lo que acá siempre nos convoca, es dar una mirada bajo nuestro modo de lo visto, oído y sentido y teniendo como anhelo poder transportarte hacia ese instante. Y es así, señoras y señores, que eventos como el presenciado son de esa clase de shows donde no sabés cuanta gente podía ir, con que estilo, con qué onda o bien quizás lo haya sido bajo el tópico “vamos a ver qué onda con estos Islandeses” que un día decidieron bajar a Sudamérica y visitar por primera -y quizás única- vez la patria Argentina.

La cosa arrancaría un poco más tarde de la normal con TITO FARGO DUB STATION como soporte de la historia. Sí, él, su viola y la famosa cajita sintetizadora de sonidos. Nadie más. Y la verdad fue un show muy loco, donde hasta con cantos de por medio atravesados por una voz con la gravedad suficiente, mostró su sentido más oscuro y porque no ecléctico. Ya habíamos tenido la chance de hablar en el portal de ARARAT, banda de la que forma o formó parte, dado que se han llamado a silencio desde hace un tiempo, que independientemente de eso, se las ingenió para seguir con su carrera solista y dar este tipo de banquetes, a capa y espada, que en similitud a relacionas frases cual “solo como loco malo”, algo tuve de ser. TITO (ex SUMO, REDONDOS) fue la intro necesaria para que la principal haga lo suyo, para que nuestros cuerpos y mentes se acomoden con algo de alcohol combinado porque no con el algo de humo de por medio. Pasada la historia llegaría finalmente SÓLSTAFIR alrededor de las 22 horas y darían un show mágico, de esos que transportan.

Y hablo de transportar ya que la verdad es que a veces uno se queda corto cuando le toca expresarse acerca de shows que terminan siendo distintos. Y éste show definitivamente lo fue, ya que lo que parecía (revisando previos setlist) algo de tirón corto, terminó siendo un largometraje de una duración razonable, mostrando en nueve temas un poco de cada disco. La historia es que estos Islandeses, empecinados en mostrar algo distinto lo hicieron. Encumbrados en su lenguaje natal (del cual creo que habría traductor alguno cerca que nos dé una mano para ver qué dicen sus letras) manejan su propuesta en estudio de una manera poco convencional y llevan esos estadios al en vivo de una manera genial. Al fin y al cabo, qué cuerno pueden importarnos sus letras, si la música lo dice todo, lo canta por si sola, situación que dónde a pesar de que nos esmeremos en traducir una frase, mejor siempre es decodificar sus sonidos.

Sinceramente creo no sabíamos con que nos podíamos encontrar previo al show, ya que si bien las canciones son largas tienen mucho artilugio de por medio que a veces en el vivo muchos de los detalles traídos del estudios pueden perderse; no fue el caso por suerte, estos pibes tienen con que darle. Es más, si hacemos memoria estamos ante una banda que arrancó con una propuesta extrema (más emparentada con raíces blackers) y hoy en día no hacen más que navegar los sonidos de la modernidad mostrando un post rock, post black de características endémicas, cual arbusto Patagónico. La onda de la banda, sus sonidos, su vestimenta, los riffs… que se yo, un mundo, creo que faltaba alguna proyección visual de fondo y cartón lleno.

Musicalmente fue un show re copado, y desde la moderna “Silfur-Refur” de toque nos llevaron hacia ese laberinto musical del cual no pudimos salir hasta pasadas las 23. Nos enredaron con música y más música, con Aðalbjörn Tryggvason como figura relevante de por medio, un cantante que más allá de su imponente altura, impone con sus gestos y ademanes y que contrariamente a lo que uno pudiera pensar, hasta tiene consigo dotes de chistoso, como cuando dijo: “…pensé que íbamos a ser 25”. Bueno, la cuestión es que volamos, navegamos y nos comimos un show hermoso. El sonido siempre ayudó, aunque quizás le hubiera pedido un poco más de llegada al volumen de los platos, artífices de lo que la banda genera en estudio, con volúmenes que suben y bajan una y otra vez, dándole ese toque especial a la cosa, a lo SÓLSTAFIR.

Había sonado la instrumental “Náttfari” (2005) también y de acá en adelante recorrían un toque de “Berdreyminn”, “Otta”, “Köld” y “Svartir Sandar” y entre medio de cuelgues, miradas que iban hacia el más allá la banda desenfundaría sus armas, para por momentos transportarnos a una sesión introspectiva, casi celestial. La genial “Ótta” mucho de esto nos dijo o bien la prolongada “Náttmál” nos haría viajar, que ante la ausencia en vivo del teclado ese tan particular que la reviste en estudio, la banda con total crudeza pudo re-manifestar los locos sonidos y momentos creados. Y no sé si a ustedes les pasó, pero en todo momento mientras los miraba me trasladaba a sus grandes videos y trataba de revivir forzando a mi memoria muchos de los pasajes y paisajes mostrados, pata elocuentemente fuerte en la banda. Escuchar en vivo a “Djákninn” o bien a “Fjara” no hicieron más que generarme eso.

Hubo por otro lado un gran trabajo de sus músicos quiénes si bien ocuparon sos lugares casi permanentemente (salvo su cantante) fueron una sólida base, argumentada por el trabajo que podía hacer el colorado Svavar Austmann con su potente bajo Rickenbacker o bien al casi perfeccionista desarrollo guitarrístico expresado por Sæþór Maríus Sæþórsson contemplando todo lo que podía hacer su reciente incorporación Hallgrímur Jón Hallgrímsson en la batería. Fenomenales ejecuciones fueron también las del hit del último disco “Ísafold” y la homónima “Svartir Sandar”. Y así fueron creciendo, cual espectáculo indicaba casi sin parar y vociferando todo desde muy abajo, explotando por momentos como una bomba de rebotes continuados. Con un final para enmarcar con “Fjara” el increíble y prolongado “Ohhhhhh ohhh ohhh ohhh, oh, oh” de la gente durante y después de la ejecución pidiendo que la banda vuelva a escena y llegue finalmente “Goddess Of The Ages”, con Aðalbjörn caminando por sobre encima de la gente entre medio y al finalizar la canción, donde a fuerza de buen equilibrista gesto cálido y poco Islandés sentimos que no hizo más que nos deje a todos con ganas de al menos dos bises más.

Recuerdo cuando empecé a escucharlos hace algunos años atrás y pensaba en lo complejo que sería poder verlos en nuestro país, que nadie se jugaría a traerlos o bien que seríamos pocos los que los escucharíamos. Bueno, la realidad me mostró otra cara, donde a fuerza de cantos Argentinos traídos de la tribuna y ante la atónita mirada de sus músicos tratando de entender lo que se expresaba, más me daba que pensar, ya que si de sueños hablamos ellos nunca habían sentido que los podrían acompañar así. Me pareció raro que no hayan expresado algo a través de las redes sociales de lo que sintieron tocando acá, como si lo hicieron en otras localidades, no sé, al menos desde abajo se sentía fuerte, también distinto. Quizás sea bueno que vuelvan, ya que si ésta fue la entrada principal, el banquete puede que esté servido por los tiempos de los tiempos, como sus sonidos, emblema de lo no convencional. Lo que parecía poco, mucho llenó. Nos vemos en Islandia.

Texto: Hernán Mazón

Fotografía: Estanislao Aimar

Agradecemos a Sofía Conti vía Tribulaciones por la acreditación al evento.

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